Dios tiene promesas para ti en este año que ha comenzado, no importa lo que oigas a tu alrededor o lo mal que pueda estar todo a tu alrededor.
11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
12 Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré;
13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.
14 Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.
La promesa vino en momento de cautiverio.
Este es un pasaje muy conocido entre los cristianos, y una promesa que la conocemos de memoria aquellos que somos parte del cuerpo de Cristo, o de una iglesia.
Pero cuantas veces no nos hemos puesto a pensar en qué contexto esta promesa vino para su pueblo, este pueblo que estaba cautivo en Babilonia y que estaba pasando tan mal.
En medio de tanta oscuridad Dios le da a Jeremías una promesa para su pueblo, y cuantas veces como a este pueblo, nos pasa con todo lo que vemos hoy día, viviendo en medio de una pandemia mundial, cuantas veces pensamos “donde esta Dios que no ve o no interviene”.
Es que El si ve, y sabe perfectamente lo que está sucediendo, pero, así como nos ha dicho que Él no nos evita pasar por los desiertos, también nos ha dicho que pasara con nosotros.
Dicho de otra forma, nada de lo que sucede a tu alrededor, o quizá lo que te sucede a ti o a tus seres queridos será un estado en el que te quedaras, vas a pasar por este tiempo difícil, pero pasaras al otro lado, porque Dios tiene pensamientos de paz y de esperanza para ti.
El desea bendecirnos.
El desea darnos un futuro mejor, que esté presente en el cual estamos, y no importa cuán grave sea el problema, nosotros no vemos la salida, pero, Él tiene todas las puertas abiertas.
Esta promesa fue dada a un pueblo en un contexto de crisis, de exilio, de cautividad y esta promesa es dada a tu vida por Dios en este momento en el que quizá no la estés pasando tan bien.
Lo que estás pasando no es el final, el final es el que tiene Dios para ti, lo que está por delante es mejor que todo lo que esta atrás, lo que tienes delante es un futuro lleno de esperanza y paz en Dios.
Pero para encontrar, tienes que buscar, y buscar bien, buscar a Dios.
Muchas veces Dios nos incomoda con algo, con el fin de que nos movamos, Dios no quiere que te quedes en la cautividad o en el letargo, sino que quiere movilizarte por lo cual muchas veces te incomodara para que busques más de Él, y para que te sometas a Él, a fin de poder bendecirte.
Dios tiene intenciones y planes con tu vida, estas en sus pensamientos, Dios se acuerda de ti.
El no olvida tus necesidades, ni tampoco ninguna de tus peticiones, nada está fuera de su control así como nada de lo que sucede esta fuera de su rango visual.
Conclusión:
El Señor te ve, y te oye, pero, si tú necesitas de Él, debes buscarlo, y es entonces, y solo entonces cuando se hará presente y te abrazara como solo un padre amoroso puede hacerlo.
Nuestro Dios tiene planes increíbles con nosotros, que no alcanzamos a imaginar, pero, a veces por miedo, no los llegamos a alcanzar, porque no confiamos lo suficiente y entonces abortamos procesos de Dios, o los enlentecemos.
No te demores en clamar al Señor si te encuentras en dificultad, porque es una promesa para nuestras vidas el hecho de que si lo llamamos, El acudirá a nuestro llamado.
“Clama a mí y yo te responderé” dice Jeremías 33:3.
Él es el mismo, ayer, hoy y por los siglos, búscalo y se dejara encontrar por ti.