Luchamos con su Espíritu y Zacarías nos lo expresa así: 6 Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
Los seres humanos nos encontramos cada día librando batallas de diversa índole, en cada área de nuestra vida, trabajo o familia.
Los creyentes y quienes hemos aceptado al Señor como nuestro Dios y salvador, muchas veces nos olvidamos este principio que debe estar grabado en nosotros.
Cuando batallamos en nuestras fuerzas, solemos sentirnos agotados o agobiados.
El Espíritu Santo nos guía.
Pero Dios es experto en hacernos recordar que no podemos ganar con nuestras fuerzas, que quien pelea nuestras batallas es El, a través del Espíritu Santo.
Debemos aprender a depender más de su dirección y de su Espíritu, Él nos guía a hablar lo que debemos cuando no sabemos que decir.
O cuando no sabemos cómo resolver determinadas situaciones, es el Espíritu Santo el que te guiara.
Miremos nuestro interior.
Examina hoy tu diario caminar, y pregúntate algo tan sencillo como ¿estoy peleando yo mis batallas o le doy lugar al Señor?
Recuerda que si estas hoy peleando por ganar a tus hijos o esposo/a para Cristo y lo haces en tus fuerzas, te desgastaras en el proceso.
No ganaras batallas, por tus grandes dones o habilidades, o por lo guapo o guapa que eres, o por lo inteligente que puedas ser ni por tus bienes.
Nada de eso tiene ningún valor si lo comparamos con el Dios de los ejércitos que tenemos de nuestro lado.
Las batallas de un creyente las peleamos en el espíritu y a través del Espíritu Santo,luchamos con su espíritu.
Cuantas veces nos olvidamos que tenemos un Dios grande y maravilloso, y ahí nos encontramos en la vida, batallando y quejándonos del cansancio que tenemos o de que las cosas no salen como esperamos.
Si te encuentras en el proceso de servir a Dios y estas predicando o liderando, examina como lo estás haciendo y recuerda que luchamos con su espíritu.
Busca a traves de su palabra llenarte de su espíritu.
No es en nuestra fuerza, es con su fuerza, no es en la carne, es en el espíritu.
Si realmente quieres ganar almas para Cristo, llénate de Él, y pelea de la mano del Espíritu Santo.
Aprende a oír su voz y a dejarte guiar y direccionar.
Él te dará instrucciones específicas y abrirá camino donde no lo hay.
Anímate a confiar ciegamente en el Dios que abre el mar en dos para que su pueblo pase al otro lado, anímate a confiar en el Dios que alimenta a su pueblo en un desierto por cuarenta años.
Conclusión:
Deja que El pelee por ti y te establezca como un siervo/a y use tu vida a favor de aquellos que aún no lo conocen, pero para eso tienes que aprender a usar la fe y ponerla por obra.
Confiar ciegamente, como lo hace un niño con su padre.
Luchamos con Su Espíritu, el mismo Espíritu que levanto a Jesús de entre los muertos es el que tú y yo tenemos con nosotros cada día.
El está cerca de ti, en todo momento, este Salmo nos dice “18 Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu”
19 Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová.
Que tremenda declaración, esta que nos alienta a seguir.
David era un gran hombre de Dios, que no siempre la paso bien, desde niño fue entrenado por El Señor, aun en la soledad del campo mientras pastoreaba ovejas.
El sabía muy bien que en todo momento Dios estaba con él, en momentos de alegría o de conflictos.
Busca su presencia.
Es el mismo que sabía que si tenía que pelear con algún gigante, la presencia de Dios iría con él.
No sabemos ni entenderemos porque a veces Dios nos deja pasar situaciones dolorosas y a veces inexplicables, quizá hasta nos preguntemos en más de una ocasión, que enseñanza puedo sacar de este dolor?
Pero lo cierto es que no siempre El Señor nos saca de todos las angustias, muchas veces las atravesamos, y son parte de la vida.
Jesús mismo padeció injustamente por nosotros, y el Padre vio sufrir y morir a su hijo amado de un modo terrible, pero sabía que detrás de esa aparente derrota, venia una victoria que daría vida para todo aquel que se acercara a Jesús
Busca conocer mas a Dios.
