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Salmos 139 “ Examíname, Y Conoce Mi Corazón”

Examíname, chequeame y conoce mi corazón, nadie mejor que el para saber lo que hay dentro de ti.

Conoce Mi Corazón
  • Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.
  • Tu has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos.
  • Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos.
  • Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
  • Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano.
  • Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender.
  • ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?
  • Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
  • Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar,
  • 10Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra.
  • 11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
  • 12 Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
  • 13 Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
  • 14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.
  • 15 No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
  • 16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.
  • 17 !!Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! !!Cuán grande es la suma de ellos!
  • 18 Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo.
  • 19 De cierto, oh Dios, harás morir al impío; Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.
  • 20 Porque blasfemias dicen ellos contra ti; Tus enemigos toman en vano tu nombre.
  • 21 ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, Y me enardezco contra tus enemigos?
  • 22 Los aborrezco por completo; Los tengo por enemigos.
  • 23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos;
  • 24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.

Examíname y conóceme

Este es un salmo de David, en el que lo encontramos declarando que Dios conoce de el absolutamente todo, su levantar, su reposar, lo que hace en todo momento y declara que Dios conoce su corazón.

Pero en el verso 23, a pesar de declarar todo esto, le pide “examíname”.

Cuanto le cuesta al ser humano permitirle a alguien que lo examine, desde cuándo vamos al médico, que por lo general, no disfrutamos esos momentos, hasta cuando alguien nos confronta.

En este caso podemos pensar, David era un hombre de Dios, era conocido por El desde que era un embrión, y desde niño Dios lo preparo para su obra, acaso el necesitaba esto? La respuesta es sí.

David en su humanidad también había pecado, en otras charlas veremos cuál fue el pecado de David, pero todos pecamos y todos tenemos cosas en las que Él tiene que intervenir.

Cuando somos capaces de decirle a Dios que nos examine, estamos dándole paso en nuestra vida en un todo. Hace falta mucha humildad para reconocer que necesitamos ser examinados y cambiados.

Es en esos momentos que soltamos el control, cosa que no nos gusta, pero, la disposición del corazón y la humildad para entregarle la potestad para que nos confronte y nos marque en qué áreas estamos débiles y debemos cambiar.

Esa la puerta de entrada para que Él pueda cumplir sus propósitos en nosotros.

Y lo vemos a David, dando un paso más, le dice también “mira mi corazón y pruébame”.

Lo que trato de decirte con esto es, estas tu hoy permitiéndole a Él, hacerte un chequeo? Suelta tu orgullo, y pregúntale si hay algo en ti que lo ofenda, si hay algo en ti que aún no este sano e intervenido por Dios.

Dejémosle intervenir en nosotros

Cuando llegamos a Él, somos sometidos a “intervenciones divinas” donde todo lo escondido, guardado y lo que nos enferma, física o emocionalmente, debe salir.

Pídele y dile, examíname.

A veces pensamos que ya tenemos años de cristianos, que conocemos la palabra, y creemos erróneamente que ya está, que no hay nada más que hacer, que ya me gane mi salvación, pero siempre hay más.

Conclusión:

Analiza cómo está tu corazón y pídele a El que lo examine, entrégale a Él tu levantarte y tu caminar.

Permítele guiarte en el proceso de tu sanación, y permítele intervenir en los rincones más oscuros, esos de los que no hablas con nadie.

Donde huiremos para que Su Presencia no nos encuentre o nos vea? A ningún lugar, allí donde vayas Él te ve, lo que calles a otros, Él lo sabe.

Si tu permites, su tratamiento en tu interior, podrás ser guiado cada día por El, en el camino de tu salvación, y vivirás esa vida plena que Él tiene para ti.

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