“9 Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,
2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.
3 Más yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;
4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
5 Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
6 El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer”.
En esta oportunidad comenzaremos conociendo la primer parte de la historia del apóstol Pablo, el momento de su conversión.
La primera vez que se menciona su nombre es en Hechos 8, cuando él está de acuerdo y avala la muerte de Esteban, quien es el primer mártir cristiano, por predicar la palabra de Dios muere apedreado.
En esta ocasión Saulo aprueba esta muerte y nos cuenta la biblia que hacia destrozos en la iglesia y perseguía para dar muerte a los cristianos.
La conversión de Saulo es muy significativa y da nacimiento a uno de los apóstoles que a partir de ese encuentro con Jesús en ese camino a Damasco. Entrega su vida hasta el final de la misma para predicar su palabra y llevar salvación a todo aquel que lo escuchaba.
Cada uno de los apóstoles tenia distintas preparaciones y llamados, los que caminaron con Jesús mientras estuvo en la tierra. Crecieron y aprendieron con El, mientras que Pablo lo conoce, cuando ya Jesús está en la gloria luego de su resurrección.
Dios tiene propósitos diferentes para cada uno de nosotros, y por ello todos somos formados por El, y una forma de formarnos es a través de circunstancias y vivencias, errores y aciertos en nuestra vida.
Tu puedes estar muy lejos de Dios pero si Él te ha escogido puedes estar seguro que tarde o temprano. El Señor se te cruzara en el camino y no podrás mantenerte en pie, sino que al igual que Saulo caerás de rodillas y tu vida dará un vuelco.
Un poco más adelante, y te invito a ir a tu biblia y leer la historia en hechos. 9: 10, uno de los discípulos llamado Ananías, recibe dirección de Dios para ir al encuentro de Saulo y orar por el a fin de que reciba la vista. Por supuesto que Ananías había oído la fama de Saulo, y tenía temor de ir a verlo, sin embargo..
15 “El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel.”
La historia nos cuenta, que una vez recobrada la vista, Saulo fue bautizado. Dice la biblia que comió y se quedó algunos días con los discípulos, al cabo de unos días ya lo encontramos predicando en las sinagogas acerca de Jesús.
Así, sin más, es que cuando hay un encuentro real y una conversión del corazón no puedes quedarte callado.
Dios te ha llamado y escogido y no importa el obstáculo. No hay piedra que Él no pueda correr para que su propósito sea cumplido en tu vida.
Saulo se cambia su nombre por Pablo, solo cambia una letra, pero el cambio es muy llamativo ya que Pablo significa “el pequeño”.
Hay quienes afirman que esto es un símbolo del cambio en su interior y la humildad con la que acepta que se ha convertido en alguien que depende absolutamente del Señor.
Tú no necesitas cambiar tu nombre, pero si permitirle a Dios que cambie tu corazón. Y que la misma presencia que transformo a uno de los mayores perseguidores de la iglesia te cambie a ti, dobla tus rodillas y recibe esa presencia.
Cuando Dios llega a una vida su obra es diametralmente opuesta a lo que esa persona fue en el pasado.
Un perseguidor de cristianos se vuelve un apóstol, un pequeño como David en un gigante en la fe, con solo mirar la cruz.
El ladrón que colgaba al lado de Jesús, solo acepto que su muerte era merecida. Pero no así la del Señor, y tan solo esa disposición humilde del corazón y reconocimiento de pecado le valió el perdón.
Acepta tus errores y clama a Dios y tendrás la oportunidad de cambiar tu vida.
Juan 1:12 “Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”
Esta promesa también es para ti, abrázala y recibe a Jesús en tu corazón como tu Señor y Salvador.