No busques entender, busca aceptar su voluntad y conócelo, porque si lo conoces en profundidad, sabrás que nunca atravesaras algo solo.
El acompaño a su pueblo Israel en el desierto durante cuarenta años, y los alimento cada día de esos años.
Si conoces su amor, si entiendes la magnitud de su amor por ti, entonces mientras estés atravesando el desierto podrás declarar “El señor está conmigo”
El está cerca de tí.
El está cerca de ti, no se duerme el que te guarda como dice el Salmo 121:4 “He aquí, no se adormecerá ni dormirá, el que guarda a Israel.”
El está cercano a los quebrantados de corazón, no a un pueblo rebelde y soberbio.
Y eso es algo que tienes que entender y hacer parte de tu conocimiento acerca de Él, quebranta tu corazón en su presencia.
La compasión y la misericordia del Señor es para todos, pero se hace manifiesta con aquellos que derraman su alma delante de Él, con aquellos que lo reconocen en todos sus caminos.
Hazte dependiente de Él, no en algunas cosas, sino en todas.
Su promesa no es solo que esta cerca de quienes estén quebrantados ante El, sino que de todas las aflicciones nos librara.
Quizá tú me digas, “pero yo estoy quebrantado y busco su voluntad pero igual atravieso miles de injusticias”.
Podrás atravesarlas, pero la victoria el Señor te la dará, te fortalecerá y dará sabiduría para que salgas con la frente en alto de todo lo que venga a tu vida.
Conclusión:
Abraza la promesa de Dios, aleja de ti la rebeldía o el orgullo, y quebrántate ante tu Padre que cercano esta de ti y tus necesidades.
Es tiempo de buscar su rostro, tiempo de clamar incesantemente y confiar que El está cerca de nosotros.
Ahí donde tú estas, ora, busca y llénate de Él y Dios te librara de todas tus aflicciones.
La fe de una mujer que toca a Jesús entre una multitud es parte de la historia del caminar de Cristo en la tierra y que nos deja una gran enseñanza.
“25 Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre,
26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,
27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
28 Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.
29 Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
La fe trae a tu vida el milagro.
La fe mueve la mano de Dios a tu favor.
30 Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?
31 Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?
32 Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto.
33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.
34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.”
Venia Jesús de liberar un endemoniado y de predicar del otro lado del mar de Galilea, y al llegar al otro lado luego de navegar, hay una gran multitud esperándolo.
Es que las noticias corren rápido, y Jesús es en todas partes conocido por los milagros que hacía, por el amor que entregaba y muchísimas personas querían ver y tocar al maestro.
La fe viene por oir la palabra de Dios, oye y lée
Entre ellos había una mujer, luchando con una enfermedad por años, que para aquella época la mantenía aislada y mal anímicamente ya que había visitado médicos y nadie había podido ayudarla.
Lee con atención la historia, y mira como ella fue sana, pero principalmente que cosas hizo para recibir su milagro.
Ella fue a Jesús, lo busco, entre la multitud, no le importó esperar, abrirse paso, busco desesperadamente llegar a Él.
Me pongo a pensar y si había una gran multitud, era porque todos buscaban milagros, pero no todos los recibían, quizá no tengamos registros de todos, solo tenemos algunos, como el de esta mujer.
También creo que es porque muchos buscan a Jesús pero realmente no tienen lo que es necesario para recibir de Él, y es nada más ni nada menos que Fe.
Conquistas la victoria cuando pones en marcha tu Fe.
Todos lo tocaban, era imposible que no lo hicieran, y de pronto Él dice “quien me toco? a lo que sus discípulos, me imagino que hasta con sonrisas le dijeron maestro todos te están tocando.
Pero Jesús les dijo, no, alguien me toco con fe, porque poder salió de Mi.
Es que la fe, mueve, si o si, el poder de Dios en tu vida.
En ese momento ella se adelantó y asumió que ella había sido, se postro delante de Él, y me imagino a Jesús con su amor y su misericordia infinita consolando a esta mujer y le dice tu fe te ha hecho salva y sana.
