Lucas 22:39-46 Jesús ora en Getsemaní

39 Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. 

40 Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. 

41 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, 

42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 

43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. 

44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. 

45 Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; 

46 y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación. 

Leer y recordar el Getsemaní, estremece el alma de todo aquel que entiende que fue allí, donde Jesús sintió una tristeza y angustia propia de su condición adoptada de hombre, ante el temor de lo que sabía que venía, era la noche más oscura y dura de su vida, sin duda, la hora había llegado.

Ese lugar que conocía bien, y que en otras ocasiones había sido cita para él y sus discípulos para aprender de la palabra y de Él, y disfrutar de su compañía, esta noche era el lugar donde puesto de rodillas oraba a su Padre en los cielos, nos cuenta este pasaje, que su sudor era como gotas de sangre, mientras le decía “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.

El sabía cuál era la voluntad del Padre, sabía que no habría otra oportunidad para nosotros si no iba a la cruz y derramaba su sangre bendita, la cual nos limpia de todo pecado, nos libera de la muerte misma y nos lleva a vida eterna. 

El apóstol en San Juan 3:16 dice “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

Lucas 22:39-46 Jesús ora en Getsemaní

Jesús sabía cuál era su misión, y sabía que la hora llegaba. No puedo imaginar la magnitud del dolor, que sentiría aun sabiendo que uno de los suyos habría de entregarlo. 

Dios envía un ángel a fortalecerlo en ese momento de angustia, esto fue lo único cálido y amoroso que Jesús sintió desde ahí hasta su cruz. La mano amiga y consoladora de ese ángel que conocía muy bien al que estaba fortaleciendo, el hijo del Dios viviente.

En medio de su oración nos da cuenta este pasaje que sus discípulos se durmieron habiéndoles El pedido que oraran, noto que no les pidió, que oraran por El, sino por ellos mismos, “orad para que no entréis en tentación”. 

En 1 Pedro 5:8 dice “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”.

Era la hora de agonía de Jesús, y el momento en el que decide enfrentar lo que viene, donde recibe fuerzas de su Padre y el momento donde el enemigo sabía que esa cruz nos marcaría un antes y un después, y que a través de El recibiríamos perdón, salvación y un camino abierto al Padre.

Acércate y conoce a Jesús, el que se ofreció en sacrificio por ti, no significa que no tendrás problemas en tu vida. Deberás aceptar los Getsemaní que vengan a ti y llevar la cruz como lo hizo Jesús. El venció por nosotros y por esa victoria tenemos la posibilidad de ser perdonados y limpiados, cualquiera sea nuestro pecado. Y la promesa de la vida eterna si lo dejamos obrar y creemos en El.

Por último, si aún no lo has hecho, te invito a abrir tu corazón y con sencillas palabras recibe a Jesús como tu señor y salvador, entrégale y ríndele tu vida, y el estará contigo todos los días hasta el fin.

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Rut 1:16 Mujeres valientes

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16 Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”

Rut era una mujer moabita que se había casado con uno de los hijos de Noemí, pero en esta época, la encontramos en una circunstancia que cambiaría el rumbo de su vida, ya que había enviudado recientemente, y su suegra la despide junto con la otra nuera quien también enviudo, Noemí había perdido a sus dos hijos.

Hoy no te hablare de Noemí, sino de Rut, quien cargaba con su propio dolor y aun así, en el momento en el que su suegra le dice que la deje, ella se niega firmemente.

Cuanta lealtad y fidelidad veo en Rut, ella toma la decisión de no abandonar a aquella mujer que lo ha perdido todo, aun sin saber a dónde ira, o cómo será su futuro, de algún modo veo que no está pensando en ella, sino en Noemí.

Viene a mi mente en este momento que seguir a Dios sin tomar la cruz es caminar a medias con el, quien sigue a Dios toma decisiones firmes y se niega a si mismo muchas veces, es leal con aquel que lo dio todo por cada uno de nosotros.

De Rut podemos aprender muchas cosas, entre ellas, reconoció la autoridad de Noemí y se sometió a ella aun cuando su suegra no se lo exigía, sino todo lo contrario, pero ella sabía quién era Noemí y que Dios tenia.

