La honra a los padres, es algo que hoy día no se ve demasiado, pero, que a los ojos de Dios sigue siendo importante, porque Dios es el mismo, ayer, hoy y siempre.
2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;
3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
Mandamiento con Promesa.
Este es un pasaje muy claro, y es como bien dice el verso 2, el primer mandamiento con promesa de parte de Dios para todos.
En medio de un mundo en crisis por causa de las mutaciones que se han generado en base a torcer todo aquello que fue ideado por Dios en diferentes aspectos, es necesario que se levante una generación que comprenda la bendición que encierra la honra a los padres.
La honra a los padres no es en base a los buenos o malos que estos sean, sino porque son tus padres.
Y entendamos bien y separemos los conceptos, si tú vives con padres que ejercen sobre ti violencia, física o psicológica, o abusos, tú no tienes que guardar silencio y es necesario, y es algo que el Señor apoyara, debes exponer esta situación y debes ser libre de esto.
Es importante que entiendas la diferencia entre honrar y aceptar cualquier tipo de abuso, que no debes aceptar ni callar.
No estás obligado a guardar silencio ante el abuso, eso es importante que lo sepas, el Señor estará contigo porque conoce todas las circunstancias, si estas sufriendo maltrato o abuso de cualquier naturaleza, y espero que sepas discernir lo que es verdadero abuso entonces, debes ir y denunciar esta situación.
Mas te diré, tú puedes denunciar tu situación de abuso sin pasar por encima los mandamientos del Señor, porque a pesar de que denuncies una situación de abuso, no tienes porque en tu interior dejar de honrar y respetar la figura de padres, o en otras palabras no guardar rencor y orar por ellos.
La honra y el respeto esta y nace en nuestro interior a pesar de todo.
Estamos hablando aquí, del corazón y de las actitudes que debemos tener para con nuestros progenitores en contextos normales, y lo que Dios mirara siempre es el corazón con el que hagamos todas las cosas.
Tu conducta para con tus padres, tus reacciones y tu forma de sentir y hacer con ellos, te calificara para llevar adelante las cosas en la casa de Dios.
La relación o tus modos con ellos, más allá de los de ellos contigo, serán los que Dios mire, y serán los que traerán a tu vida las promesas encerradas en estos versículos.
Te ira bien en todo.
Nada más ni nada menos que eso es lo que te promete el Señor, si honras a tus padres, te ira bien, y tendrás larga vida en la tierra.
Quien no quiere que le vaya bien en la vida?
Todos queremos que nos vaya bien, todos queremos bendición para nuestra vida, este es un principio básico que debemos aprender y poner en práctica.
Honrar a nuestros padres, es casi como saber honrar a nuestro Padre celestial, si no honramos a quien vemos, como será que sabremos honrar a quien no vemos aunque sepamos que esta?
Si tú no eres bueno con tus padres y con las cosas que tus padres te brindan, como serás bueno con las cosas del Señor?, si no sabemos cuidar aquello que nos dan nuestros padres, como sabremos cuidar de lo que Dios nos dé?
Son preguntas en las que sería bueno que meditemos, y veamos si realmente estamos cumpliendo este principio.
Quizá tú puedas contestarme, “tu no conoces a mis padres, no sabes cómo me han hecho sentir o todo en lo que se han equivocado”, y es verdad, no siempre tenemos padres buenos, y no siempre estamos en un entorno ideal.
Pero eso no nos exime de ser respetuosos, podemos alejarnos de alguien que nos maltrata sin que eso signifique guardar rencor y con eso pecar, podemos no acompañar las acciones que vemos que son malas, pero sin entrar en la rebeldía o en la falta de respeto.
Tú debes cuidar tu conducta delante de Dios, y no la de los demás.
Y quizá en esto está incluido no solo nuestros padres, sino un poco la idea es que entendamos que nuestras actitudes no pueden ser el producto de las actitudes de los demás.
Si vemos que alguien no hace las cosas bien, no puedo yo pegarme a quien camina mal, pero no por eso puedo ponerme en el lugar de Dios y juzgar y levantar mi voz, más bien debo orar y exhortar, y mucho más si son mis padres.
Si quieres servir a Dios debes atender a esta palabra muy atentamente.
Para alcanzar el llamado y el propósito de Dios sobre nuestra vida es necesario y primordial que honremos a nuestros padres, que les demos un alto valor.
Honrar es respetar, poner en un lugar especial, mirar a los padres no como nuestra vista dice que son, sino como Dios dice que son a pesar de sus errores.
Es que como humanos se nos hace difícil honrar a quien conocemos profundamente y a quien le estamos mirando los errores, por eso es importante mirarlos a través de los ojos del Señor, y a través del filtro de la palabra de Dios.
Si han sido malos padres o las ves de fracaso en fracaso, eso no te da el derecho de no respetarlos, míralos con la obediencia a la palabra de Dios, y más allá de todo dales el respeto y la honra que la palabra de Dios te dice, porque eso traerá bien a tu vida.
Jesús a pesar de ser Dios, honro y obedeció a sus padres terrenales.
En una ocasión siendo adolescente se fue a predicar al templo sin decirles a sus padres y se fue 3 días, obviamente María y José lo buscaron por todas partes y cuando lo encuentran, María le dice “porque nos has hecho esto?”.
Y más allá de que Jesús les dijo que estaba ocupándose de los asuntos de su Padre, El sabía que aún no era el tiempo, tenía apenas 12 años por lo cual, se sujetó a sus padres y volvió con ellos en obediencia.
Él es el modelo de hijo que debemos tener, si Jesús, siendo Dios, que podía si quería seguir haciendo lo que estaba haciendo, entendió que en su humanidad y su corta edad, su lugar era al lado de sus papas y en obediencia, y se sujetó.
Aun cuando el tiempo paso y estaba en la cruz, y a sus pies estaba María y estaba Juan su discípulo, él se ocupó de no dejar desamparada a su madre, estaba desangrándose en la cruz, pero ocupandose del futuro de Maria, ignorando el dolor que estaba pasando, estaba dejando a su madre a cargo de Juan.
No mires los defectos.
Por más que los veas, imperfectos o lejos de lo que hubieras deseado que fueran, ámalos y hónralos, perdónalos si debes hacerlo y no guardes en tu corazón un sentimiento que te aleja de Dios.
Aun cuando debas estar lejos de ellos si fuera el caso, aun en esa condición preocúpate de orar por ellos, y si estas cercan obedécelos en amor y cúbrelos en oración.
Conclusión:
Quizá no logres que cambien con tus palabras, pero Dios obrara a su tiempo, el Espíritu Santo es el que obrara, no nos corresponde a nosotros hacer la tarea de Dios, ocupémonos de hacer nuestra parte.
Si estás leyendo esto y tienes en tu corazón algo que no es un buen sentimiento hacia tus padres por la razón que sea y Dios la sabe, ponla delante del Padre celestial, porque tú debes sanar para que te vaya bien y tengas larga vida.
Entrégale al Señor tu corazón, dile conmigo “Señor límpiame y perdóname, hazme de nuevo, pon en mi tu corazón y tu mirada, me entrego a ti, en el nombre de Jesús, Amen”.