O sea que no solo fue sanada, sino que ha sido salvada.
Acerquémonos a Jesús con esa fe, que genera el poder de Dios en nuestras vidas, conoce al Señor en estas historias, mira cómo se mueve, como habla y como esta de interesado en nosotros.
Amor demostrado en esa cruz
Es que su amor es tan grande que El busca que tú lo busques, porque quiere bendecir tu vida, sanarte y salvarte.
Quizá hayas buscado tu milagro en otros lugares, en médicos, psicólogos o tarot o vaya a saber dónde has ido en busca de ayuda.
Esto no quiere decir que no debamos ir al médico, todo lo contrario, los médicos están puestos por Dios para ayudarnos y debemos seguir sus instrucciones y ser obedientes en nuestros tratamientos, pero a la misma vez sabemos que tenemos el medico de los médicos.
Conclusión:
Así que busca tocar el manto de Jesús, esta mujer sabía que no hacía falta que Jesús le impusiera manos, ni siquiera que tuvieran una charla, ella sabía que con solo tocarlo bastaba.
A veces pensamos que si no hablamos con un pastor, o que si el pastor ora entonces recibiré más rápido, pero esto es un error, lo único que tenemos que hacer es acercarnos y tocar el manto del Señor con fe, en oración.
Él nos oye, a cada uno de nosotros, y sabe cuándo hay fe en nuestros corazones.
Por la fe de una mujer, en este caso recibió su bendición, lucha por tu bendición a través de tu fe en El.
Arrebata tu bendición para tu vida, acércate al dador de la vida, al alfa y la omega, el principio y el fin.
Dobla tus rodillas, humíllate bajo la poderosa mano de Dios, toca su manto y recibe tu milagro.
Siendo entrenados por Dios es la mejor manera de pelear todas nuestras batallas, confiados que tenemos el mejor de los maestros. David lo tuvo.
41 Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él.
42 Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer.
43 Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses.
44 Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.
David sabia quien lo respaldaba.
45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
46 Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.
47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.
Cuando leemos este pasaje podemos imaginarnos a un David, jovencito, de mediano porte y de hermoso parecer según se nos cuenta, y podemos imaginar a un Goliat que ya su aspecto intimidaba.
Dios nos entrena para enfrentar todos los retos.
Como es que este pequeño joven se había atrevido a ofrecerse a ir a pelear con este filisteo que prometía derrotar a quien se pusiera adelante?
Que me responderías si te preguntara cual es el gigante que tienes delante de ti hoy que te intimida y al que crees que no puedes vencer?
Si leemos la historia completa de cómo David derrota a Goliat, vemos que antes de este enfrentamiento él debe ir y convencer al rey Saúl, que le permita enfrentarse a él.
Siendo entrenados por Dios.
Allí David le expone que él se ha dedicado desde siempre a cuidar las ovejas de su padre, y que por las noches cuando los leones, o los osos han querido llevarse a alguna de sus ovejas, el mismo las ha rescatado de sus fauces y ha acabado con estas fieras con sus propias manos.
Es que cuando Dios quiere prepararnos para gigantes grandes, primero nos va entrenando con pruebas de menor porte.
El Señor había preparado a David en esas noches, así como nos prepara a cada uno de nosotros para pelear contra nuestros gigantes, en la enseñanza de la vida diaria cuando nos encontramos librando batallas cotidianas.
Pero David no peleaba solo, y no peleaba en sus fuerzas. Dios peleaba por él.
A lo largo de la vida todos pasamos por diferentes pruebas en las cuales, cuando peleamos solos terminamos cansados o heridos, pero cuando peleamos en el espíritu, la victoria es nuestra.
David le dijo “tu vienes a mí con espada y jabalina, pero yo vengo a ti en nombre de Jehová de los ejércitos, la batalla es de Él y Él te entregara en mi mano”
El sabía que así como había derrotado a las fieras del campo, del mismo modo Dios estaba delante de él como un escudo y derrotaría al enemigo.
La palabra de Dios,espada del espíritu.
Si tú te encuentras delante de un gigante, toma la armadura de la fe, y pon al Señor como escudo, ora, y Dios te librara de la mano del enemigo.
