Señor cambia nuestro corazón, esa es nuestra oración, así como lo fue la de David, miles de años atrás.
1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
2 Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
3 Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
4 Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.
5 He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.
6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
7 Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.
8 Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.
9 Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades.
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.
12 Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.
Podemos decir que esta es una oración de un pecador que ha admitido su pecado, y se ha arrepentido de corazón, este salmo de David es ni más ni menos que eso, una oración elevada al cielo.
Cuando nos entregamos al Señor, y realmente tenemos un deseo genuino de seguirlo y agradarlo, Dios trabaja en nosotros y cambia nuestro corazón, porque cuando El entra en la vida de una persona, esa persona no queda igual.
Todos hemos pecado, y eso es así, el único que no peco jamás fue Jesús, pero todos nosotros hemos nacido con la semilla del pecado en nuestro interior.
El pecado ya está impregnado en nosotros desde que nacemos, y no es lo que nos rodea lo que nos contamina sino lo que tenemos en nuestro interior.
Jesús nos decía en Mateo 7:18.
“No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre”
David decía en este salmo, que en pecado había sido concebido, reconocía que él era pecador, hay una historia detrás de este salmo, y es la historia de un David que a pesar de ser un gran hombre de Dios, fue tentado y cayó en pecado con una mujer y una serie de situaciones que se sucedieron luego de ese pecado.
Quizá tu estés leyendo esto y pensaras en que David era un salmista, era el mismo que había matado a Goliat, y al mismo que Dios había levantado como rey, pero si, es el mismo David que había pecado contra Dios he intentado de algún modo ocultar su pecado, hasta, que reconoció delante del Señor su falta.
Es que para que cualquier restauración se pueda dar, el primer paso es reconocer nuestra condición.
Viene a mi mente que para que un alcohólico, o drogadicto puedan salir de ese pozo de adicciones, siempre el primer paso es el reconocimiento de su problema, así mismo en todos los órdenes y o situaciones que sean para analizar acerca de nuestra vida, siempre es necesario primero reconocer en que fallamos.
“Señor cambia nuestro corazón”.
El Señor es tan bueno, que trata con nosotros en lo secreto, David decía, “tu amas la verdad en lo íntimo”, es que solo te hace falta en la intimidad, hablar con Él, reconocerle, es en momentos de intimidad con El, que le pedimos “Señor cambia nuestro corazón”.
David le pide que lo limpie con Hisopo, y que es esto? El hisopo hacía referencia a una planta que aun hoy nace en Palestina, y que tenía entre otros usos, el uso de la purificación, y es esto lo que David implora, purifica mi corazón, cámbiame, límpiame y seré mas blanco que la nieve.
Dios tiene la potestad y el amor para limpiarte, perdonarte y darte un nuevo corazón.
El cambia nuestro corazón, quita nuestro pecado, y no vuelve a mirarlo, se olvida de lo que una vez hicimos y nos da una nueva vida en El.
Si Él te ha limpiado, no mires hacia atrás, ya no vuelvas a mirar lo que fuiste, a menos que sea para dar testimonio de lo que ha hecho en ti, Él ha borrado y cambiado tu corazón y ha renovado tu espíritu y ha puesto Su Espíritu Santo dentro de ti.
Muchas son las veces que en la biblia leemos acerca del gozo, es que el gozo es algo que el enemigo siempre quiere robarnos, es que cuando te roba el gozo, tu caes en desanimo, y poco a poco va robándote la fe. No lo permitas.
Si ese es tu estado hoy, si las circunstancias que nos rodean o lo que pueda estar afectando tu vida, te está robando el gozo, aférrate al Espíritu Santo, y pídele al Señor que mude tu corazón y renueve tu Espíritu.
Enfócate en el Señor, cada día al levantarte y al acostarte, que Él sea lo primero y lo último de tu día.
Él es misericordioso, bueno, y desea abrazarte y limpiarte, no importa cuán grande haya sido tu pecado, Él es más grande que ese pecado.
Conclusión:
Si estás leyendo esto, entonces decídete a darte la vuelta del camino equivocado, y tomate del Espíritu Santo, dobla tus rodillas delante de Él, reconócelo en todos tus caminos, y sobre todo, reconoce tus debilidades delante de Él y Él te sostendrá.
Dile conmigo, “Señor, límpiame de pecado, perdóname, te reconozco como mi Señor y mi Salvador, cambia mi corazón y renueva mi espíritu y hazme una nueva criatura en Ti” Amen.
Si has hecho esta oración, y como David has reconocido tu falta y tu necesidad de un cambio real en tu vida, no dudes, Dios ha escuchado y en este tiempo se manifestara a tu vida, si lo buscas todos los días y confías en El.