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Filipenses 4: 7-9. En mi desierto, Él está conmigo. Parte 2.

En mi desierto, El está conmigo, y contigo.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

En la parte 1 de esta charla veíamos que el desierto debe ser un lugar de tránsito, y por el que todos pasaremos pero que Dios en medio de ese lugar nos provee, nos cuida y nos enseña.

Porque por todos los momentos por los que los creyentes pasamos, nos dejan una enseñanza de parte de Dios.

En el desierto somos moldeados,y es el lugar que Dios usa para procesarnos.

En el pasaje de éxodo 17:3-6 visto en la primer parte , y si no lo leíste, te invito a hacerlo para darle continuidad y que puedas comprender bien el mensaje.

Veíamos como ese pueblo que había sido librado de Egipto y del estado de servidumbre o esclavitud estaba en el desierto quejándose.

Esa es la actitud incorrecta, la misericordia de Dios de todos modos se activó y ellos tuvieron agua y alimento en ese desierto y nada les falto.Dios suplió a todas sus necesidades, pero, se quedaron 40 años allí.

Y eso mi querido lector, es precisamente lo que no debería ocurrirte.

Dios desea que pases pronto por ese desierto espiritual.

Filipenses habla acerca de guardar nuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús.

Es que somos lo que pensamos, cuando comenzamos a quejarnos, es porque hay en nosotros pensamientos de crítica, de auto suficiencia, de menosprecio ante la instrucción de otro, basados en el sentimiento de que quizá nosotros podríamos hacerlo mejor.

Como nos cuidamos en medio del desierto para que la queja y los malos sentimientos o sentimientos engañosos no nos contaminen?

Estamos atravesando en este mundo un tiempo de COVID y eso ha provocado que mucha gente este aislada, aun creyentes, hay algunos que no obedecen ninguna instrucción y entonces salen, y caen en la desobediencia y la rebeldía, que genera más contagios.

Pero están los otros, que si acatan las reglas y obedecen a la autoridad y esto agrada a Dios y se cuidan.

Pero ahí quizá estés sintiéndote solo, y eso te hace caer en ocasiones en mirar hacia atrás, en hablar con quienes no te bendicen y contaminan tu corazón, cuídate de esto también.

Guarda tu corazón sea cual sea la circunstancia por la que estés hoy atravesando, cuida lo que miran tus ojos, lo que oyes, lo que piensas que va muy ligado a lo que sientes.

No desees volver a Egipto, mejor recuerda del estado en el que estabas antes de Cristo.

Esto es bueno practicarlo siempre, cuando nos acomodamos demasiado en las cosas de Dios, a veces caemos en las meras costumbres y ya no recordamos de donde Dios nos rescató y entonces caemos en la religiosidad y no en el vivir con una fe viva.

Ten muy vivo y presente eso, recuerda tu anterior estado para no caer en regresar atrás, llevado por un sentimiento de soledad o de melancolía o engañado por algún sentimiento que esté intentando luchar para volver.

La soledad del desierto, o de las cuarentenas por esta pandemia mundial puede generar pensamientos o sentimientos engañosos, guárdate en la palabra de Dios.

Esa es la clave y esa es la forma de no quedarte demasiado tiempo en ese desierto.

Dejate guiar por la palabra en medio del desierto y en toda circunstancia, preguntale a El.

Dice Filipenses , piensa en todo lo puro, lo amable, lo justo, en otras palabras, piensa en las promesas de Dios para tu vida, el enemigo te presentara muchas opciones para que vuelvas atrás, pero allí donde tu estas.

Planta la bandera de la palabra viva de Dios en tu vida y haz todo lo que has aprendido del Señor.

Y si aún sientes que te queda mucho por aprender, pues entonces este es el momento, llénate de su presencia, de su Espíritu Santo, busca fortalecer tus pensamientos y tus emociones en El.

Cuidado con tu corazón, porque la palabra de Dios dice que es engañoso, a veces nuestro corazón nos lleva a sentir y a desear algunas cosas del pasado, quizá alguna relación que no te bendecía pero, que aun así y todo todavía a veces la añoras.

Es el momento de liberarte de ataduras, ora, busca la presencia de Dios, su dirección y sobre todo recuerda que Dios proveyó todo lo necesario a su pueblo Israel en medio del desierto, y del mismo modo hará contigo.

En el desierto, El está conmigo.

Créelo, no pelees solo, no estés aislado sin dirección correcta, busca la brújula perfecta que es Jesús por medio de su palabra, que desea guiarte y llevarte más allá de ese desierto.

Nada falta a los que a Dios aman, lucha, pelea en el espíritu, el desierto es un lugar de paso, saldrás de él, pero sal de allí, solo cuando lo que Dios quiere tratar contigo sea tratado y completado.

Conclusión:

A veces hasta el propio Jesús tenía sus momentos de soledad e intimidad con Dios Padre, nos cuenta la biblia en los evangelios que Jesús siempre se apartaba  a orar, en ocasiones se iba al monte solo.

Allí, en tu soledad, en tu desierto, o en tu cuarentena, Dios está contigo, como poderoso gigante, como tu padre tierno y misericordioso, entrégale tu corazón y tus debilidades y deja que El obre.

Si tú haces esto, y crees en El, y abres tu corazón y le pides que entre a tu vida ahora, Dios guardara en completa paz tu corazón y tus pensamientos, deshecha los pensamientos negativos o los sentimientos que luchan por llevarte atrás, a Egipto.

Mira hacia delante que es allí donde Dios quiere llevarte.

Dios desea llevarte más allá del desierto de su mano.

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