No pelees solo, ve a la batalla de la mano de tu Dios.
Conclusión:
Tenemos un guía que nos enseña y nos entrena y es el Espíritu Santo, aprende a oírlo.
El Espíritu Santo es quien nos va guiando día a día y en cada prueba que se nos presenta, si aprendemos a oírlo, como lo hacen los jugadores de un equipo de futbol que oyen y se dejan guiar por su entrenador, del mismo modo nosotros tenemos al mejor.
Y corremos con una gran ventaja, Cristo ya conquisto la victoria para nosotros, o sea que solo tenemos que arrebatarla, vamos a la batalla sabiendo de antemano que ya está ganada para nosotros.
Dios nos provee y eso es algo que veremos en este pasaje de Éxodo.
2” Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto;
3 y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.
El no nos abandona a nuestra suerte.
4 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no.
5 Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día.
6 Entonces dijeron Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel: En la tarde sabréis que Jehová os ha sacado de la tierra de Egipto”
En el desierto Dios provee
Israel había salido de la esclavitud de Egipto siguiendo a Moisés quien los estaba guiando hacia una tierra nueva, habían visto delante de ellos el poder de Dios abriendo el Mar por donde pudieron pasar.
Y llegaron al desierto donde a veces todos llegamos en momentos de transición y cambios, donde a veces la incertidumbre de lo que tenemos adelante nos hace tambalear.
Vivimos momentos mundiales a través de esta pandemia del Covid, que nos plantan en un lugar de cambios, donde todo como lo vivíamos antes ya no puede ser igual y tenemos por delante una nueva normalidad.
Así se encontraba Israel, en un momento de cambio, donde acababan de ser libres de la tiranía y la esclavitud de Egipto, pero aun así la queja venía a ellos.
No vuelvas atrás.
De pronto se encontraron añorando lo de atrás, porque lo veían más seguro a pesar de la libertad obtenida.
Y cuantas veces como cristianos, en este camino donde aprendemos a andar por fe y no por vista, nos hemos desanimado y hemos dicho “si yo volviera a hacer aquello que hacía antes, entonces ganaría dinero o tendría alguna seguridad”
Pero hay seguridades que son falsas seguridades y solo nos suplen el momento y luego nos dejan un vacío imposible de llenar.
Dios nos provee.
La misericordia de Dios es tan grande, a pesar de nuestras quejas o de nuestras fallas Él nos entiende y siempre Dios nos provee.
En el caso de Israel, mientras ese pueblo estaba en ese desierto, Moisés fue a hablar con El Señor como siempre lo hacía, y Dios le dice que iba a proveer alimento del cielo cada día.
Y así lo hizo por cuarenta años mientras ellos habitaron ese desierto.
Creo que si el corazón de Israel hubiera sido más dócil y enseñable, hubieran salido de allí mucho tiempo antes, pero aun así, en su gran misericordia Dios les provee para cada día su alimento a través del Maná.
Mana es una palabra que viene de la expresión de los Israelitas cuando se levantan esa mañana y ven luego de que la capa de roció se evaporara, ese alimento del cielo y ellos utilizan la palabra “Man Hu” que significa “que es esto?”.
Dios provee, nunca te faltará lo que necesites.
Durante esos cuarenta años Dios les provee y dice que cada día ellos debían salir y recoger su alimento, te invito a leer el capítulo completo en tu biblia, pero esto era algo de cada día, por lo que no podían acumular para que no se pudriera.
Y podríamos relacionar esto con lo que todos los días debemos nosotros estar buscando de Dios, su búsqueda es para cada día, todos los días acércate al trono de la gracia para buscar su presencia y su favor.
Dios nos provee en toda circunstancia, El no abandona a sus hijos a su suerte.
Su enorme misericordia nos abraza y nos da la seguridad basada en la confianza y en la fe hacia Él.
El ejercicio de la Fe es algo diario, como cristianos debemos aprender a revestirnos del escudo de la fe.
Como dice Efesios 6:16 “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”.
Conclusión:
Si te encuentras atravesando un desierto toma el escudo de la fe, y no temas, cree porque El mismo Dios que alimento a su pueblo en ese desierto.
