Eres alguien paciente?, es una buena pregunta para comenzar a leer este texto, y es bueno que analicemos en nosotros una de las cualidades que abundan en Jesús.
1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
La paciencia va de la mano con la mansedumbre.
Cuantos de nosotros sufrimos o hemos sufrido de impaciencia?, podría decirse que todos nos hemos impacientado alguna vez, o incluso que hay personas que logran generar en nosotros cierta impaciencia.
Pero es culpa del otro que me impaciento o es un tema a tratar en mi vida?.
La respuesta es la segunda, es un tema que debemos atender en nuestro corazón y en nuestro carácter.
No te ha pasado de que en alguna situación respondes porque te has dejado llevar por un impulso y salen de ti palabras que si hubieras pensado antes, seguramente no habrías dicho? Y de seguro luego te sientes mal, porque como hijo de Dios sabes y el Espíritu Santo redarguye.
Es por eso que debemos parecernos más a Él y controlar nuestro carácter sujetándolo a la obediencia al Espíritu Santo.
Desarrollamos la paciencia cuando nos dejamos enseñar por Dios, cuando aprendemos a oír la voz del Espíritu Santo y nos dejamos guiar por El, cuando somos obedientes y comenzamos a adoptar el carácter de Jesús.
Cuando estamos muy cerca de alguien, a veces se nos pegan sus maneras, o ciertos gestos, o formas de hablar, del mismo modo si estamos a diario muy cerca de Jesús, en la intimidad, comenzaremos a parecernos a Él en el carácter.
Y la paciencia es uno de los atributos que se nos tiene que impregnar.
Me gustaría que ahora pensaras, en cuantas veces el Señor ha tenido que tenerte paciencia, en cuantas veces ha hecho silencio y te ha perdonado y recibido.
Del mismo modo cuando ya comienzas a madurar en el camino del Señor, debes hacer con el resto, con quienes te rodean.
No hay mejor predica que tu forma de vivir, valen más los hechos que millones de palabras.
Piensa como es una persona impaciente, o de qué forma se comporta, por lo general, contesta muy rápidamente, se exaspera ante una persona lenta, suele enojarse rápidamente, y así podríamos seguir describiendo cosas de todos los días, y seguramente podrías identificarte tal y como lo he hecho yo.
Debemos bajar nuestras revoluciones, nuestro Dios dice la palabra en Salmos 103:8, Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia.
Se necesita ser humilde para aceptar que necesitamos ser cambiados por Dios en nuestro carácter.
Pablo le pedía a la iglesia en Éfeso, que caminaran conforme al llamado que tenían, y que se soportaran con mansedumbre y con paciencia.
Si tú eres un cristiano respondón, difícilmente podrás llegar al corazón de otros con la palabra, porque tu testimonio y tu comportamiento son un reflejo de lo que tienes en el corazón, y muchos se convertirán por el amor y por la paciencia de Cristo a través de ti.
Lentos para la ira.
Enojarnos es normal, es un comportamiento humano y no está nada fuera de la normalidad, pero como respondemos ante el enojo o lo que decimos sin medirnos en el momento en el que estamos enojados es lo malo.
Aprendamos a ser lentos para enojarnos, lentos para responder, antes de contestar logremos tener un momento en el que podamos pensar, esto que voy a decir bendice o maldice?
Esto que saldra de mi boca, lo digo porque estoy enojado, o airado, o porque esta persona simplemente no me cae bien? Mejor huye de esas situaciones, y recuerda cuantas veces Dios ha sido paciente contigo.
En que otras situaciones no somos pacientes? Por ejemplo cuando estamos orando por alguna situación o por algún miembro de tu familia y ves que aún no has recibido tu milagro.
Esa puede ser una situación que nos impaciente, pero lo mejor que podemos hacer en ese caso es confiar en el Señor y echar nuestra ansiedad a los pies del trono.
Hace poco oi algo de boca de una sierva de Dios, en lo que el Señor me dejo pensando, lo asimile y te lo comparto, hay dos T, tono correcto, en el tiempo correcto, mas vale esperar y hablar cuando Dios haya quitado la ira de ti y cuando el otro este preparado para oir.
Conclusión:
Busca la presencia de Dios sobre tu vida y sobre todo que se te impregne el carácter de Cristo.
No es fácil cuando convivimos con situaciones familiares complicadas o con personas difíciles, pero si Dios aun permite que vivas esas situaciones es porque seguramente tu carácter tiene que ser moldeado y lo primero que tienes que hacer es rendir tu caracter a los pies del Señor.
Esto es una lucha de cada dia, pero, a medida que conocemos mas como es Jesus, mas se nos pegara de El.
Piensa como actuarias tu normalmente y como actuaria Jesús, pregúntate, Jesús diría esto que estoy a punto de decir?, y si la respuesta es no, entonces cierra la boca.
Mejor es que hagas silencio y dejes que el Señor haga por ti.
Dios necesita trabajar con nuestros corazones y darnos más de Él, pero para recibir más de Él, es necesario buscarlo más, cuando tu rindes tu corazón y tu voluntad, seguramente muchas cosas se levantaran para que caigas en tu viejo “yo”, pero, tomate de la mano del Señor y se obediente, y Él te bendecirá.