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Salmos 42:1-8 Mi alma tiene sed de Dios.

Nuestra alma tiene sed de Dios, y es saciada cuando clamamos a El.

Asi como el ciervo brama por agua, debemos clamar

“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?

3Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche,

Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?

4Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí;

De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios,

Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta.

Alaba alma mia al Señor

5¿Por qué te abates, oh alma mía,

Y te turbas dentro de mí?

Espera en Dios; porque aún he de alabarle,

Salvación mía y Dios mío.

6Dios mío, mi alma está abatida en mí;

Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán,

Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.

7Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;

Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.

8Pero de día mandará Jehová su misericordia,

Y de noche su cántico estará conmigo,

Y mi oración al Dios de mi vida”

Un Salmo que es una oración.

Que belleza de salmo que nos ha regalado David, es que no hay palabras para describir más de lo mucho que contiene cada uno de sus versos.

No solo es un cantico de amor y clamor por el Dios en quien confía, sino que es una perfecta descripción de lo que vivimos y sentimos cada uno de nosotros en la lucha de nuestra vida.

Buscando información acerca de los ciervos, descubrí que en el verano ellos braman por agua no solo por tener sed, sino porque su sudor despide un olor que los delata frente a los depredadores con los que convive, por lo cual necesita el agua para refrescarse de manera desesperada si quiere sobrevivir.

Así es nuestra alma que necesita a Dios desesperadamente, y solo Él puede hacernos sentir plenos.

Nuestra alma tiene sed de Dios, busca esa fuente de agua viva que viene del cielo.

Dios es la fuente de agua viva

David describe que en medio de sus aflicciones muchos le preguntan dónde está tu Dios? Y cuantas veces nos sucede a nosotros?

Cuantas lagrimas a veces derramamos por aflicciones o injusticias. Pero David sabía el Dios que tenía y que jamás lo había dejado.

Muchas veces nuestra alma esta como dormida, y se entristece, pero háblale como David lo hacía y pregúntale “porque te abates?”. Él se decía a sí mismo, “espera en Dios porque aun he de alabarle”

En otras palabras, no estés tan triste ni te duermas alma mía, porque la salvación vendrá y aun tendré mucho tiempo para alabar a mi Señor.

David sabía que la misericordia de Dios es para siempre y que estaría allí para él, podían pasar todas las tormentas o atravesar cualquier desierto, pero el Dios de los ejércitos acudiría en su ayuda, siempre.

Busca a Dios y clama a Él, porque no hay otro lugar mejor, porque si el Dios de los cielos y la tierra está contigo, quien contra ti?

Nuestra alma tiene sed de Dios, pero su palabra dice en Juan 4: 14 “más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”

Él sacia tu sed

Por lo tanto, si te acercas a Cristo no volverás a estar sediento, buscando un poco allá y un poco en otro lado, intentando saciar tu alma con cosas sin lograrlo.

Todos los seres humanos buscamos llenar el vacío y saciarnos, con algo bueno, o malo, si no tienes a Dios tu alma buscara con que llenarse, si o si.

Ese es el momento en el que de pronto, vemos como las personas andan como ondas de mar, para aquí y para allá sin saber qué hacer con sus vidas.

Elige saciar tu sed de una vez y para siempre, ve a la fuente, mira al cielo y recibe a Jesús como tu Señor y Salvador y lo imposible será posible.

Porque Él es el Dios que sacia tu sed, que llena de bien nuestra boca, que levanta al caído, sana al enfermo, restaura al que estaba destruido, y ante quien los cielos y la tierra se pone de rodillas.

Ese Dios te está diciendo hoy, si tu alma esta sedienta, aquí estoy, bebe de mí y tendrás vida eterna.

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