Es el mismo Dios, que abrió el mar en dos, y es el mismo que hoy está vivo y aquí para ayudarte.
Dios nos sostiene de nuestra mano derecha dice su palabra, e imagínate que Su mano es poderosa y tiene el mismo poder ayer, hoy y por los siglos.
No temas al cambio, que no te tiente el enemigo con volver atrás, la bendición esta delante de ti, no detrás.
A pesar de lo que vean tus ojos o te diga el enemigo, pelea la buena batalla y déjate enseñar por Dios en el desierto y cree que en ese desierto, El está contigo.
Ejercito de Dios, eso somos, y aquellos que somos llamados a su camino somos soldados de Cristo.
12 “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes
14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”
La mejor armadura es la de su palabra
Somos el ejército de Dios, eso somos tu y yo.
Para ganar en medio de una guerrahay que saber cuál es nuestro enemigo y prepararse para dar batalla.
El apóstol Pablo nos enseña a través de esta carta a la iglesia de Éfeso, como debemos batallar y cuál es el verdadero enemigo de nuestras vidas.
Tu enemigo no es tu familia, ni tu esposo o esposa, ni tus hijos, y tampoco tus compañeros de trabajo.
Nuestros verdaderos enemigos son espirituales, y nuestra lucha no es contra carne o sangre sino que nuestra lucha es espiritual.
Las batallas espirituales se ganan en el espíritu.
Pero tenemos buenas noticias, la victoria fue ganada por Cristo en la cruz del Calvario, solo debemos alcanzar la bendición para nuestra vida.
Santiago 4:7 dice”Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”.
Son 2 pasos, que nos dice Santiago que es muy importante, Someterse a Dios, y luego de eso, resistir al diablo. Y la consecuencia de estas dos acciones, será que huira de nosotros.
Es palabra de Dios, es instrucción para nuestra vida.
Así como nos levantamos a la mañana, desayunamos y nos vestimos, del mismo modo, no podemos salir a la calle sin habernos llenado y vestido de la armadura de Dios.
La armadura de Dios no es una armadura como la que usaban los antiguos soldados, sino que se está refiriendo a la armadura de la fe y su palabra.
La Palabra de Dios es la Espada del Espíritu
Cuando nos vestimos con toda la armadura de Dios, nos tomamos de la verdad, de la justicia, nos tomamos del evangelio, ponemos el escudo de la fe por delante, y tomamos Su palabra que es la espada del espíritu, entonces, no hay hueste espiritual que pueda hacernos frente.
Pelee sus batallas en el espíritu y no con su carne.
El creyente pelea primero de rodillas, y se levanta con la autoridad de Cristo sobre su vida, que le da el poder para vencer cualquier embate del enemigo.
Si hay miseria en tu hogar, si hay contienda o división, si hay tristeza o si te sientes abatido, vístete con la armadura de Dios y toma autoridad en el nombre de Jesús.
No pelees con tus fuerzas porque pronto te cansaras, pelea en el espíritu y Dios es quien ganara la batalla por ti.
Esta es una promesa de Dios para su pueblo. Él es Jehová de los ejércitos, y nosotros somos su ejército en la tierra.
Un soldado no se la pasa durmiendo, y muchas veces las cosas no son fáciles, pero un soldado da pelea.
Que el enemigo no te encuentre dormido, sino despierto en el espíritu y peleando la buena batalla.
Que bendición saber que peleamos una batalla que ya fue ganada, el enemigo alardea de poder pisotearnos pero, si tomamos conciencia de que la victoria nos pertenece y aprendemos a pelear con las armas espirituales que tenemos, la victoria ya la tenemos.
Conclusión:
Echa fuera el temor, la división en tu casa o la apatía.
Levántate y vístete con la armadura que es tuya, y derrota a tu enemigo.
Cuando el ve que te pones de rodillas y buscas la presencia del Dios vivo, cuando ve que te sometes a su Señorío y lo resistes no le queda otra más que huir de ti.
Dios ama al dador alegre, este es un tema muy delicado para algunas personas, y hoy hablaremos de esto y de cómo Dios bendice a quienes dan con alegría en el corazón.
