Biblia, Versículos

El llamado de Dios.  Exodo 3: 1-6 

Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 

 2 Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.  

3 Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.  

4 Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.  

5 Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.  

6 Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. 

Acercate al Señor y deja que su presencia inunde tu vida.

LLamados durante el servicio. 

¿Qué significa este subtitulo?, si leemos como comienza este pasaje nos damos cuenta que no es casualidad que Moisés haya sido llamado mientras pastoreaba ovejas, igual que años más tarde, David fue llamado y elegido mientras pastoreaba. 

Muchas veces pensamos que debemos servir a Dios una vez que Él nos haya revelado donde y cuando y del modo que debemos hacerlo, y está bien orar para no hacer según nuestra voluntad, pero, el propósito de Dios para con cada uno de nosotros se revela mientras estamos haciendo su voluntad. 

¿Y cuál es la voluntad de Dios en nuestras vidas? Jesús nos dio el primer eslabón, “Id y predicad”. 

No hace falta que seas un erudito, ni un licenciado para ser usado por Dios entre aquellos que aún no lo conocen, tú puedes hablar de tu experiencia y comenzar a servirle dando tu testimonio y en cualquier área donde haya necesidad. 

El Señor mira y pesa los corazones, y no es a nuestra manera sino a la suya. 

¿Tengo entonces que ser un pastor para que el propósito sea revelado? 

No, pero si tienes que estar sumergido en el fuego de su presencia y haciendo todo lo bueno que venga a tu mano para hacer para el Señor. 

Es sumergidos en el rio, en la corriente de su presencia y su voluntad que llegamos al puerto donde el Señor nos quiere anclar. 

Tu puedes tambien servir al Señor, sumergete en la corriente y haz todo lo bueno que venga a tu mano para hacer.

Fuego de Dios. 

Cuando la biblia hace referencia al “fuego”, es referencia directa a la presencia de Dios mismo. 

En el mismo momento en el que nos acercamos a su presencia, El calienta nuestro corazón y el fuego de su Espíritu nos completa. 

Ese “ángel del Señor” , es Dios mismo que se le presenta a Moisés y ahí en ese momento, recibe esta visión que marcara su futuro y el del pueblo de Dios. 

Acércate a la zarza. 

Cuando nos acercamos al Señor, somos adoptados por su amor y su voluntad es que cada uno de nosotros de lo que hemos recibido podamos compartir. 

No es la voluntad de Dios que tu arregles tu vida espiritual y te sientas mejor solo para guardarte esto para ti, sino que vayas y compartas las buenas noticias. 

De hecho, la palabra “evangelio” proviene de un vocablo griego que significa “buenas nuevas”, por tanto, si eres un hijo de Dios tienes un llamado a predicar. 

Lo que recibimos no es solo para nosotros, acercate, recibe y comparte las buenas noticias.

Quizá tu pulpito sea tu casa, tu familia, amigos o compañeros de trabajo, o quizá servir en tu iglesia local en el área donde Dios te haya puesto. 

Lo que sea que te toque hazlo con alegría y comparte las buenas nuevas, porque en el “mientras tanto”, de tu servicio, Dios te marcara tu propósito. 

“Heme aquí". 

Moisés no sabía que ocurría ante sus ojos, pero sabía que Dios estaba hablando, y no hay otra cosa que se me ocurre que podríamos decir ante su presencia, más que esa expresión. 

Podemos tener sueños, y está bien que se los expresemos al Señor, pero sin duda alguna, su voluntad es mejor que cualquiera de nuestros sueños, porque su mirada llega donde nosotros no podemos. 

Lo que Dios tiene para ti, es mejor que cualquier sueño que puedas tener, porque Él sabe el final de tu historia, Él sabe dónde te puedes caer, y donde eres fuerte. 

Así que, si en estos dias te has estado preguntando, que quiere Dios de ti, ve a su presencia y solo dile “heme aquí", y mientras oyes su voz, sírvele con excelencia donde te toque, y Él te guiara hacia lo que tiene para ti. 

Teniendo en cuenta que no siempre será fácil. 

Decirle a Dios “heme aquí", es algo muy bueno, pero, ten en cuenta que quizá en el camino debas pasar por obstáculos y dificultades, no siempre será fácil cumplir su voluntad y de seguro deberás de dejar algunas “comodidades” para pagar el precio de servirlo. 

Algunos te criticaran, otros te señalaran, estas dispuesto a pagar el precio y a animarte a servirlo?

Muchos te mirarán como bicho raro, no comprenderán, recibirás críticas, ¿estás dispuesto? 

No ha habido un solo profeta u hombre de Dios que no haya pasado prueba o tribulación, y cuando me refiero a “hombre” lo hago en un término genérico, ya que El llama a hombres y mujeres de la misma manera a servirlo y seguirlo. 

Quitate el calzado. 

El calzado lo usamos para protegernos, pero Dios te dice, quítate el calzado, no tienes de que protegerte ante mi presencia. 

Los musulmanes tienen por costumbre quitarse el calzado al entrar a sus mezquitas, pero creo que en este caso lo que Dios estaba diciendo, este lugar en el que mi presencia reina es tu lugar de seguridad. 

Si antes tu vida estaba regida por el temor, no te preocupes porque ya no tienes que temer nada, porque como dice el salmo 91: 1: 

El que habita al abrigo del Altísimo 

Morará bajo la sombra del Omnipotente. 

Conclusión: 

Acércate al fuego de Dios, no permitas que tu corazón se enfríe, y si te has alejado, vuelve, es la invitación del Señor hoy. 

Dios no deshecha a nadie, en El hay plenitud de gozo, abrigo y fortaleza. 

No tienes que seguir sin rumbo, solo y sin saber que hacer de tu vida, ponte en la brecha, entrégale tu corazón, rinde tu voluntad y tu vida a El y lo que El producirá en tu vida te sorprenderá. 

Este llamado es hoy para ti, no importa lo que hayas hecho ni tu condición, porque El no puso condiciones cuando murió en la cruz por ti, lo hizo por amor, y en hechos 2:21 dice: 

“Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”.  

El Señor te llama y tiene un propósito con tu vida sea lo que sea que hayas vivido o hecho, dile conmigo: 

“Señor, perdona mis pecados, límpiame, acércame y enséñame a aferrarme a ti cada día, te entrego mi corazón y te pido entres a mi vida, en el nombre de Jesús, Amen”. 

Artículos relacionados: 

Otros Versículos

Deja una respuesta