“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”
Tu futuro está en Jesús, cuando Dios te llama no importa qué edad tengas, ni quienes te han educado, ni tampoco importa dónde vives, Él nos conoce íntimamente desde antes que naciéramos, por lo cual, el llamado ya viene con nosotros, no es cuestión de que te enseñen y te eduquen en una iglesia, es cuestión de que Dios quiere algo contigo, y ten por seguro que lo que Dios tiene planeado para ti, será.
Todos venimos con una historia pasada, algunos tienen una historia peor que otros, pero todos tenemos una historia, Jesús no mira que hemos hecho ni nuestro pecado, así como estamos, Él nos recibe, nos limpia y la restauración es el siguiente paso.
Dios nos hace aptos.
Todas las cosas son hechas nuevas, esto que significa? Significa que todo en mi casa cambiara y que no vamos a tener más problemas? La respuesta es no.
El cambio es de adentro hacia fuera, todas esas cosas que en tu corazón están mal, lo que ha germinado y dado un mal fruto en tu vida será arrancado y en su lugar la palabra de Dios comenzara a crecer en tu interior, y cuando tu interior cambie lo que te rodee cambiara.
Él te capacitara para que hagas aquello para lo cual estas llamado, todos tenemos un llamado, y Dios nos ha dado dones a cada uno de nosotros, si el mundo te ha convencido que tu no sirves para nada, que nada tienes para ofrecer y que no vas a lograr nada en la vida, pues eso no es así.
El Señor, echa tu pecado en el fondo del mar, y ya no se acuerda de él, cuando te acercas al Señor con todo tu corazón y derramas ante El, tu corazón, el perdón y el consuelo de nuestro Dios inundan tu vida.
Jamás el Señor te echara en cara nada de lo que has hecho en el pasado, el pasado paso, y una nueva historia de vida tiene lugar a partir de Jesús.
Cuando Jesús vino a la tierra, trajo la esperanza de una restauración con Dios, y el camino para que podamos llegar al Padre se abrió, el cambio la historia del mundo con su venida, y con su muerte en la cruz.
Esa muerte en la cruz fue el precio pagado por tu rescate, mucho le costó al Señor cada una de nuestras vidas, no hay nada que El no perdone, si, estás leyendo bien, nada, Él te lo perdona todo cuando eres sincero y cuando buscas su perdón de todo tu corazón.
Él ha partido la historia de este mundo en dos, hay un antes de Cristo, y después de Cristo, y todo lo hizo nuevo, y como su palabra y sus acciones jamás se contradicen, del mismo modo es su actitud en forma individual con nosotros.
Él nos conoce individualmente y conoce esas cosas que nadie conoce de ti.
Puedes esconderte del mundo entero, y hasta de los más cercanos a ti, pero no puedes esconderte de Él, no hay nada que Él no sepa, y no hay nada que no pueda cambiar.
Y sobre todo, te ama tanto que está dispuesto a trabajar en ti, y está dispuesto a tratar con tu vida, no importa el tiempo que le lleve, lo hará, porque simplemente te ama.
El amor de Dios no tiene fin.
En el mundo las personas tienen límites, y por lo general, cuando alguien no cambia es muy común escuchar eso de “no cambiara jamás, se hizo lo que se pudo”, y te desahucian.
Pero la buena noticia es que El Señor no pierde la paciencia, y ve lo que nadie ve, su gran misericordia está allí para nosotros.
El sigue interesado en tu vida.
Las puertas del arca están abiertas para aquellos que se acercan al Señor, El no rechaza a nadie, aún estamos a tiempo de arrepentirnos y de cambiar nuestra historia.
Ya no permitas que el enemigo siga robándote, ni arruinando todo lo que tienes y sobre todo, no permitas que siga haciendo estragos en tu alma, cuando tienes un Dios grande y que te ame.
Conclusión:
Acércate a la fuente, lo único que tienes que hacer para que todo lo viejo sea hecho nuevo, y que toda tu vida sea cambiada, es tener a Cristo en tu corazón.
Si nunca recibiste a Jesús, este es un buen momento para hacerlo, te invito a hacer una breve oración conmigo que puede cambiar tu vida, repite conmigo “Señor, gracias por haberme hablado, y gracias por amarme, perdona mis pecados y límpiame, recíbeme como un hijo/a tuyo y hazme una nueva criatura, en el nombre de Jesús, Amen”.
Créeme que si buscas a partir de hoy permanecer en Cristo y conocer más de su amor por ti, tu vida cambiara, serás bendecido y serás de bendición.