7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.
Una de las tantas descripciones que podemos hacer acerca de nuestro Dios, es que es un Dios generoso, Él no es un Dios de pobreza sino de abundancia.
Cuando El bendice a su pueblo lo hace con abundancia y su amor se expresa también por medio de su generosidad.
Esa cualidad es una de las cualidades de Cristo que se nos deben impregnar, pero, si ofrendamos, o diezmamos o damos algo con un corazón triste o desde la queja, esa ofrenda no subirá como olor grato a nuestro Dios.
El mira el corazón de sus hijos, y dice su palabra que Dios no es deudor de nadie, por lo cual, una promesa para nosotros la encontramos en Filipenses 4:19 “19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”
En otras palabras, confiar en Dios es también confiarle nuestras finanzas y saber que El suplirá todo lo que nos falte, y que nos cuidara como un buen padre cuida de sus hijos.
Dios ama al dador alegre, cuando des, hazlo con gozo.
Pero lo que des, dalo con un corazón gozoso, porque Dios ama al dador alegre, y lo bendice, recuerda que nada puedes esconder delante de Él, ya que El ve tu corazón y sabe lo que estas sintiendo.
Hay quienes no entienden el principio tan importante que es el dar. Dar al prójimo, dar al Señor nuestras ofrendas y diezmos, hay muchos que no entienden ya que creen que El no necesita de nuestro dinero.
Y es verdad, El no necesita de nuestro dinero, pero sí de nuestra obediencia, pero los que están en necesidad si necesitan de lo que tú puedas dar.
Si Dios ve tu corazón generoso y lleno de amor, te bendecirá doblemente.
Si fuéramos a escribir acerca de la cantidad de testimonios que existen acerca de la fidelidad de Dios en cuanto a lo económico no nos alcanzarían los libros.
Cuando El ve un hijo obediente, que da aunque piense que no le alcanzara para lo suyo, Dios provee.
Todo lo que hagas, y todo lo que des, hazlo con alegría
Es que tenemos un Señor generoso, que a la hora de dar no escatimo ni a su propio hijo, que lo dio para morir en la cruz del calvario por cada uno de nosotros.
Así de generoso es Dios, que no mira tú error, sino que mira tú lucha por ser cada vez más parecido a Él.
Dios te invita a dar, con generosidad y alegría, graba este versículo en la mente y en el corazón “Dios ama al dador alegre”.
Entrega tu ofrenda para aquel hermano que está en necesidad, o tus ofrendas para la obra del Señor, con un corazón lleno de gozo, sabiendo que tu Padre te está mirando y alegraras tanto su corazón que querrá darte más a ti.
Los que somos padres, no nos ponemos felices cuando vemos a un hijo comportándose generoso? No es algo que constantemente les enseñamos a nuestros hijos?
Y la otra pregunta seria, no nos ponemos felices como padres de poder darles y que nada les falte?
Así es nuestro Padre para con nosotros.
Él se alegra de poder bendecirnos, jamás pensara, “aquí viene este hijo a pedirme de nuevo” todo lo contrario, se alegra de oír tus necesidades y como buen padre evaluara para darte lo mejor, pero recuerda que de cómo des a los demás, recibirás también.
Sacúdete el temor y la pesadez a la hora de dar, y lo que des, hazlo en forma privada.
Mateo 6:3-4 dice 3 Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,
4 para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Conclusión:
No dudes que Dios te recompensara, y bendecirá tu vida, y no dejara que nada te falte.
Así como alimento a su pueblo en el desierto por cuarenta años con mana del cielo, así vendrá tu sustento cada día de tu vida.
No le temas a lo que el enemigo te diga, créele al que dio todo por ti, Él no es un Dios escaso sino un Dios de abundancia.
Y así como dio a su Hijo por nosotros, así también nos dará todas las cosas que nos faltan.
Como dice su palabra en Filipenses 4:19 19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Comparte y da con un corazón alegre y Dios en su eterno amor por nosotros, te dará mucho más abundantemente de lo que hoy tienes.