Valentia

Mujeres valientes

Aprendamos a ser mujeres valientes como Rut, a pesar de cualquier tormenta por la que podamos atravesar, la valentía, la firmeza y su determinación son algunas de las cualidades dignas de imitar en esta mujer gentil que decide hacer del Dios de su suegra, su Dios.

Rut emprende el camino con Noemí sin saber lo que hay delante, pero sabiendo que sigue los pasos de quien admira y que su deber es estar donde ella este.

Dios recompensa esta actitud de Rut, ya que más adelante y será tema de otra charla, veremos como encamina sus pasos y vuelve a rehacer su vida, y su futuro y el de Noemí cambian para bien en forma radical.

Es que cuando consideramos que todo está perdido, y no sabemos cómo salir de las cuevas de la vida, solo tenemos que caminar y seguir a Dios, confiar en su palabra y Él nos sorprende con oportunidades que jamás creímos que podríamos tener.

Mujer, se valiente…

Mujer, confía en El, se valiente, decidida, fija tus ojos en aquel que alumbra tu camino y no desistas, porque el futuro que te espera si lo haces te sorprenderá.

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Génesis 16

De dónde vienes, y a dónde vas?

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Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora”.

Agar es la esclava de Sarai, la esposa de Abram quien al no poder darle hijos le entrega, como es la costumbre de esa época, a su sierva para que esta le dé hijos, de tal manera que Agar queda embarazada y por alguna razón, Sarai comienza a maltratar a Agar, al ver ciertas actitudes, quizá ante su condición de embarazo.

En ese contexto encontramos a Agar que huye de Sarai al desierto, muy angustiada, y ahí es donde el ángel del Señor, la encuentra y surge esa gran pregunta, “ de dónde vienes, y a dónde vas? Hay muchas enseñanzas que podemos encontrar en este versículo 8, pero en esta oportunidad solo me referiré a la pregunta. 

Pon tu nombre delante de esa pregunta.

Génesis 16

Quizá vengas de un contexto familiar doloroso, con una infancia llena de dolor, o quizá ahora mismo estés pasando momentos duros, y no veas futuro, cuando estamos en soledad o en angustia no vemos claramente el camino a recorrer o cual es la mejor decisión para nuestra vida.

Hay desiertos de distintos tipos por los cuales atravesamos, pero en este caso, Agar se fue sola al desierto aun estando embarazada, a veces nos aislamos por propia decisión en los peores momentos, y debería ser en cambio, en esos momentos donde tendríamos que correr a los brazos de Cristo y a rodearnos del consejo de aquellos que nos aman.

El Señor con todo su amor, le hace esta pregunta, no porque él no supiera la razón de su angustia, sino para darle la oportunidad a Agar de contarle, de sacar hacia afuera el motivo de su dolor y que pudiera desahogarse, y por otro lado le dio la posibilidad de pensar que tenía frente a ella, en ese desierto al que se estaba exponiendo en su búsqueda de escape.

Huir de aquello que te genera dolor solo te hará hundirte más en ese desierto donde no hay el sustento que el ser humano necesita, y te dejara solo y expuesto, sin poder sanar.

Hay momentos donde solo la palabra viva del Dios altísimo puede inyectarnos la vida y la esperanza que necesitamos, para darnos cuenta donde estamos parados, en que desierto estamos y hacia donde iremos si no estamos tomados de su mano.

Si tu vida hoy no tiene un rumbo definido, hay alguien que quiere guiarte y conducirte a un lugar mejor, a donde vas hoy? Entrégale tu camino al Señor.

Como dice el Salmo 37: 5 “Encomienda a Jehová tu camino, confía en él; y él hará.”

No tengas duda que Dios está interesado en tus problemas, en tus angustias y desea que puedas acercarte confiadamente ya que su oído siempre está atento y jamás se duerme.

Y tu ya sabes hacia donde vas?….

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Efesios 3

Ministerio de Pablo a los gentiles

 Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles;

si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros;

que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente,

leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo,

misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu:

que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio,

del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder.

A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo,

y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas;

10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,

11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor,

12 en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él;

13 por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria.

