Si me amas apacienta mis ovejas, eso es en otras palabras lo que Jesus le dice a Pedro y lo que nos dice a cada uno de nosotros. Jesus amo tanto a Pedro que lo fue a buscar para restaurarlo, y nos ama tanto a nosotros que va en nuestra búsqueda.
15 “Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos.
16 Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
17 Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas”
Este pasaje de Jesús en esta charla que mantiene con Pedro tiene un trasfondo que analizaremos ahora para poder comprender porque las preguntas que parecieran insistentes de Jesús.
Aquella persona que entrega su vida a Dios, es alguien que su corazón será movido a servir y llevar su palabra.
El amor es el principal ingrediente para servir a Dios, en la escuela del Señor nada funciona como en el mundo.
El Señor no mirara cuanto sabes tú de la palabra de Dios, y no se fijara en si fuiste a la escuela teológica. Pero si examinara tu corazón y amarlo es el primer paso para ser su discípulo.
Dios te capacita en el camino a través del Espíritu Santo y el hambre que entrara a tu corazón por su palabra será la que te lleve a conocer más y más de Él.
Esto no significa que no debamos capacitarnos, claro que sí, los hijos de Dios debemos ser excelentes y mostrar la excelencia en todo lo que hacemos, sea lo que sea, y prepararnos es algo fundamental.
El amor por El, es el principal ingrediente que tenemos que tener para servirlo.
Jesús le pregunta tres veces a Pedro, me amas? Si nos vamos un poco para atrás en el evangelio, recordamos que Pedro negó a Jesús tres veces en el momento de que Jesús es arrestado.
Pedro amaba a Jesús, a pesar de haberlo negado, es un creyente como tantos otros, como cualquiera de nosotros que en su humanidad, el temor o su propia debilidad lo llevo a fallar.
Y muchos de nosotros fallamos al igual que lo hizo Pedro, y si el enemigo te ha intentado convencer que por haber fallado Dios te ha desechado , el Señor te responde que eso no es así, si fallaste, Jesús te restaura y te vuelve a enderezar.
La pregunta, Pedro me amas? Apacienta mis ovejas. Tres veces esta pregunta, algunos teólogos afirman que se lo pregunto por cada vez que Pedro lo negó.
El Señor está interesado en limpiarte, restaurarte y colocarte nuevamente en el camino correcto, en levantar tu cabeza y colocarte en la brecha para que pastorees sus ovejas.
Deja ya la culpa, no abraces la derrota, porque El Señor te pregunta hoy, me amas? Apacienta mis ovejas.
En otras palabras, sacúdete el polvo del desánimo y apacienta las ovejas del Señor, ponte a cuenta y que tu vida pueda ser usada por El para bendecir a tantas personas que aun hoy no conocen a Jesús.
Todos hemos sido llamados, y Dios no rechaza a nadie, a ninguna persona que le ama de verdad.
Que belleza es ver a Jesús actuar en las vidas, Él se encargó de poner a Pedro nuevamente en el lugar de discípulo que no perdió a pesar de que se calentó en una hoguera equivocada donde termino negando a su Señor.
Pero días más tarde también en una hoguera, pero esta vez preparada por Jesús, El hace arder nuevamente el corazón de Pedro y lo restaura.
Y el broche de oro de su restauración, es esta directa pregunta y esta orden directa del Señor. Que no es más ni menos que el encargo del Señor diciéndole Pedro me amas? Bien, encárgate de mis ovejas.
Conclusión:
El Señor te pregunta hoy, me amas? Y si tu respuesta es sí, acto seguido Él te llama a servirlo.
Si has fallado, si eres un siervo o sierva de Dios y por alguna razón te enfriaste, o te calentaste alrededor de carbones calientes que no te convenían, o caíste, Jesús desea restaurarte.
Él es experto en limpiar heridas, lavar pecados y colocar en el camino correcto a todos.
Pedro, me amas? Apacienta mis ovejas.
Pon tu nombre en esa frase, y respóndele al Señor. Él te recibe con los brazos abiertos, ya no se acuerda de lo que paso y te restaura.