Navegando por aguas contrarias a las que Dios quería que naveguemos nos lleva a vivir tormentas y ser muchas veces “tragados por grandes peces”
Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez,
2 y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi voz oíste.
3 Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, Y me rodeó la corriente; Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.
4 Entonces dije: Desechado soy de delante de tus ojos;
Más aún veré tu santo templo.
5 Las aguas me rodearon hasta el alma, Rodeóme el abismo; El alga se enredó a mi cabeza.
6 Descendí a los cimientos de los montes; La tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; Mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Jehová Dios mío.
7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo.
8 Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan.
9Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová.
10 Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.
En la primer parte vimos acerca de cómo se desencadena esto en la vida de Jonás, como Dios levanta esta tormenta, los marineros se asustan, cuando se dan cuenta de que esto es producto de la desobediencia de Jonás a Dios y este va a parar al mar, allí es tragado por un gran pez donde estuvo 3 días y 3 noches.
Dios mando al pez a depositar en tierra a Jonas, en un lugar seguro
Huir de los propósitos de Dios y del llamamiento que tenemos cada uno de nosotros, nos expone a quedarnos en medio de la mar sin disfrutar de la bendición que nuestro Padre tiene para nosotros.
No todas las tormentas son del enemigo, a veces Dios permite que pasemos por turbulencias, y en ocasiones cuando la terquedad es muy grande y la rebeldía es un hueso duro de roer en nuestra vida, entonces hay un gran pez esperándonos, que tarde o temprano nos depositara donde Dios quiere que vayamos.
Una experiencia personal que te puedo compartir en comparación a la vida de Jonás, fue que cuando joven hui de la presencia de Dios, me fui en mi propia opinión me case y me fue mal, aun así no volví a Dios sino que seguí en mis propios caminos.
Y al igual que Jonás no queriendo predicarle a Nínive, me aleje de tal modo que ni quería cruzarme con ningún miembro de la iglesia para que no me hablaran.
Aun en un tiempo de mi vida luego de conocer y haber servido a Dios me encontré consultando el tarot y cosas que son contrarias al Señor, buscando a Dioses ajenos para no rendirme y volver al único y verdadero Dios.
Cuantos de ustedes que están leyendo pueden estar viviendo algo así?
Si estás navegando por aguas contrarias Dios te atraerá a las suyas.
Dios te llevará a sus aguas
Cuando eres un llamado y un escogido de Dios, no importa el pecado que cometas ni cuán lejos te vayas, El usara las tormentas que sean necesarias, y los peces que sean necesarios para que rindas tu corazón.
Jonás en el vientre de ese pez, cuando ya no veía la luz ni la salida, cuando ya se creía perdido para siempre, rindió su corazón y clamo y si lees con atención veras a un Jonás rendido a los pies de Dios, reconociendo su error, y prometiéndole cambiar su vida, y se encontró con la misericordia y amor de Dios.
Dice que inmediatamente mando el Señor al pez que lo deposite en tierra.
Y me llama la atención hasta ese detalle, no lo mando a que abriera la boca y lo sacara en medio del mar, sino que lo depositara en la seguridad.
Ese es nuestro Dios, ese que cuando tú te rindes ante El y reconoces, “Señor te desobedecí, Señor me equivoque, recíbeme por favor”, cuando tú dices algo así desde el fondo de tu corazón con sinceridad El Señor te rescata.
Acude a tu llamado y su misericordia y amor te abraza.
El trato del Señor para con Jonás comenzó en la barriga de ese pez, lo hizo tambalear en medio de la tormenta y cerro su trato con su corazón en medio de esa oscuridad.
Hace tantos años ya Dios había tocado mi vida y un buen día me encontré en desobediencia, pero es que la rebeldía es algo que no se había ido de mi vida, y contra ella siempre deberé luchar al igual que tú.
Atravesé tormentas, y me identifico con Jonás dentro del vientre de ese pez, lugar donde tuve que parar, no porque Dios me castigara, sino porque todos los días de mi vida me dio oportunidades para regresar sin tanto daño.
Pero así me recibió el Señor, herida y golpeada, pero Dios sano mis heridas, así como quiere hoy sanar las tuyas.
