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Génesis 3: 8-15 Como volver al huerto con El.

Como volver al huerto con El, es el título que le he puesto a este artículo que nos ilustra como Adán y Eva desobedecieron y cuál fue su reacción posterior, el esconderse de Dios, y fueron sacados del huerto del Edén, pero hay promesas y hay esperanza.

Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.

Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?

10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.

11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?

12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.

13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.

14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.

15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Vuelve al huerto, junto a su presencia.

En tiempos de Adán y Eva, la biblia nos cuenta, que todos los días ellos conversaban con Dios en el huerto, todos los días eran visitados por el Señor.

Puedo imaginar la inocencia de ambos y sus rostros felices e inmaculados, no tenían falta de nada, hasta, que el pecado entro.

En el verso 8 nos describe esta escena que continuamente se repetía, pero esta vez algo había cambiado, algo había generado que ellos se escondieran de la presencia de Dios Padre.

Y esta bueno que hagamos una introspección a nuestra vida de creyentes, la tentación es algo que todos vivimos, incluso Jesús la vivió, la tentación de hecho no es pecado, caer en ella es pecado.

Por lo cual, ese día en el huerto, habían caído en la tentación y en las trampas de Satanás, como muchos o todos en algún momento hemos caído, y quizá tu que estés leyendo, te encuentres caído o luchando contra alguna tentación.

El pecado nos aleja de Dios.

Cuando caemos en ella, inmediatamente sabemos que hemos hecho mal, y la comunión que como hijos de Dios teníamos, y la sensación de que Papa Dios estaba agradado de nosotros, se esfuma y nuestra reacción posterior inmediata generalmente es la sensación de que no puedo orar, ya que la culpa se interpone entre Dios y yo.

No es porque Dios nos culpe, sino porque nuestra propia consciencia nos acusa, y el mismo enemigo lo hace también.

En este caso eso es lo que sucedió con ellos, se escondieron, y dice que Dios les pregunto, que es lo que sucedía, les pregunto cómo sabían que estaban desnudos.

Evidentemente Dios sabía que era lo que había sucedido, pero les estaba dando la oportunidad de hablarle, de confesarle, pero, ellos hicieron lo que todos hemos hecho alguna vez, justificarse y esconderse.

Es muy de nosotros, comenzar a buscar la justificación al porque hicimos, o caímos, o culpa de quien puede ser, para no admitir nuestra propia falta, y es un gran modo de también esconderse de la presencia de Dios.

Confiesale tus debilidades con un corazón humilde

Es fácil imaginar el rostro del Señor, oyendo nuestra gama de justificaciones, como cuando un padre terrenal oye las excusas de un hijo.

Que toca más el corazón de un padre? Sin duda alguna la confesión humilde. Cuando vemos un hijo en esa postura, nos duele el corazón, creo que a Dios le sucede igual.

Luego de esto podemos ver una serie de decisiones y una palabra dura del Señor con respecto a la serpiente, que de este modo le habla directamente a Satanás.

Viene posterior a esto en el verso 15, una promesa, que se cumpliría miles de años después, la promesa del hijo de Dios en la tierra pisando la cabeza del enemigo.

Volver al huerto.

Si tú has caído, si estas en un momento en el que sabes que fallaste, y no puedes acercarte a Dios, sientes culpa, sientes como que Dios no te oye o no quiere oírte, o sientes que hay como un bloqueo entre tú y el Señor, despiértate.

Hoy estoy aquí para decirte, vuelve al huerto, vuelve a los días felices con El.

El Señor disciplino a Adán y Eva, los saco del huerto, porque el pecado había entrado y ya nada sería igual, el mal había penetrado en los corazones, y de lo que antes no tenían consciencia ahora sí, Dios al que ama disciplina, y ellos fueron disciplinados.

Pero, El planeo la forma en la que un día, su propio Hijo redimiría al hombre de su pecado y esa relación con Dios seria restituida.

Conclusión:

Dios anhela oírte, no importa lo que hayas hecho, no creas la mentira del diablo, ni a tu propia culpa, El desea perdonarte, limpiarte, y restituirte, y lo hará, pero necesita que tú te acerques a Él.

Aunque tu carne no quiera, aunque tu alma este perezosa, aunque el enemigo te susurre al oído de que tú no sirves, Él te ama, y te dice, vuelve a mí, vuelve al huerto, vuelve al primer amor conmigo.

Si tu reconoces tu pecado delante de Él, y dejas de esconderte, si doblas tus rodillas y le dices “Padre he pecado”, Él lo sabe pero te da la oportunidad de confesarle, porque la confesión trae la libertad que el pecado te quita, entonces Dios te recibe, te limpia y te restaura, pídele perdón a Dios, y vuelve al huerto.

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