El amor que excede a todo conocimiento

14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,

15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,

16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;

17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,

18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,

19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,

21 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén

Efesios 3

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Filipenses 4

Regocijaos en el Señor siempre

Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.

Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor.

Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos!

Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

En esto pensad

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

Dádivas de los filipenses

10 En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad.

11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.

12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.

13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

14 Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación.

15 Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos;

16 pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades.

17 No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta.

18 Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.

19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.

20 Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Salutaciones finales

21 Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo os saludan.

22 Todos los santos os saludan, y especialmente los de la casa de César.

23 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

Filipenses 4

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1 Corintios 13

La preeminencia del amor

Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.

Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.

Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;

no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;

no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.

Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;

10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.

11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.

12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.

13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.

1 Corintios 13

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2 Timoteo 3

Carácter de los hombres en los postreros días

 También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.

Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,

sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,

traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios,

que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.

Porque de éstos son los que se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias.

Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.

Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe.

Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos.

10 Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia,

11 persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor.

12 Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución;

13 mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados.

14 Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido;

15 y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.

16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,

17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

2 Timoteo 3

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Los 10 mandamientos: porqué Dios los escribió

Los 10 mandamientos (o Decálogo) son mandatos morales escritos en tablas de piedra. Formaron parte de la ley que recibió Moisés en el Monte Sinaí. Su autor es Dios y fueron registrados por Moisés en el libro Éxodo de la Biblia.

Los 10 mandamientos expresan la ley moral natural. El conocimiento de esta ley se ha visto empañado y oscurecido por el pecado original y por los sucesivos pecados personales. Los Mandamientos establecen lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. Pero no se trata de prohibiciones de libertad, sino que es una senda que nos muestra el camino del bien, el camino moral y espiritual de perfección. Son faros de luces que nos llevan por el camino del bien liberándonos de los pecados.

Los mandamientos fueron escritos por Dios para ayudarnos a resolver nuestros problemas, a identificarlos y a poder subsanarlos. Los problemas son los pecados. El pecado se entiende como un alejamiento de los propósitos que Dios tiene para nosotros. La ley no soluciona nuestros problemas, los revela de forma más clara para que aceptemos el remedio que Dios nos provee. Los mandamientos nos permiten vernos a nosotros y a nuestras fallas con más claridad.

Según el versículo 24:7 del libro Éxodo, Moisés leyó los mandamientos al pueblo y eel pueblo afirmó: «Acataremos todo lo que el Señor ha dicho y lo obedeceremos»

Los 10 mandamientos muestran el camino de una vida liberada de la esclavitud del pecado. Los tres primeros revelan el amor a Dios y el resto el amor al prójimo.

Los 10 mandamientos son:

1) El Primer Mandamiento es: Amarás a Dios por sobre todas las cosas. No tendrás otros dioses fuera de mí.

No te harás escultura, ni imagen, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás, porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte y celoso.

Es el primer y mayor mandamiento. Amarás a Dios Señor con toda tu alma y tu corazón. Amar a Dios significa elegirlo siempre como fin último de todos nuestros actos. Actuar siempre en su gloria. No habrá un fin superior a éste. No habrá ningún amor superior al amor por Dios. Ni por tus padres ni por tus hijos. No habrá nunca otro amor que pueda postergar el amor por Dios. Quien ame a otra persona más que a Dios, no será digno de él.

Esto es sólo devolver su amor para con nosotros. Él nos amó primero, nos creó. Rechazar su amor es un pecado. Él nos amo y envió a su hijo para salvarnos. Es por eso que debemos entregar toda nuestra alma y nuestra vida a él.

Con la oración, nos acercamos a él y alimentamos y sostenemos ese amor. La oración puede darse de diferentes formas: la adoración es una. Adoramos a Dios y lo reconocemos como nuestro creador. La oración es un acto de sincera adoración a Dios. La otra forma es la acción de dar gracias. Agradecer a Dios por todo lo que somos y por todo lo que tenemos. Todo es gracias a él. La tercera forma de oración es la petición. Petición como hijo a nuestro padre, que nos perdone nuestros pecados y nos ayude en nuestras vidas.

2) El Segundo Mandamiento es: No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque yo, el Señor, no consideraré inocente al que tome en vano mi nombre.

