Camina sobre el agua tomado de su promesa, este pasaje nos describe una escena que bien podría adaptarse a lo que estamos viviendo en este año 2020 que se está yendo, y que ha desatado sobre el mundo entero una tormenta tan fuerte, que ha puesto literalmente de rodillas al mundo.
Pero no a los creyentes, que caminan sobre las aguas tormentosas tomados de la palabra de Dios, veamos la enseñanza de este pasaje.
22 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.
23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario.
25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.
26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: !!Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis!
28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: !!Señor, sálvame!
31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.
Jesús venia de predicar junto con sus discípulos, en lo que podemos leer y se conoce como el sermón del monte, donde una multitud se había dado cita para oír a Jesús, y más de cinco mil personas habían sido alimentadas milagrosamente, luego de todo esto, Jesús se aparta, solo, a orar al Padre en una colina.
Esta era una práctica frecuente de Jesús, siempre tenía su momento de oración al Padre y le gustaba alejarse para estar a solas con Dios.
Mientras esto acontecía, sus discípulos salieron mar adentro con su barca, y en medio de todo esto, se desata una tormenta.
Cualquiera podía pensar que Jesús no estaba al tanto de lo que les estaba sucediendo, pero cuentan quienes han visitado la zona y la conocen, que el mar está rodeado de colinas, y desde cualquiera de ellas Jesús podía ver lo que estaba sucediendo.
Vale decir que aun cuando ellos creían estar solos en el asunto, no era así, Jesús estaba al tanto de lo que les pasaba, y es cuando lo vemos acercarse caminando hacia ellos por el mar.
Aunque creas que estas solo, El te ve y acude en tu ayuda.
Nunca me había detenido a pensar en ese hecho, en ese detalle que hace una gran diferencia, siempre de algún modo creí que Jesús caminaba por el mar, quizá como una forma de que sus discípulos creyeran que él era el Señor aun de los mares.
Pero, no me había detenido a pensar que Jesús camino sobre el mar, porque iba hacia ellos en su momento de desespero.
Jesús se acercó a sus discípulos, y no hay mar que se interponga entre Jesús y aquellos que lo seguimos.
No hay obstáculo que le impida al Señor acercarse a ti cuando estas en medio de tu crisis, así como no lo detuvo en la orilla, el mar embravecido, porque Jesús camina sobre los obstáculos, como en esa noche.
Nunca estarás solo, porque aun cuando no lo ves, Él te ve.
Cuenta esta historia que Pedro al verlo, exclamo, “Señor si eres tú manda a que yo vaya hacia ti”, el impulsivo Pedro, que con todo y su carácter amaba al Señor, quería ir hacia Jesús, y Él le dijo, “ven” y así lo hizo.
Y camino sobre las aguas, hasta que, quito los ojos de Jesús y los enfoco en ese mar furioso.
Cuál es el mar furioso que te está rodeando?
Si Jesús te ha dicho “ven” no temas! cree en su palabra, tomate de su palabra y créela, no quites tu mirada de Él, porque es su palabra la que te sostiene y es su palabra la que te mantiene a flote.
Podríamos creer si leemos a simple vista, que esta historia termina mal, y que Pedro se hunde, pero, aun habiendo quitado los ojos del Señor, aun en ese momento, Pedro clama al Señor y le pide “Señor, sálvame”.
Y ahí esta Jesús, que extiende su mano y lo levanta, lo sostiene y lo pone a salvo, y dice que de inmediato, el viento se calmó.
Jesús levanto a Pedro y le dijo Hombre de poca fe! en vez de creer en la palabra que había salido de la boca de Jesús y en que si le había dicho que fuera hacia Él, llegaría, pues enfoco la vista en lo que le rodeaba.
Mientras se mantuvo creyendo en su Señor y mirando a Jesús, Pedro camino sobre esas aguas, pero cuando su mente humana le hizo notar lo que estaba sucediendo, la duda lo abrazo.
Es lo mismo que nos sucede hoy día, Dios nos da palabra, pero, parece a veces como que nos cuesta creer y permanecer creyendo, y esa es la razón por la cual nos caemos.
Hombre de poca fe!, Jesús fue muy directo al decirle a Pedro cual era la razón por la cual, se había hundido, pero inmediatamente acudió a ayudarlo, y me impacta esto de Jesús, porque me doy cuenta la paciencia que nos tiene, que aun cuando dudamos, El acude a nuestro rescate.
Tu estas sostenido por el que te ha prometido que si vienes a Él, nunca más tendrás sed, estas sostenido por aquel que ha rescatado tu vida, y ha venido a darte vida y vida abundante.
Las noticias hoy en día, nos abruman, miramos alrededor y vemos tanto dolor, personas que han perdido seres amados por causa de esta pandemia, otras en depresión, otros sin trabajo y muchos sin esperanza.
Pero estamos aquí para llevar esperanza al desesperado, para dar consuelo a los que sufren y para predicar la palabra hasta lo último de la tierra y dar el mensaje de salvación y amor de nuestro Dios.
Conclusión:
No temas lo que puede venir, teme no estar bien con el que vendrá un día por ti y por su iglesia, no temas lo que pueda pasar, más bien busca hoy más que nunca conocer más acerca del Señor.
Lee su palabra, porque es ahí donde encontraras todas las respuestas que hoy no encuentras.
Camina sobre el agua tomado de su promesa, Él te ha dicho, que no te dejara ni te desamparara y que estará contigo todos los días de tu vida, y si Él lo dijo, Él lo cumple.
Busca a Dios mientras puede ser hallado, si nunca recibiste a Jesús en tu corazón, te invito a hacerlo hoy conmigo, repite esta oración:
“Señor te doy las gracias por tus promesas, perdona mis pecados, límpiame con tu sangre y entra a mi corazón, desde hoy soy tu hijo/a y no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo. Amen"
Si has hecho esta oración, has pasado de muerte a vida, y aunque el cuerpo envejezca, tu alma vivirá para siempre, aférrate a su palabra y a sus promesas y enfócate en El, y no mires alrededor, cree solamente y veras la gloria de Dios en tu vida.