Una vida de fe, esa es la forma en la que podemos describir a quien también fue llamado el padre de la fe, estoy hablando de Abraham, su confianza en Dios, es un ejemplo para todos nosotros.
12 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Padre de multitudes.
Abram, a quien posteriormente Dios le cambio el nombre para pasar a llamarse Abraham, que significa padre de multitudes, es un gran ejemplo de fe y confianza en el Señor, es significativo como Dios lo nombra como padre de multitudes a un hombre, al cual su esposa era estéril.
Es que Dios llama lo que no es, como si fuese, y sus tiempos no son los nuestros.
Dice la biblia en Hebreos 11:1, “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
Dios no veía aun el cumplimiento de lo que se le había prometido, pero sabía con certeza lo que le esperaba.
En este pasaje Dios le dice a Abram que se vaya y le hace una promesa, que hará de una nación grande, y sin objetar, sale guiado por Dios y sin hacer preguntas.
Cuando queremos seguir al Señor, a nada podemos estar atados, vivimos tiempos de cambios, el mundo está cambiando por los últimos acontecimientos, pero la iglesia no se queda inmóvil, necesitamos transformarnos y adaptarnos, pero jamás perder la esencia.
Cree las promesas y aférrate a ellas.
Si Dios te dice que te muevas, hazlo, confía en las promesas y en el poder de aquel que te llamo de tinieblas a luz.
Abraham fue probado como ninguno de nosotros lo fue, y se le pidió algo que jamás a ningún ser humano se le ha pedido, y fue que llevara a ese hijo por el cual tanto espero a un altar para ser sacrificado.
Que habrá pasado por el corazón de Abraham siempre me lo pregunto, pero ese mismo hombre que cuando Dios le dijo vete de tu tierra, tomo todo lo que tenía, su casa, su ganado, su esposa y salió con un rumbo solo conocido por el Señor, del mismo modo cuando se le pidió a su hijo salió con él.
Y estaba dispuesto a la obediencia al punto de sacrificar al ser que más amaba en la tierra, pero, recordaba perfectamente la promesa de Dios, y además lo conocía.
Y este es un punto importante, conocía a Dios en profundidad como a un amigo, lo conocía y le creía.
En Génesis 15:4-5 dice “4 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará.
5 Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.”
Abraham sabía que su descendencia vendría de Isaac.
Esta palabra dada a Abram mucho tiempo antes de que caminara con su hijo Isaac, rumbo a aquel altar de sacrificio, era una promesa en la que el confiaba, y si Dios había prometido que como las estrella que son incontables seria su descendencia, el no sabía cómo, pero Isaac viviría.
La historia nos cuenta, que Dios no permitió que Abraham matara al niño, sino que se proveyó un cordero para el holocausto, solo estaba siendo probado a un extremo que ninguno de nosotros lo será.
Y sorprendentemente, te agrego un dato muy interesante, para que veas que ningún detalle es al azar, y que a Dios nada se le escapa, en ese mismo lugar, muchos años luego, Jesús es el cordero perfecto entregado por nosotros.
Si Dios te ha hecho una promesa, créele y aférrate a ella, muchos obstáculos pueden interponerse en tu camino, pero no mires tu dificultad, mira la promesa.
Tú tienes promesas para tu vida.
Y no hay ninguno de nosotros que podamos decir que no tenemos promesas de Dios, hay un libro lleno de ellas que es la palabra de Dios misma, léela, conócela, y hazte dueño de ellas.
Mira los cielos, en el Salmo 19:1 dice “los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos”.
Ese Dios es el que los cielos no pueden contener y que muestran su gloria, si él ha hecho las estrellas, las galaxias, cuanto mas no puede glorificarse en tu problema.
Si estas orando por una causa y aun no ves la respuesta de Dios, cambia tu oración, pregúntale a Dios que es lo que debes aprender de lo que estás viviendo.
Conclusión:
Cuando Dios promete no se desdice, él no se contradice jamás, por eso Abraham estaba tranquilo, porque lo conocía de cerca, y sabia de la fidelidad de sus palabras.
Y ese es un punto importante, y es que la única forma en la que conocemos a Dios es acercándonos a Él y teniendo con El una relación.
Acércate al Señor, entrégale tu corazón, si nunca lo has hecho, repite conmigo esta oración que puede cambiar tu vida, “Señor, perdona y límpiame de todo pecado, recíbeme como tu hijo/a y hazme una nueva criatura, y enséñame a confiar en ti, en el nombre de Jesús, Amen”.
No dudes que el Señor tiene tu vida en sus manos, confía en El y El hará.