Derrota a tu gigante, en el nombre del Señor.
41 Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él.
42 Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer.
43 Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses.
44 Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.
45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
David sabía con quien peleaba
46 Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.
47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.
48 Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo.
49 Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.
50 Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano.
Quien no conoce la famosa historia de David y Goliat? Te invito a que puedas leer el pasaje completo en tu biblia, aquí compartimos estos versículos donde puntualmente vemos a David enfrentando a Goliat y venciéndolo.
Las escrituras nos cuentan que David era un pastor de ovejas, el más jovencito de la familia, un joven de apariencia hermosa, por lo que leemos era casi un adolescente.
Tanto es así, que si lees la historia desde el principio el rey Saúl tuvo muchas dudas en aceptar que fuera a pelear contra el filisteo, pero tanta fue la determinación de David que lo convenció.
Saúl lo vistió con su armadura, pero David se la quitó, evidentemente no estaba acostumbrado a utilizar ningún tipo de vestidura de guerra ni tampoco armas.
David había sido entrenado por Dios
Él había sido entrenado por Dios, en lo solitario, en el campo junto a las ovejas de su padre, a quienes defendía de los depredadores, y según el mismo le cuenta a Saúl, con sus propias manos los vencía.
David sabía que no iría solo al campo de batalla, Goliat peleaba con sus armas, pero David iba contra el en el nombre de Jehová de los ejércitos. Sabía que su batalla estaba ganada.
Con que gigante te encuentras tu luchando? Quizá sea un vicio, o un pecado al cual no puedes derrotar aun, no lo intentes en tu fuerza, derrota a tu gigante en el nombre del Señor.
No te desanimes, no tienes que luchar solo, busca la presencia de Dios y vence a tu Goliat de la mano del Señor.
Tu no luchas solo, Él esta contigo.
Muchas veces el enemigo nos menosprecia, tal y como sucedió con David, por su apariencia joven, que se lo notaba inexperto en cuestiones de guerra. Pero nuestra experiencia y nuestro entrenamiento es espiritual.
Porque la palabra de Dios nos dice que nuestra lucha no es contra carne y sangre sino contra potestades espirituales.
David lanzo esa piedra que fulmino a Goliat pero antes le lanzo la declaración en fe de que esa tarde él lo vencería porque Jehová le entregaría su cabeza, le dejo muy en claro que no iba contra el en sus fuerzas sino en las de Dios.
Si tu te encuentras luchando con alguna debilidad, el enemigo siempre te amedrentara, el querrá convencerte de todas formas de que tu no lo lograras, que tu no sirves para seguir a Cristo.
Pero yo te invito hoy a mirar a tu Goliat de frente, y declararle a ese gigante que te amenaza, que tu no peleas solo.
Pon a tu Señor delante, declara la palabra y pónte en actitud de batalla y no habrá forma de que el enemigo te derrote.
Conclusión:
Seguramente tu veras que el gigante se levanta, y corre hacia ti, tal y como sucede en esta historia, pero toma ejemplo de David y derrota a tu gigante.
Yo me lo imagino a David en ese campo de batalla viendo a Goliat tomar carrera hacia él, y con toda su paz puesta en la seguridad de que delante de él estaba el escudo del Señor, tomar su honda y su piedra y decir “ahí voy Señor”
Imagína a David enfocando su visión y lanzando aquella piedra ante aquella amenaza y en ese instante viéndolo caer.
Así veras tu caer esa debilidad o ese pecado que tantas veces te hizo fallar.
Toma fuerzas, levanta tu vista, y no tiembles, porque el Dios que hizo los cielos y la tierra es el que pelea por tí. No le temas a Goliat.
Tu lucha es el lugar donde Dios te está entrenando para batallas más fuertes y victorias más grandes.
Créelo y pon tu fé en acción.