La tentación de Jesús que nos cuenta este pasaje es un reflejo de cómo también somos tentados a diario, pero si Jesús vencio, nosotros también podemos vencer.
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
2 Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
3 Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
4 El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo,
6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:
A sus ángeles mandará acerca de ti, m y,
En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie en piedra. m
7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,
9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
En primer lugar es necesario explicar que la tentación por sí misma no es pecado, hay quienes se sienten sucios al sentirse tentados, pero no debemos dejar que la culpa por el solo hecho de estar tentados nos agobie ya que hasta el mismo Jesús lo fue.
La tentación no es pecado, caer en ella sí.
Aquí vemos que empieza este pasaje contándonos que Jesús fue llevado por el espíritu al desierto, y allí fue tentado por el diablo.
Él se encontraba ayunando y fue al desierto a orar y allí, ya sintiendo hambre el enemigo lo tentó ya que su plan era hacer caer a Jesús y así evitar que fuera a la cruz.
Jesús fue probado en el desierto pero el respondió a cada tentación con la palabra viva de Dios, no mantuvo una discusión, sino que puso la palabra entre el tentador y El.
No cayo en ninguna de esas tentaciones no porque era Dios, porque no podemos olvidar que camino entre nosotros como humano, con nuestras mismas necesidades.
No cayo porque la palabra y la presencia de Dios estaba arraigada en lo más profundo de su ser.
Si usted se encuentra tentado, recuerde que no podemos sortear la tentación y que la misma vendrá, no ore para que Dios se la quite porque no lo hará, ore para que Dios lo fortalezca en medio de ella, y lea la palabra.
Póngase la coraza de la espada del espíritu que es la palabra de Dios, y cuando el enemigo le tiente muéstrele la palabra.
No será usted tentado con aquello que no le agrada, sino precisamente con aquello que representa para usted una debilidad.
La biblia habla acerca de que somos tentados de nuestra propia concuspiscencia.
Pero tenga presente que la palabra en 2 Corintios 12:9 dice que Él se perfecciona en medio de su debilidad.
Cuando Jesús enseño a orar el Padre Nuestro, lo hizo para que tengamos un modelo de oración, y note que él dice “no nos dejes caer en tentación, y líbranos del mal”
Podemos vencer.
Quiere decir pídale fortaleza para vencer, dependa de Él, no hay otro modo de vencer que estando muy cerca de su presencia, llenos de su palabra y orando sin cesar.
Gálatas 5:17 dice “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”
En otras palabras, hay un choque de poderes entre el espíritu y la carne, la carne es débil y siempre querrá caer, pero nuestro espíritu si se encuentra en comunión con el Espíritu Santo, este, lo fortalecerá y le revelara la palabra para ese momento.
Conclusión:
Así que, si te encuentras pasando por una tentación, tomate de la palabra y fortalécete en El.
Si estas batallando hoy para no caer no luches en tus fuerzas porque de seguro fallaras, pero si te guardas en aquel que dice que no dejara que pasemos por una prueba más difícil de lo que podamos soportar, entonces vencerás.
Él peleara por ti y te dará la victoria.
Sigamos las pisadas de Jesús, Él es nuestro modelo a seguir.