La humildad de Jesus de manifiesto. “Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
2 Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase,
3 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,
4 se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó.
5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido”.
Su Ejemplo
La humildad es lo opuesto a la soberbia, cuando hablamos de humildad no tiene que ver con posición económica sino de una virtud de un corazón que no se siente superior a nadie, y que aun siéndolo no se enorgullece.
La misma no es algo que surge de forma forzada, es una actitud que demuestra los valores que hay en el corazón de esa persona.
La humildad y humillación no son la misma cosa.
Dios debió humillar a Pablo cuando aún era Saulo, quien perseguía para dar muerte a los creyentes, y debió hacerlo para que posteriormente el caminara en humildad.
El empleado sirve al jefe y no hay en eso ningún acto de humildad, ya que es algo que debe hacer.
Cuando hay humildad el que está por encima, se baja para servir al que está por debajo.
Como creyentes, si eres un alguien que está sirviendo a Dios, tienes una misión y es esa precisamente, servir.
Estar al servicio es estar dispuesto a dar, de ti lo mejor por aquellos a quienes Él pone para cuidar y velar por sus vidas.
Este acto que vemos en Jesús, en el que lo vemos sentándose a lavar los pies de sus discípulos, es un ejemplo para nosotros y Él fue muy intencional en esto.
Hace falta mucho amor para lavar los pies de tu prójimo.
Esto no supone una humillación, es un acto de humildad y amor por el bienestar de aquellos a quienes amaba y cuidaba.
Mateo 11:29 Jesús nos dice “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”
Reflexion
Entonces la humildad y la mansedumbre están estrechamente ligadas al descanso que nos genera abrazar esa virtud.
Quien está muy cerca de alguien, por lo general adopta sus formas, por eso vemos que los hijos se parecen a sus papas, en sus gestos o comportamientos.
Asimismo, si tú te acercas lo suficiente a Jesús, comenzaras a imitar sus maneras, y esa humildad y amor que de Él emana, y si estas agobiado, o cansado, Él te dará descanso.
Si Jesús mismo fue capaz de dejar su trono de Rey y vivió entre nosotros y se hizo siervo, y fue tan humilde como para lavar los pies de sus amigos, aprendamos de EL.
Examinemos nuestro corazón, y si hallamos en nosotros soberbia u orgullo, pidamos perdón y acerquémonos al único que nos puede cambiar y encaminar por la senda correcta.
Si no lo has hecho aún pídele que entre a tu corazón y viva en ti, y lo que no puedes hacer con tus fuerzas Él lo hará por ti.