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1 Samuel 16:14-23 Llenos de su presencia

Cuando somos llenos de su presencia, somos bendecidos y somos de bendición

14 El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová.

15 Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, un espíritu malo de parte de Dios te atormenta.

16 Diga, pues, nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él toque con su mano, y tengas alivio.

17 Y Saúl respondió a sus criados: Buscadme, pues, ahora alguno que toque bien, y traédmelo.

18 Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él.

David había sido entrenado por Dios y era lleno de su presencia

19 Y Saúl envió mensajeros a Isaí, diciendo: Envíame a David tu hijo, el que está con las ovejas.

20 Y tomó Isaí un asno cargado de pan, una vasija de vino y un cabrito, y lo envió a Saúl por medio de David su hijo.

21 Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él le amó mucho, y le hizo su paje de armas.

22 Y Saúl envió a decir a Isaí: Yo te ruego que esté David conmigo, pues ha hallado gracia en mis ojos.

23 Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él

La música nos conecta con el Señor y su presencia

David era un joven como ya hemos visto en otras charlas de apenas 16 años, era un pastor de ovejas,  músico pero entrenado por Dios en la soledad del campo.

Lo que hacía a David diferente es que pasaba mucho tiempo en la presencia de Dios, y cuando alguien busca en forma permanente al Señor, esa presencia se deja ver.

Saúl había sido desechado por Dios, en una decisión muy dura pero justa del Señor, ya que su corazón se había apartado de su camino, y por esta razón, la biblia nos cuenta que espíritus lo atormentaban.

Aun Saúl estaba reinando en medio de toda esta tormenta espiritual y un día manda a traer a David luego de enterarse que además de tocar muy bien, la presencia de ese Dios estaba con él.

Cuando la presencia de Dios llega, hay paz

Lo cierto es que cada vez que Saúl era atormentado, David tocaba y la presencia del Señor aliviaba el dolor de Saúl.

Es que cuando somos ungidos por El, y cuando buscamos incesantemente del Señor, entonces su presencia va con nosotros y nos respalda en todo lo que hacemos.

Cuando somos llenos de su presencia, los muros caen, las cadenas de opresión se cortan y no hay fortaleza espiritual que se pueda mantener.

Busquemos cada día ser llenos de Él, de modo que no solo seamos bendecidos nosotros sino que podamos ser de bendición para otros.

Podemos servir y hacer muchas cosas para Dios, pero, si no lo buscamos, si no oramos, y la presencia de Dios no está con nosotros todo lo que hagamos no será respaldado por El.

En la oración somos llenos de su presencia

Pero si lo ponemos en primer lugar en nuestra vida, esa presencia ira con nosotros donde sea que vayamos.

David había sido ungido por Samuel y sabía que el plan del Señor era establecerlo como rey, pero a pesar de ello, se dejó guiar por Dios, y sirvió a Saúl que estaba atormentado y con su corazón lejos de Dios.

Cada vez que David tocaba y alababa a Dios se libraba una batalla espiritual y eso mismo sucede hoy día, cada vez que oramos o alabamos a Dios hay una batalla espiritual.

En la alabanza somos llenos de su presencia

David estaba seguro de todo lo que hacía porque sabía que Dios estaba con él, sabía que no luchaba solo.

Si peleamos contra el enemigo sin Dios de nuestro lado, seremos derrotados.

Pero si nos plantamos llenos de la presencia de Dios en nuestra vida, y batallamos tomados de Su mano, venceremos.

Llama la atención que a pesar de esto, Saúl no era libre del todo, dice que solo se calmaba, no era libre porque su corazón no estaba dispuesto a ser obediente a Dios.

Conclusión:

La bendición y la libertad total en una vida depende, en gran parte de la obediencia al Señor.

Aun así,  por la presencia que iba con David, él era aliviado en momentos duros, así de grande es la misericordia del Señor.

Cuando somos llenos de su presencia, todo lo que hacemos brilla y los que nos rodean son bendecidos.

Busca llenar tu vida del Señor y su presencia ira contigo a donde quiera que tú vayas.

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