La mirada de Jesús hacia Pedro es la misma con la que cada día nos mira a cada uno de nosotros.
54 Y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a casa del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos.
55 Y habiendo ellos encendido fuego en medio del patio, se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre ellos.
56 Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él, y dijo: También éste estaba con él.
57 Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco.
58 Un poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo: Hombre, no lo soy.
59 Como una hora después, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo.
60 Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó.
61 Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
62 Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente.
La hora había llegado.
Jesús acaba de ser arrestado, el día había llegado, y todos aquellos que habían estado con El, ya no estaban a su lado.
El Dios hecho hombre está siendo juzgado, azotado y humillado, y vemos en este pasaje a Pedro que lo sigue de lejos.
Ese mismo Pedro que en Getsemaní lo vemos cortando la oreja de Malco, para intentar salvar a su Señor, es el mismo que en este momento lo niega.
Tal y como su Señor se lo había advertido, el miedo se apodera de él y nos cuenta la biblia que 3 veces lo negó.
Lo vemos sentado alrededor de una fogata, entre aquellos que maldecían a Jesús, es que cuando nuestra alma no tiene al Señor para calentarla, ella va erradamente en busca de otros fuegos y otras compañías.
Nos cuenta este pasaje que al negarlo por tercera vez el gallo canta, y Jesús desde el lugar donde se encontraba siendo juzgado y golpeado, busca los ojos de Pedro.
La mirada de Jesus es misericordiosa.
Te invito a que pienses por un momento en que tenía su mirada? Que cree usted?
Si hubiéramos estado en lugar de Jesús seguramente nuestro pensamiento hubiese sido de reproche o enojo.
Pero la mirada de Jesús, era una mirada de misericordia.
Me llamo mucho la atención este versículo y creo que es bueno analizar desde el conocimiento del carácter de nuestro Dios, esta mirada que creo que provoco en Pedro, la convicción de pecado y el arrepentimiento inmediato.
Cuantos de nosotros hemos sido Pedro? Le aseguro que usted y yo hemos estado en lugar de Pedro muchas veces y lo hemos negado al Señor en reiteradas oportunidades.
Y me imagino la mirada de Jesús sobre nosotros, esa mirada tierna y compasiva.
Es que Él nos entiende, Jesús comprendió la debilidad de Pedro y tuvo misericordia de él.
Dios entiende tu debilidad y tiene misericordia de tí.
Es que nada de lo que usted pueda hacer, generara que El deje de amarlo, su amor por usted está intacto.
Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador.
La mirada de Jesús esta sobre tí, como estuvo sobre Pedro, y no está para reprocharle sino para recordarle que Él es el único que lo ama sin condiciones.
Jesús conocía a Pedro y sabía que Pedro lo amaba, aunque lo hubiese negado. De hecho nos damos cuenta en este pasaje que él siguió a Jesús desde lejos.
Él nos conoce, sabe quiénes somos y que sentimos.
Pedro se mantenía a distancia para que su vida no peligrara, pero a la distancia suficiente como para poder estar cerca de su Señor y ver lo que pasaba con él, Pedro lo amaba, pero lo negó.
Cuando la mirada de Jesús se cruza con la de Pedro, la palabra que Él le había dado un rato antes vino a su memoria y nos cuenta la escritura que se fue a llorar amargamente.
Es que cuando tú y yo lloramos, luego que Dios ha tratado con nuestro corazón, algo en nuestro interior cambia y somos restaurados, Jesús quería restaurar a Pedro.
Ese Pedro que acababa de negar su fe y a su Señor, pero que lo amaba y al que Jesús amaba.
Conclusión:
Dios no lo deshecho, y tampoco nos deshecha a nosotros, sino que tiernamente y con misericordia nos mira, y ante su mirada es imposible estar en pie sin ser quebrantado.
El Espíritu Santo trae convicción de pecado, y nos redarguye, su amor nos limpia y su misericordia nos da la esperanza que aunque fallamos, Él nos restaura.
Si tú sientes que has negado a Jesús, ten la certeza que El, tiene solo una mirada de amor y misericordia sobre tu vida.
Dios es experto en restaurar vidas quebradas, sanar corazones heridos y perdonar pecados.
Él te ama tal y como tú eres, pero eso no significa que te dejara como estas, sino que te educara y moldeara para sacar de tí la mejor versión.
La mirada de Jesús le hablo a Pedro, y hoy te habla a tí, afina tu oído, búscalo y recibirás el perdón y el amor que solo Él puede darte.