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Génesis 22:3-13. Fe demoledora.

Fe demoledora es lo que vemos en Abraham en este pasaje, en el vemos a un padre que tiene su confianza en un Dios en el que confía plenamente.

Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.

Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos.

Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.

Abraham no dudaba del Dios en quien confiaba.

Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos.

Hay pruebas muy duras, y tormentas muy fuertes que llegan inevitablemente, pero, si sabemos y conocemos el caracter y confiamos en sus promesas lo que venga lo enfrentamos confiados, darle lo que mas amamos es un paso de confianza.

Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?

Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.

Y Dios proveyo muchos años despues, el cordero perfecto.

Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña.

10 Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.

11 Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.

12 Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.

13 Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.

Contexto.

Isaac, su hijo amado, por el cual había esperado años, y quien había llegado por promesa de Dios, a alegrar sus días de vejez y a darle el broche de oro, era a través e Isaac que la promesa de que su descendencia seria incontable, existía.

Imaginate lo que pasaba por la mente y corazon de Abraham,se trataba de lo que mas amaba, su hijo, pero, el sabia que habia una promesa...

Por lo cual, este pedido de Dios a Abraham de entregarlo en sacrificio, era algo que él no entendía, pero aunque no lo entendía pero lo taladraba por dentro, así mismo actuaba en obediencia.

Imagino todos sus pensamientos mientras emprendían esa marcha, el dolor y los sentimientos encontrados de aquel padre que se levantaba temprano y empacaba todo lo necesario para ir a adorar a Dios, pero la orden para adorarlo era entregar lo que más amaba.

Que hubiéramos hecho tu y yo?

El solo pensarlo me estremece, no sé si yo no habría discutido un poco con Dios, seguramente mucho más que Abraham.

Seguramente un pensamiento hasta de enojo para con Dios vendría a mi cabeza, cuantas veces no nos hemos enojado con Dios por algunas cosas que hemos vivido?

Es que es mucho más fácil enojarnos con Dios, que enfrentarnos a la realidad que nuestro problema es la falta de fe y confianza.

Por mucho tiempo incluso sentí que el Señor había casi jugado con el corazón de Abraham sin darme cuenta de cuanta enseñanza encierra este pasaje y vivencia en la vida de Abraham.

Y no solo para Abraham sino para todos nosotros, sin contar que es un pasaje hasta profético.

Porque hay un gran paralelismo entre aquel sacrificio y el cordero que Dios Padre provee, que algunos años después se encarna en Jesús mismo.

Volveremos…

Esto es lo que Abraham, les dice a los siervos que los acompañaban, el sabia en que Dios confiaba y a quien adoraba.

De algún modo sabía que si ese sacrificio tenía lugar, de algún modo Dios le devolvería a Isaac, dice que fue, arreglo el lugar y ato a Isaac.

Este joven, que era un adolescente, también llama mi atención, porque no creo que no tuviera las fuerzas para resistirse de su padre que estaba ya viejo, y que sus fuerzas seguramente podrían haberlo neutralizado, sin embargo confiaba en su padre.

Es que toda esta historia está basada en la confianza.

Esa confianza que debemos tener hacia nuestro Padre para que la relación con Él sea firme, y es la misma confianza que es base de cualquier relación hasta nuestros días.

Abraham confiaba en el Dios en quien creía y a quien amaba, Isaac confiaba en su padre, y confiaba en el Dios que su padre le había presentado.

El sabía que volvería a su casa con su hijo caminando, como sea.

Si conoces en profundidad el corazon del Padre, entonces sabras que sus promesas se cumplen, en cualquier circunstancia.

Confías en El?

Esa es la  pregunta, en momentos donde todo está difícil, donde todo aquello en lo que nos hemos apoyado parece tambalear, quizá nuestros trabajos, nuestra economía, o la familia se ha dividido.

En estos tiempos donde la depresión amenaza nuestras mentes y ánimos, un tiempo donde solo oír las noticias nos lleva a esa sensación de que todo está perdido.

No podemos negar que estamos viviendo tiempos difíciles, pero en todos los tiempos hubo etapas muy duras, somos una raza caída que necesita desesperadamente de la intervención de Dios.

Algunos buscan alternativas, pero los cristianos buscamos al creador de todas las alternativas, a aquel que detuvo la mano alzada de Abraham a punto de matar a Isaac y proveyó un cordero en su lugar.

Buscamos a aquel que envió a Jesús, a cargar todo nuestro pecado y clavar en esa cruz junto con El, todas aquellas cosas que nos esclavizaron a lo largo de nuestra vida, al único capaz de devolvernos la esperanza.

En El confiamos.

Así como Abraham confiaba lo que más amaba en manos del Señor, sabiendo que Dios no puede desdecirse, del mismo modo confía.

No sé qué es lo que estas padeciendo, quizá perdiste a alguien amado, o tu corazón esta deshecho y no ves la salida.

Mira al cielo, porque si Él te prometió estar contigo todos los días de tu vida, Él lo cumplirá.

Porque Él es el mismo, ayer, hoy y por los siglos, y cada vez que una tormenta viene, Él es el dueño de esa tormenta, tomate de la mano del Padre.

No hay un solo lugar en la biblia donde vayas a encontrar una promesa de que no pasaremos por problemas, pero si dice que El estará con nosotros.

Y si Dios es con nosotros, quien contra nosotros?

Si El va contigo no hay prueba, ni desierto, ni tempestad que pueda derribarte.

Conclusión:

El solo pide tu corazón y tu confianza, el enemigo querrá que dudes, que pierdas la fe y en ese momento es en el que quedas vulnerable, pero si en tu debilidad buscas el abrazo y el favor de Dios saldrás victorioso.

Si hoy estas pasando mal, y aun no conoces a Cristo, déjame decirte que El pago rescate por ti, que Él fue el cordero que proveyó el Padre para limpiarte de todo pecado.

Hoy Dios no te pide sacrificios, porque El mismo fue sacrificado y se dio así mismo y pago el precio que valía nuestro rescate.

Él no te pide sacrificios, pide tu corazón y tu fe, cree en El y vivirás.

Te invito a abrir hoy tu corazón, dile conmigo “Señor Jesús, te abro mi corazón, entra y límpiame de pecado, perdóname, soy tu hijo/a partir de hoy, en el nombre de Jesus, Amen”.

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