Toma tu cruz, y sigue a Jesús, de eso estaremos hablando en este artículo, pero vamos a leer juntos este pasaje donde Jesús es muy claro acerca de lo que tenemos que hacer para seguirlo.
24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
Algunos conceptos.
Todos los cristianos entendemos enseguida de que se trata, porque se ha vuelto casi un “dicho popular”, eso de “la cruz que me toco”.
Sabemos que no es literal, al único que realmente le toco cargar un pesado madero y dar su vida en él, fue a Jesús.
Pero, cuando nos referimos a esto, estamos hablando de aceptar aquellas cosas con las que lidiamos y entregar nuestra vida al Señor de forma completa.
Que es entrega completa?
Significa ni más ni menos que rendimos nuestro corazón y voluntad a Jesús, y decidimos seguir sus pisadas, quizá en nuestra humanidad haríamos las cosas diferentes, pero como sigo a Jesús, voy por donde Él va.
Quizá en el proceso de mi cruz me toque perdonar, quizá me toque cuidar a quien no me cuido, o consolar a quien me lastimo alguna vez.
Seguramente hay quien no me quiere bien, pero en vez de en mi humanidad orar para “que un rayo los parta o Dios haga justicia” orare para que Dios les tenga misericordia.
Y no se trata de ser los tontos del barrio, sino los hijos de Dios, marcados y sellados con la sangre de Jesús, que no se comportan como el mundo lo haría, sino como su maestro lo hace.
Estos son simplemente algunos ejemplos de que es llevar tu cruz, el concepto se entiende en sí mismo y es una rendición total del corazón.
Si das tu vida, la ganaras.
Este concepto debe quedar muy claro, no estamos hablando de dar la vida en el sentido de “morir o vivir”, estamos hablando de un modo de vivir distinto al que llevaríamos sin Jesus.
Cuando Jesús se refirió a esto, lo que quiso decir fue, si tú te empeñas en vivir tu vida a tu manera, no llegaras a buen fin, porque perderás la salvación que vino a darte.
Pero si lo aceptas en tu corazón y sigues sus pasos, negándote a dar otros pasos que en tu humanidad darías, entonces, ganaras una vida y una bendición para tu vida que es la que El vino a regalarte.
Tomar la cruz, cuesta.
Muchas veces nos tocara hacer cosas que no son fáciles, o que no nos gustan tanto, pero, son las que como hijos de Dios debemos hacer.
Pesa, no es fácil cargarla, a Jesús le peso, y mucho, cayó varias veces porque le pesaba y estaba debilitado por tantos golpes, pero, se levantaba y continuaba.
Tu cruz te pesara, hay cosas que te van a costar hacerlas, te va a costar bendecir a quien te maldijo alguna vez, te costara perdonar, pero el perdón no es algo que se siente, sino que se decide, decido perdonar y soltar.
Pero cuando finalmente lo haces, cuanto alivio viene a tu vida, pero no quiero hoy hablarte del perdón sino de cuánto cuesta, pero podemos y debemos hacerlo.
Te pesara seguramente aceptar que a veces vas a vivir cosas que no son justas, lo que vivió Jesús tampoco lo fue, pero lo acepto.
Somos una raza caída.
Pertenecemos a una humanidad caída, el pecado reina, y los que seguimos a Jesús somos mirados como “raros” porque es muy raro que alguien vaya por la vida bendiciendo y no maldiciendo.
Inevitablemente vendrán a tu vida situaciones dolorosas, quizá alguna enfermedad o situación y tu dirás “porque a mí”.
Confía en quien vino a darte una nueva oportunidad.
No estamos libres de “entrar al foso de los leones”, como le sucedió a Daniel, de lo que si estamos seguros es, de que El entra con nosotros y que si hace falta, les cierra la boca.
Sígueme.
