Cuando Jesús va por ti, así he decidido titular este artículo, donde vemos a Jesús en un rol tan paternal y fraterno que no hace más que reafirmar el gran amor con el que Él nos mira.
21 Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera:
2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.
3 Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron, y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada.
4 Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; más los discípulos no sabían que era Jesús.
5 Y les dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.
6 Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis. Entonces la echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.
7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: !!Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar.
8 Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban de tierra sino como doscientos codos.
9 Al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan.
10 Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar.
11 Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió.
Jesus les salio al encuentro.
Para ubicarnos en la historia, ya Jesús había muerto el día viernes en el madero, y el corazón de los discípulos debe haberse entristecido, todos estaban cabizbajos, y cada uno de ellos estaba haciendo sus propios planes.
Me imagino que se sintieron solos, no sabrían bien que debían hacer ahora, porque todo había cambiado en una noche y el que los guiaba ya no estaba, no imaginaban que esa mañana Jesús iría a buscarlos.
Es muy propio del ser humano cuando algo nos decepciona o sentimos que hemos perdido algo o a alguien, ir a hacer lo más conocido, lo que nos hace sentir un poco más seguros y ellos estaban en esa situación.
El puede restaurarte.
Quizá tú te has decepcionado, o has pensado que todo estaba perdido que ahora debes buscar cómo salir adelante y que nadie te puede ayudar ahora.
Pues todo eso, no es más que una mentira del enemigo que a través del temor y de la inseguridad que nos puede llegar a generar algo o una situación desconocida nos intenta engañar.
Jesús fue por ellos, y cuando se dan cuenta que aquel que les dijo que nuevamente echaran la red era Jesús, Pedro es el primero que salta al agua.
Era necesaria la restauración.
Había un tema aun entre Jesús y Pedro, ese mismo Pedro que un par de días antes había negado a Jesús por temor, ese mismo Pedro que lloro amargamente al darse cuenta que le había fallado a su Señor, es el que primero corre a su presencia y se tira al agua desesperado para poder llegar a la orilla junto a Él.
Jesús los espero y los intercepto en su camino, los espero con esa fogata y proveyó el desayuno, cuanto amor vemos en Jesús, no solo por ese desayuno sino porque El sabía que necesitaban ser restaurados.
Y no solo los restauro a través de ese mensaje que no solo fue con las palabras sino con ese acto de amor de proveer para ellos aquel desayuno y esa pesca que fue tremenda, cuando Dios restaura, también bendice.
Conclusión:
Si tú no estás bien con Dios hoy, por la razón que sea, quizá pecaste y te alejaste del Señor, quizá las muchas ocupaciones te han distraído al punto de que has olvidado tu primer amor, ponte hoy a cuentas con El.
Si tú te pones a cuentas con El, todo lo que estaba mal, Él lo pondrá en su lugar, y junto con la restauración de tu corazón, vendrá la bendición.
Pero todo esto depende de ti, Pedro corrió a sus brazos y sus discípulos cargaron con todo y también corrieron a la presencia del Señor, y eso fue lo que necesitaban para que su corazón fuera consolado y restaurado.
Se sensible a la presencia de Dios, y si hoy no sientes que estas bien con El, ponte sobre tus rodillas, y acércate a tu Padre que te espera de brazos abiertos.
Dios jamás rechaza a quien corre a sus brazos, sea lo que sea que hayas hecho, su capacidad de perdón y de amor, no tiene límites, El siempre está esperando por ti.