Este mandamiento llama a honrar el nombre de Dios. Sólo se deberá pronunciar su nombre para bendecirlo, alabarlo y glorificarlo. El nombre de Dios no debemos entenderlo como el nombre de una persona. Dios no puede ser abarcado por los términos humanos ni existe un nombre en realidad que pueda abarcar la esencia divina. Dios es superior, trascendente, por encima de toda la humanidad. A pesar de esto, para que podamos nombrarlo e invocarlo, él se manifiesta en el Antiguo Testamento bajo diferentes nombres.

¿Cómo honramos el nombre de Dios? En el Padrenuestro rezamos «Santificado sea tu nombre». Santificar a Dios es reconocerlo como santo, tratar su nombre de manera santa. Es lo que hacemos cuando adoramos o alabamos a Dios. Al decir «Santificado sea tu nombre» pedimos que su nombre sea santificado a través de nosotros, que nosotros y los demás lo glorifiquemos.

El segundo mandamiento prohíbe también todo uso inconveniente del nombre de Dios y la blasfemia. Blasfemar es un grave pecado. Significa proferir contra Dios palabras de odio o reproche.

3) El Tercer Mandamiento: santificarás las fiestas. Te acordarás del día de reposo y lo santificarás. Durante seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el día séptimo es de reposo en honor del Señor tu Dios. No harás en él ningún trabajo. Ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que viva dentro de tus ciudades. Porque yo, el Señor, hice en seis días los cielos, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, pero reposé en el día séptimo. Por eso yo, el Señor, bendije el día de reposo y lo santifiqué.

La Biblia narra toda la obra de creación de Dios. Así como él trabajo seis días y descansó el séptimo, el hombre también debe hacerlo, para dedicar ese día al descanso y al culto divino. El domingo y las demás fiestas, los fieles tienen la obligación de participar en la Santa Misa. Las otras fiestas son la Navidad, Epifanía, Ascensión, Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Santa María Madre de Dios, Inmaculada Concepción y Asunción, San José, Santos Apóstoles Pedro y Pablo y, finalmente, Todos los Santos.

Los fieles que faltan deliberadamente a estos preceptos cometen un pecado grave. Sólo estarán excusados por una razón grave como enfermedad o cuidado de niños pequeños.

Asimismo, en los días de fiestas, los fieles deben guardarse de trabajar o de realizar cualquier actividad que impida disfrutar del día de Dios, del culto y del descanso.

4) El Cuarto Mandamiento es: Honrarás a tu padre y a tu madre, para que tu vida se alargue en la tierra que yo, el Señor tu Dios, te doy.

El cuarto Mandamiento se refiere específicamente a la relación de los hijos con sus padres. Se extiende también a las relaciones con otros miembros de la familia e incluso a la relación entre alumnos y maestros.

Dios creó a la familia como institución principal y este mandamiento habla de las relaciones en el seno de la familia, la célula original de la vida social. La Sagrada Familia es el modelo de la familia, como modelo de amor, de autoridad, servicio y obediencia. Un buen cristiano debe honrar a sus padres procurando darles alegrías, rezando por ellos y correspondiendo a los sacrificios que ellos hacen por sus hijos. Es la gratitud y el respeto hacia aquellos que nos han traído a la vida. Agradecer a la madre por sus dolores y al padre por sus sacrificios para hacernos crecer en edad y sabiduría. No olvidar que por ellos hemos nacido y agradecer con docilidad y obediencia.

El cuarto mandamiento también obliga a los hijos mayores a cuidar de sus padres en la vejez, en lo material y en lo moral.

5) El Quinto Mandamiento es: No matarás. La vida es sagrada porque es creación de nuestro Señor y debe ser preservada. Nadie, bajo ninguna circunstancia, debe atribuirse el derecho de matar a un ser humano inocente.

6) El Sexto Mandamiento es: No cometerás actos impuros. No cometerás adulterio.

Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. Dios es amor y el amor es fecundo y de esta fecundidad debe participar la criatura humana. La sexualidad humana es distinta a la animal y afecta al núcleo íntimo de la persona. El sexo es una dádiva divina, un específico acto de amor para generar nuevas personas. Para Dios, la castidad es una virtud que hace posible el amor en la corporeidad y a través de ella. Permite amar a Dios y a los demás seres humanos. A la castidad se opone el pecado de la lujuria, que es buscar el placer en sí mismo, separado del fin de la procreación y de la unión. La lujuria ciega nuestro fin, debilita nuestra voluntad y nos aparta del amor a Dios. La masturbación, la fornicación y el adulterio también son actos desordenados a los ojos de Dios. Asimismo, la pornografía y la violación.

7) El Séptimo Mandamiento es: No robarás.

Este mandamiento se refiere a no dañar a los demás en sus bienes. No se puede tomar o retener lo que es del prójimo injustamente. Se refiere a los bienes terrenos y los productos del trabajo de los hombres. Defiende el derecho de la propiedad privada.

Dios confió a la humanidad la tierra y sus recursos para que estos pudieran alimentarse de ellos. La apropiación de los bienes es legítima para autoabastecerse a uno y a sus seres queridos. El respeto a la propiedad privada es fundamental para el ordenamiento de la sociedad. Sin embargo, al administrar los bienes para su consumo, el fiel debe practicar las vitudes de la solidaridad, la templanza para moderar el apego a los bienes materiales y la justicia para respetar al prójimo. No se debe aferrar a los bienes materiales sino contentarse con lo necesario para vivir sobriamente.

Dentro de este marco, es un pecado tomar o retener injustamente lo ajeno o causar algún daño a los bienes ajenos. Así, el séptimo mandamiento prohibe la rapiña, el robo, la usura, la especulación, el fraude, el despilfarro y la falsificación.

8) El Octavo Mandamiento es: No presentarás falso testimonio contra tu prójimo ni mentirás. Este mandamiento prohíbe faltar a la verdad en las relaciones con el prójimo, ya sea con acciones o con palabras. Decir la vedad y ser sinceros es una virtud. Debemos practicar la sinceridad, primero con nosotros mismos. Ser sinceros con nuestros actos, nuestras conductas y nuestros pensamientos. Nunca cerrar los ojos a nuestras verdades.

Debemos ser sinceros con los demás, respetando la palabra, las promesas y los contratos. Debemos también ser sinceros y veraces con Dios. Aunque Dios lo vea todo, hay que manifestarle nuestras verdades. El sacramento de la confesión es una herramienta esencial en nuestro camino de crecimiento. Dios nunca se cansa y siempre perdona cuando volvemos a él arrepentidos.

La mentira y el falso testimonio es repudiado por Dios. De igual manera, la difamación y el juicio temerario. Esto es cuando juzgamos algo sin tener las debidas pruebas. Siempre que se haya difamado a alguien, deben ponerse todos los medios al alcance para devolver la fama injusta al prójimo.

9) El Noveno Mandamiento es: No consentirás pensamientos ni deseos impuros.

10) El último y Décimo Mandamiento es: No codiciarás los bienes ajenos. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni a su mujer, ni a su siervo ni a su esclava, ni su buey ni su asno, ni nada que le pertenezca a tu prójimo.

Los últimos dos Mandamientos se refieren a los pecados contra el sexto y séptimo mandamiento, que son llamados pecados internos. Se refieren a vivir en la pureza y al desprendimiento de los bienes materiales, los deseos y los pensamientos impuros. Las acciones buenas o malas del hombre salen de su corazón, de lo que el hombre elige o no hacer. Esto se refiere a la voluntad del hombre que decide cometer adulterio, robar o matar. Es su determinación de hacerlo, alejándose de la voluntad de Dios.

Uno de los pecados internos son los malos pensamientos a que se refiere el noveno mandamiento. Es imaginarse un acto pecaminoso y es pecado grave deleitarse con ese pensamiento.

El mal deseo o deseo impuro es otro pecado interno. Es el deseo de realizar un acto pecaminoso. El gozo pecaminoso es complacernos en una acción mala realizada por nosotros o por los demás.

Aunque los pecados internos suelen tener menor gravedad que los externos, se cometen más fácil y frecuentemente. También son muy peligrosos y pueden deformar la conciencia. Para luchar contra estos pecados internos nos ayudan los sacramentos, la oración, el trabajo, la humildad y la sinceridad con Dios.

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