Biblia, Versículos

Génesis 32:26-28. Procesos necesarios.

Procesos necesarios son aquellos que vivimos y en los que en medio de los mismos Dios trata con nuestra vida.

26 Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.

27 Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob.

28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel;[a] porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.

Los procesos son necesarios para poder crecer, hay luz al final del camino, Jacob lucho y al final del proceso recibio un cambio de vida, un cambio de nombre.

Jacob en el final de un proceso.

En el artículo anterior del día de ayer, titulado “El quebrantamiento”, vimos a Jacob luchando con el ángel de Dios, y esta es la continuación de este pasaje, que vale la pena terminar.

Hay una definición de proceso que encontré, que me gustó mucho, proceso es un conjunto de operaciones a los que se somete algo o alguien para transformarlo.

Jacob desde el día que robo su bendición a su hermano, se fue huyendo de su casa, luego se casó pero tampoco fue con quien quería, y tuvo que trabajar años para poder conseguirla.

Desde que salió del abrigo de su madre, estaba huyendo y en un proceso de transformación y cambios, en los cuales lucho hasta llegar al lugar donde Dios quería tenerlo y del modo que Dios quería que estuviera.

Un lugar incómodo.

Hoy en día conocemos muy bien esa famosa frase que habla acerca de la “zona de confort”, y lo cierto es que a veces Dios también nos saca de nuestra zona de confort y terminamos en un desierto o durmiendo en una almohada de piedra como Jacob.

Quizá te encuentres en un lugar incomodo, o en una situación incómoda, es muy seguro que ahí miraras al cielo.

Es en esos lugares incomodos donde es más seguro que todo lo que hay que descomponer en nuestra vida, para hacerlo de nuevo, se hace posible.

Dice la biblia que Jacob durmio en una almohada de piedra, esto nos lleva a entender que los procesos son espacios de incomodidad, pero necesarios para madurar y aprender, y a veces deconstruir todo lo que que acarreamos y no sirve.

Si hay sobre ti una palabra de Dios y estás buscando la bendición del cielo, aunque no tengas claro cómo llegar a ella, si confías la bendición te alcanzara.

Dios te cambia.

No importa cómo estas ni cómo eres, quizá puedas pensar que no eres digno, o que tienes todos los defectos habidos y por haber.

Pero déjame decirte que Dios te mira de un modo muy distinto a como el mundo te mira.

Jacob era un engañador, un hombre que quizá no era la joya que se podría esperar del hijo de Isaac, pero había sobre él una promesa y el proceso de cambio estaba en curso.

Es en medio del proceso cuando Dios, rompe todo aquello que traemos y que nos frena.

Se rompe aquello que es como una pesada carga que no nos permite avanzar, en medio del proceso del quebrantamiento, se rompen los yugos.

Hay quienes quisieran no pasar por el desierto, ni por los procesos, claro que no es agradable, pero cuan necesario es.

Dios obra en medio de la tormenta, así que atesora esa almohada de piedra y busca que la mano del Señor penetre, rompa y transforme.

Jesús fue llevado al desierto, y en ese lugar comenzó su victoria.

En el desierto somos confrontados y puestos a prueba, pasados por el horno pero no estamos solos, estamos con nuestro Padre.

Abraza tu proceso.

Jacob luego de pelear con ese ángel, luego de ser quebrantado, recibió ese cambio de nombre.

Ya no era más el engañador, ahora sobre el estaría el comienzo de una gran nación, de mucha gente que sería bendecida a través de su vida.

Jacob había vencido porque salió de su proceso, cambiado y renovado.

Dios cambia el nombre con el que el mundo te tatuó, si antes eras mirado como un inútil, o un “bueno para nada”, Dios te dice “hijo, príncipe, valiente”.

Jueces 6:12 dice Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente.

Y es hasta graciosa esta palabra en el libro de Jueces, en la que este ángel le habla a Gedeón.

Ese que era un joven que estaba acobardado, porque estaba el ejército atacando a su pueblo y casi podría decirse que estaba escondido.

Sin embargo, el Señor lo llamo “esforzado y valiente”, y Gedeón fue posteriormente llamado por Dios para liberar a Israel de los madianitas.

Porque Dios llama lo que no es, como si fuera.

El Señor mira lo que nadie ve.

En medio de ese desierto o en medio de esa circunstancia que crees que te oprime y que no entiendes porque tienes que vivirla, es donde la mayor obra de Dios en tu vida puede tener lugar.

Abre tu mente y tu corazón, cuando Jacob fue quebrantado, logro oír y responder al llamado de Dios, y su nombre fue cambiado.

Porque en medio del proceso de incomodidad, el ser interior de Jacob estaba siendo preparado para todo lo que Dios tenía preparado para él.

Dios tiene planes con cada uno de nosotros.

No se los planes que el Señor tiene contigo, lo que hay para adelante para los hijos de Dios solo los sabe El, pero caminamos guiados por el Espíritu Santo sabiendo que vamos al mejor lugar.

Abraham salió de su tierra y de su parentela, con solo una promesa de parte de Dios, no tenía idea ni donde iba ni como seria, pero sabía que el Señor lo guiaba.

Se movió por fe, y por la confianza de saber en que Dios creía, del mismo modo, si estas en medio de algo que no sabes cómo conducirte, busca la presencia de Dios y confía en El.

En medio de tu proceso, saldrá lo precioso de lo vil.

Eres pulido y preparado en medio de ese torbellino, no te quejes por lo que te sucede, más bien, agradece la oportunidad de ser preparado.

Conclusión:

En medio de ese lugar frio e incómodo, con una almohada de piedra, imagino que nada puede ser más incómodo que eso, Jacob recibió una oportunidad.

Esa tierra donde se afligió, él no la miro con queja, sino que le puso por nombre Betel, que significa casa de Dios.

Esto significa que el lugar o suceso más duro, puede ser el que te lleve a una comunión y una presencia del Señor como nunca antes puedas haber tenido.

Depende de cual sea tu actitud, quebranta tu corazón y tu orgullo, dobla tus rodillas, como te dije en el anterior artículo, porque el Señor te pondrá de pie.

Rinde tu vida y todo tu ser, acepta tu necesidad y dependencia de Dios, y El te restaurara.

Él te ama, así como eres, pero no te dejara así, porque te ama demasiado como para no sacar de ti, tu mejor versión.

Si nunca lo has hecho te invito a abrirle tu corazón, dile conmigo:

“Señor Jesús, te abro mi corazón, perdóname, límpiame y transfórmame, me entrego a ti, en el nombre de Jesús, Amen”.

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