Nuestra identidad en el Señor, y a partir del momento en el que hemos conocido a Jesús, cambia, y ya no somos más lo que el mundo decía que éramos, sino que somos lo que Dios dice que somos.
9 Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
Para confiar sin dudar debo saber quién soy.
Si quieres tener una fe firme en el Señor a pesar de todo lo que pueda venir a tu vida, aun de las opiniones de los demás y aun a pesar de las etiquetas que te hayan puesto a lo largo de tu vida, tienes que conocer quién eres en Cristo.
No importa lo que el mundo dice de ti, importa lo que el Señor dice de ti, importa lo que Él dice que tú eres.
Y lo primero que Pedro en esta carta les está diciendo, cabe agregar que esta carta fue escrita a una iglesia en Asia Menor, una iglesia que estaba atravesando persecuciones y muchos problemas, les está diciendo que son “linaje escogido”.
Jesús cuando estaba en la tierra solía cambiarles el nombre, por ejemplo a Pedro le cambio el nombre, antes se llamaba Simón, pero a partir del momento en el que decidió ir con Jesús, le dijo te llamaras Pedro, que significa “Roca”.
Bastante más atrás en la historia, Dios le cambio el nombre a Jacob por Israel, ya que lucho con Dios y para hacer notar este hecho se lo cambio y a Abram que significa padre, por Abraham, que significa “padre de multitudes”, y luego también en el nuevo testamento, Saulo es luego llamado Pablo, significa hombre humilde o pequeño.
Dios nos cambió el nombre, antes no éramos nadie, ahora somos linaje escogido.
Quizá el mundo y los que te rodearon te menosprecio, pero Dios te dice tu eres linaje escogido.
Real Sacerdocio.
Quizá por nuestras venas no haya sangre real, pero ahora somos coherederos con Cristo y ahora nuestra genealogía está ligada a Jesús, por eso ahora somos sacerdotes y parte del reino de nuestro Señor.
Nación Santa.
Tu leerás esto y me dirás, pero yo no logro ser santo, aun me falta mucho, Dios te mira como nación santa y confió en ti, más que tú mismo, y te creo deseando para ti que puedas seguir sus pasos y poner tu voluntad y tus deseos en sus manos.
Aunque hayamos pecado, hemos sido limpiados y redimidos, y hoy podemos decir que somos nación santa, que cuando nos equivocamos y somos débiles podemos fortalecernos en aquel que nos amó y nos llamó de tinieblas a luz.
Pueblo adquirido por Dios.
Somos del Señor, Él nos mira desde su trono y sabe dónde estamos, quienes somos, y le pertenecemos a Él,
Todo esto que Pedro profetizo sobre la iglesia, no era solo para aquella iglesia sino también para ti y para mí, nosotros hemos sido escogidos y en nosotros está el sello del Espíritu Santo.
No debemos temer a los rumores de aquellos que no tienen fe, y que caminan en la vida a ciegas sin mirar a través de los ojos de Jesús, más bien debemos orar por ellos, y acercarles la palabra a través de nuestras acciones.
Las acciones valen más que mil palabras.
Tú te puedes parar en una esquina a gritar que Cristo vive, y quizá muchos te miraran como si estuvieras loco, pero tú puedes actuar como Cristo lo haría, y dar consuelo y amor y entonces con esa actitud estarás ganando realmente almas para Jesús.
Tenemos promesas para nuestra vida, hemos sido llamados como sigue diciendo este pasaje, somos todo esto para anunciar las virtudes de aquel que nos cambió la vida, y que puede hacer lo mismo con todos y cada uno de los que hoy estén caminando en necesidad.
Antes no teníamos esperanza ni éramos pueblo, pero ahora somos pueblo, y no somos todo esto que Dios nos llama para encerrarnos en nuestras casas y solo vivir disfrutando de las promesas, sino para compartirlas.
Así como nosotros algún día hemos sido alcanzados por la misericordia de Dios, y nos rescató de una vida hueca y vacía y quizá de mucho dolor, otros hoy están en tinieblas y tú eres el instrumento que Dios quiere usar.
Y es a través de tus acciones.
No solo te limites a orar, haz la obra, no es necesario que te pares con un cartel en la esquina de tu casa, es necesario que lleves consuelo a quien lo necesita y a que tengas una palabra de misericordia para aquel que jamás ha sido tratado con misericordia.
Conclusión:
Tú tienes un llamado, yo tengo un llamado, y cada uno de nosotros en nuestro ambiente podemos ser los responsables de que un alma sea rescatada para Jesús, guarda tu testimonio porque los que miran tu vida, miran la vida de Jesús, porque tú eres pueblo escogido por Dios.
Si quizá has estado haciendo caso omiso al llamado de Dios a tu vida, este es el momento para que te des vuelta, yo también lo he hecho en algún momento, pero no podemos ignorar lo que somos y para que hemos sido creados.
Pídele perdón al Señor, dobla tus rodillas, y la restauración y la misericordia de Dios hará la obra.
Entrégale tu corazón a Jesús si nunca lo has hecho, dile conmigo “Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, entra a mi vida y transfórmame, me entrego a ti, en el nombre de Jesús, Amen”