Filipenses 2:6-8 Siervos de Dios

Siervos de Dios, imitadores del Maestro, eso somos aquellos que hemos sido tocados y restaurados por su gran amor y por la gracia de Dios para con nosotros.

el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,

sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;

La humildad de Jesus

y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Él fue obediente hasta la cruz (Siervos de Dios)

Un siervo ve la necesidad y la suple, si usted es líder, simplemente sirve.

Un verdadero líder no busca posición, y si la tiene no se toma de esa posición para que lo sirvan, sino para servir a todos los que tiene a su cargo.

Cada uno de nosotros somos siervos de Dios.

Este es el ejemplo que nos dejó Jesús, el Dios hecho hombre que vino y se hizo siervo, al punto tal que El mismo lavo los pies de Jesús.

Pudo haber bajado a la tierra para reinar, pero sin embargo lo hizo para ser siervo y fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Debemos aprender de Él, aquellos que de modo u otro servimos a Dios y que importante principio es este, que debemos comprender.

Fácilmente los seres humanos olvidamos, si tenemos un puesto de privilegio, en la iglesia o en cualquier lugar de autoridad, que estamos para servir, no para ser servidos.

Si Jesús nos dejó este ejemplo, entendamos este principio y llevémoslo a la práctica

Sirviendo con amor.

No busquemos los aplausos, busquemos ganar almas para Cristo, no atraemos al mundo a Dios llenándonos de orgullo, sino que vendrán, cuando sientan que nos preocupamos por ellos y el amor de Dios se refleja en nosotros.

Cuanto más te use Dios y más alto estés, entonces más se te pedirá que sirvas a quienes están a tu cargo.

El Señor no te dará un lugar de privilegio si no pasas primero por el lugar más humilde y aprendes a hacer tu tarea con gozo y alegría.

Sírve a quien a quien necesita de Dios con amor (Siervos de Dios)

Pablo decía en 2 Corintios 12: 7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera”

Todos luchamos con el orgullo, hasta el apóstol Pablo, la biblia no da detalles de cuál es el aguijón en la carne que Dios le dejo, pero nos dice que para que no se exaltase a sí mismo en forma desmedida este había venido sobre él.

Eva fue tentada y cayó, resistió hasta que el enemigo le dijo que si comía de ese árbol seria como Dios, el orgullo la hizo caer.

Conclusión:

Oremos para que ese orgullo no contamine nuestro corazón. Hagamos lo que nos toque hacer por más pequeño que sea, con gozo, alegría y excelencia, sabiendo que es para Dios.

Sé tú, el mismo en la puerta de la iglesia, que en la plataforma, sé el mismo, siendo jefe en tu trabajo, que siendo empleado, aprende del Maestro.

Si tienes que hacer lo difícil, hazlo primero.

Nunca creas que ya no es tu trabajo, por estar en otra posición, es y será tu trabajo siempre.

No te aferres a un puesto, aférrate a Dios e imita a Jesús.

Conócelo para saber cómo El actuaría en tu lugar.

Proverbios 21:2 dice “ Todo camino del hombre es recto en su propia opinión;
Pero Jehová pesa los corazones”
.

Recuerda que toda la gloria es del Señor, que si algo bueno sabes hacer, Dios te está dando el conocimiento y la gracia para hacerlo bien, por lo cual, el mérito sigue siendo de Él.

Que te reconozcan porque en ti puedan ver reflejado el amor y el rostro de Cristo.

Rut 1:16 Mujeres valientes

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16 Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”

Rut era una mujer moabita que se había casado con uno de los hijos de Noemí, pero en esta época, la encontramos en una circunstancia que cambiaría el rumbo de su vida, ya que había enviudado recientemente, y su suegra la despide junto con la otra nuera quien también enviudo, Noemí había perdido a sus dos hijos.

Hoy no te hablare de Noemí, sino de Rut, quien cargaba con su propio dolor y aun así, en el momento en el que su suegra le dice que la deje, ella se niega firmemente.

Cuanta lealtad y fidelidad veo en Rut, ella toma la decisión de no abandonar a aquella mujer que lo ha perdido todo, aun sin saber a dónde ira, o cómo será su futuro, de algún modo veo que no está pensando en ella, sino en Noemí.

Viene a mi mente en este momento que seguir a Dios sin tomar la cruz es caminar a medias con el, quien sigue a Dios toma decisiones firmes y se niega a si mismo muchas veces, es leal con aquel que lo dio todo por cada uno de nosotros.

De Rut podemos aprender muchas cosas, entre ellas, reconoció la autoridad de Noemí y se sometió a ella aun cuando su suegra no se lo exigía, sino todo lo contrario, pero ella sabía quién era Noemí y que Dios tenia.

Valentia

Mujeres valientes

Aprendamos a ser mujeres valientes como Rut, a pesar de cualquier tormenta por la que podamos atravesar, la valentía, la firmeza y su determinación son algunas de las cualidades dignas de imitar en esta mujer gentil que decide hacer del Dios de su suegra, su Dios.

Rut emprende el camino con Noemí sin saber lo que hay delante, pero sabiendo que sigue los pasos de quien admira y que su deber es estar donde ella este.

Dios recompensa esta actitud de Rut, ya que más adelante y será tema de otra charla, veremos como encamina sus pasos y vuelve a rehacer su vida, y su futuro y el de Noemí cambian para bien en forma radical.

Es que cuando consideramos que todo está perdido, y no sabemos cómo salir de las cuevas de la vida, solo tenemos que caminar y seguir a Dios, confiar en su palabra y Él nos sorprende con oportunidades que jamás creímos que podríamos tener.

Mujer, se valiente…

Mujer, confía en El, se valiente, decidida, fija tus ojos en aquel que alumbra tu camino y no desistas, porque el futuro que te espera si lo haces te sorprenderá.

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Efesios 3

Ministerio de Pablo a los gentiles

 Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles;

si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros;

que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente,

leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo,

misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu:

que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio,

del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de su poder.

A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo,

y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas;

10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,

11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor,

12 en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él;

13 por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria.

El amor que excede a todo conocimiento

14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,

15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,

16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;

17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,

18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,

19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,

21 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén

Efesios 3

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