Muchos vienen a Jesús, y le dicen “Jesús que lindo eres, lo que hiciste” o lloran porque ven la película, pero, cuando leen cosas como esta dicen, no, yo no puedo, no soy Jesús para hacer todo eso.
Déjame decirte, que si quieres disfrutar del regalo de la redención y salvación que Jesús logro para ti en esa cruz, debes cargar con la tuya e inevitablemente seguir sus pisadas.
Cuesta, si, quizá caemos más de una vez, porque como te dije antes, pesa, muchas veces no vamos a querer cargar esa cruz y diremos “está muy pesada”.
Entonces alguien vendrá en nuestro socorro, porque el Señor es misericordioso y jamás te pedirá algo que sepa que no puedes hacer, y si te pide algo que sabe que te pesara, te enviara ayuda.
Jesús tuvo ayuda, Simón de Cirene apareció, y cuando Jesús ya no lograba cargarla, Simón lo ayudo y la cargo con El.
El Señor pondrá gente en tu camino que te hara la carga mas ligera.
Quiza tu vida no ha sido justa o estas criando hijos sola/o u otras situaciones que pueden agobiarte, pero si lo estas viviendo es porque puedes, y en lo que no puedas ten por seguro que vendrá ayuda.
Siempre me conmueve pensar en esto, imagino el intercambio de miradas, el abrazo sin querer que hubo entre ellos en ese momento y la conexión que se produjo entre ese ser humano que al principio no quería tocar ese madero, y Jesús, el Hijo de Dios.
Como no ayudarlo en aquel momento? Que honor el de Simón.
Mirándolo desde este tiempo, sabemos que todos nosotros éramos merecedores de esa cruz, pero El no, sin embargo esa cruz fue el medio que El uso para clavar allí nuestro pecado y que pudiéramos ser libres por su sangre.
No importa las veces que caigas, levántate.
Levántate, así de simple, si te debilitaste y caíste, si pecaste, si no lograste seguirlo porque tu humanidad fue más fuerte, estamos en el periodo de la gracia, su perdón está allí para ti, y su misericordia se renueva cada día.
No es una misericordia que se termina, dice que se renueva todos los días, por lo cual, recíbela y ten la seguridad que el Señor te comprende y te anima a seguir.
Tú puedes.
No estás solo, la palabra de Dios dice, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, la cruz que te haya tocado cargar puede ser pesada, a veces te costara llevarla pero el Señor está contigo.
Si no la aceptas, o reniegas de ella, no puedes ser su discípulo.
Así de simple y de duro también, por todos murió Jesús, pero no todos lo aceptan y no todos quieren vivir como Él quiere que lo hagamos.
Pero si quieres que tu alma y tu espíritu cobren esa vida nueva que el Señor vino a regalarte y que El cumpla el propósito y el plan que tiene para ti, debes tomar esa cruz y caminar hacia delante.
No te quedes, a lo mejor piensas que no estas capacitado, pero, Él te capacitara mientras vayas caminando.
Conclusión:
Ser un hijo de Dios, aceptar a Cristo en el corazón no nos asegura una vida sin problemas, nos asegura que habrá ayuda en el camino mientras vamos cargando con todo lo que venga a nuestra vida.
Tomar la cruz es rendir mi vida a aquel que dio la suya por mí, para romper las cadenas que me mantenían esclava y darme libertad.
Y en esa libertad que me dio, me dice, sígueme, acepta el reto que tengo para ti, y sígueme que yo te fortaleceré en el camino y te enviare la ayuda necesaria.
Si te caes, levántate, si te debilitas, fortalécete en El, ora, búscalo a diario, no estás solo.
Y si no has aceptado a Jesús como tu Señor aun, hazlo hoy conmigo mediante una sencilla oración que hará que pases de ser una creación de Dios, a hijo de Dios.
Dile conmigo “Señor Jesús, te abro mi corazón, entra en él y anota mi nombre en el libro de la vida, ayúdame a seguirte y a llevar mi cruz, en el nombre de Jesús, Amen”