En mi debilidad, busco a Dios, en mi tiempo de enfermedad, busco a Dios, cuando mi cuerpo desfallece, busco a Dios y le doy la gloria, con o sin fuerzas.
25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
26 Mi carne y mi corazón desfallecen;
Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
Todos pasamos por momentos de debilidad.
Cuantos hemos pasado en este tiempo de pandemia, por el Covid 19 y nos hemos sentido débiles?, y así como con el Covid, puedes tener cualquier otra enfermedad que te postra en una cama, y que aunque quisieras estar fuerte tu cuerpo no responde.
Como hija de Dios, me he visto tentada en este tiempo por el que pase por el Covid a preguntar porque, pero, gracias a Dios que el Espíritu Santo no ha dejado de hablar que pronto comprendí que no es un porque sino, un para que la pregunta correcta.
Dios ve tu corazon.
Muchas veces me preocupaba porque en vez de leer su palabra o ponerme a orar, alimentarme espiritualmente, la debilidad me llevaba a dormirme, y mis hermanos en la fe, me decian "Dios sabe", y entendi, que aunque este debil como David decia al punto de desfallecer, Dios conoce nuestro corazon y mira nuestro interior, y sabe quien lo busca a pesar de....porque aunque no tengas fuerzas, tu espiritu clama aun en silencio.
Por más que estemos débiles y que como decía David, nuestra carne o corazón desfallecen, y a veces ni para orar como antes lo hacíamos podemos, producto de esa debilidad en el cuerpo, nuestro espíritu esta plantado en la roca que es nuestro Señor.
Aunque te sientas débil, Él se glorifica en tu debilidad.
Como hemos hablado en otros artículos, ser cristiano y tener a Dios de nuestro lado no nos exime de pasar por enfermedades o por dificultades, grandes o pequeñas, pero si nos garantiza que no pasaremos solos por estas transiciones.
El tiempo de la enfermedad no le gusta a nadie, como vemos en este pasaje, David también sentía su cuerpo desfallecer, quizá por cansancio, o quizá por alguna dolencia, o por la tristeza.
Pero el que vive en nosotros, cuando le entregamos nuestro corazón a Jesús, es uno que no se cansa, que no se agota, que jamás se debilita, y cuando nos sentimos débiles, Él nos fortalece, y aun si puedes hablarle en un susurro con un poco de aliento, Él te oye.
Dale la gloria a Dios.
No importa lo que estés atravesando, dale a Él la gloria, la fe es probada y queda demostrada en medio de la turbulencia, no en medio de la calma, es en el momento duro cuando realmente nuestra fe es puesta a prueba, no fallemos en ella.
Aunque te estén apedreando como a Esteban, recuerda que hasta en ese momento él lo alabo, aunque te estén persiguiendo como a David injustamente dale la gloria a Dios, y aunque estés atravesando enfermedad como Job, dale la gloria a Dios.
Porque no tenemos a nadie más en los cielos en quien seamos salvos.
Solo Él tiene palabras de vida eterna, porque este envase terrenal que es nuestro cuerpo se debilita, se enferma y mientras estemos en él, toda la vida deberemos luchar contra nuestras pasiones y deseos, pero miremos las cosas del cielo.
No es... porque?, es…que quieres enseñarme Señor? Esa es la pregunta.
Y no preguntemos el porqué, sino que es lo que Dios quiere enseñarnos a través de lo que vivimos, porque todas las cosas a los hijos de Dios les ayudan a bien.
Tu podrás predicar mejor de lo que has vivido y superado, en tiempos de aflicción cuando realmente nuestro concepto de vida y fe y nuestra prioridad es nuestro Señor nada de lo que venga será en vano, sino que habremos aprendido algo de cómo se manifiesta nuestro Dios por medio de nuestra fe.
A la vida de David no hubo cosa que no viniera que no fuera para bien, se me viene a la cabeza José, quien fue vendido por sus propios hermanos, y termino más tarde en una cárcel, el nunca pregunto porque, José sabía que Dios transformaba la maldición en bendición, confiaba en El sin objeciones.
Busca las respuestas en el Señor, busca su fortaleza en medio de tu debilidad y la voz del Espíritu Santo en medio del silencio.
Si estás pasando por el Covid, he pasado por él y sé que es un proceso difícil, para algunos más que para otros, y puede estar rondando en tu mente el temor, las dudas, y sobre todo la incertidumbre de que sucederá.
No hay virus más fuerte que el Dios en el que confiamos, nuestra fe y nuestra confianza está en Jesús, tomate de su mano, y transita este tiempo con tu corazón firme en Jesús.
Sabemos que hay muchas personas muriendo y otras transitando por esta enfermedad, como por muchas otras, que nuestra paz este en el objeto de nuestra fe.
Pablo decía en romanos 14:8 8 Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos.
Por lo tanto, que podemos temer que nos suceda que nos aparte de Dios?, nada!.
Si tienes temor, mira a Jesús, Pedro se hundió en el mar cuando fijo su mirada en las aguas tempestuosas y comenzó a mirar lo que sucedía alrededor y quito su mirada de Jesús, pero el Señor, no se quedó inmóvil sino que lo sostuvo y lo levanto con su mano.
Por lo tanto, no temas, mira a Jesús y no mires lo que está sucediendo, que tu confianza sea El.
Conclusión:
Si hay una razón por la cual pase por el Covid, fue para hoy poder escribirte y alentarte, a que no pierdas tu fe, a que más que nunca te tomes de su mano y confíes, y si estas débil recuerda que aun en tu susurro, Dios te oye.
Hay muchos cristianos debatiendo muchas cosas, que si se vacunan, que si no se vacunan, que si esto fue creado o no, y que si es un plan o una especie de conspiración.
Yo te digo hoy, no pierdas el tiempo en buscar conspiraciones, cuando tengas la oportunidad habla y predica, lleva la palabra y la esperanza que Cristo nos trae a todos los que puedas y desde el lugar que puedas.
No hemos sido llamados para ser detectives y para tratar temas para los cuales no somos idóneos, somos llamados a llevar su palabra y predicar hasta lo último de la tierra.
Y si puedes vacunarte, hazlo, porque uno de los grandes mandamientos es “ama a tu prójimo como a ti mismo”, haz todo lo posible y colabora para que este virus ya no se siga llevando gente.
Y mientras tanto, confía en El, y ocúpate en llevar su palabra hasta tu último aliento que para eso has sido llamado y deja que de lo demás, El Señor se ocupa.
Si nunca has recibido a Cristo, te invito a hacerlo, dile conmigo “Señor Jesús, te abro mi corazón, límpiame y perdóname de pecado y ayúdame en medio de mi debilidad, en el nombre de Jesús, Amen”.