Dios limpia heridas, te restaura y vuelve a encaminarte.
Navegando en aguas contrarias a las que Dios tiene para ti, solo te encontraras con un gran pez, y ojala seas sensible a la palabra y te evites todo eso, pero, si estas en esa situación hoy día, Él es misericordioso y sea como sea va a traerte de regreso a sus brazos.
Dobla tus rodillas y tu voluntad delante de Dios
Conclusión:
Si estas lejos de Dios, o con tu corazón en rebeldía, doblégate, humíllate bajo la poderosa mano de Dios y Él te bendecirá, sanara tus heridas y volverás a casa de Papa.
Los propósitos de Dios para tu vida son sí y amen, el llamado no se quita de tu vida, si eres un escogido de Dios, sea donde sea que estés o vayas, El hará lo necesario para atraerte.
No porque Dios sea un Dios caprichoso, sino porque es un Dios amoroso, que como todo padre quiere lo mejor para sus hijos y si hay algo a lo que Él te dice “no”, será para tu bien.
A veces Dios permite tormentas y peces, pero son para que si estamos navegando por aguas contrarias, podamos volver a tomar el rumbo que tenía para nosotros.
No navegues por aguas contrarias, vuélvete a los propósitos de Dios para ti.
Navegando por aguas contrarias, es una palabra que Dios ha puesto en mi corazón para compartir contigo, y que cuenta la historia de Jonás, y como en su historia nos vemos reflejados todos y cada uno de nosotros
1 Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo:
2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí.
3 Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová.
Hay tormentas permitidas por Dios
4 Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave.
5 Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir.
6 Y el patrón de la nave se le acercó y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos.
7 Y dijeron cada uno a su compañero: Venid y echemos suertes, para que sepamos por causa de quién nos ha venido este mal. Y echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás.
8 Entonces le dijeron ellos: Decláranos ahora por qué nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres?
Si estás navegando en aguas contrarias, se levantara tormenta.
9 Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra.
10 Y aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado
Hay tormentas permitidas por Dios para llevarte a sus aguas
11 Y le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete? Porque el mar se iba embraveciendo más y más.
12 Él les respondió: Tomadme y echadme al mar, y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros.
13 Y aquellos hombres trabajaron para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos.
14 Entonces clamaron a Jehová y dijeron: Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Jehová, has hecho como has querido.
15 Y tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; y el mar se aquietó de su furor.
16 Y temieron aquellos hombres a Jehová con gran temor, y ofrecieron sacrificio a Jehová, e hicieron votos.
17 Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches.
Dios tenía preparado un gran pez
La historia de Jonás, es muy rica por eso en esta oportunidad separe esta enseñanza en dos partes, para que podamos desmenuzar este pasaje y entender como son los tratos de Dios con nosotros.
Jonás, al igual que cualquiera de nosotros, era un hombre con manías, con un carácter notablemente rebelde, orgulloso y desobediente.
Una mañana Dios le despierta con la clara instrucción de que se levante y vaya a Nínive, esta ciudad es una ciudad enemiga de Israel y la verdad es que Jonás no tenía ninguna gana de ir a predicarles, por lo cual, en vez de obedecer toma el camino contrario.
Emprende el camino, toma un barco en dirección contraria y cómo podemos leer la historia nos cuenta que Dios hizo que se levante una tormenta tan fuerte que los marineros estaban asustados, dice que comenzaron a clamar cada uno a sus dioses.
Esto es una clara muestra de la diversidad de creencias entre las que se encontraba Jonás, pero aun así, ellos se dieron cuenta que algo no andaba bien con Jonás y lo confrontaron, y en cuanto el confiesa que huía de Jehová, no tuvo tiempo a terminar de hablar que ya estaba en el agua.
Jonás intentó huir de la presencia de Dios.
Así como Jonás actuó, muchos de nosotros lo hemos hecho y me incluyo ya que por muchos años hui de su presencia.
El salmo 139:7 dice “donde huiré de tu presencia?”
No hay lugar donde podamos escondernos de su mirada. Dios hizo levantar esta tormenta y a veces nos sucede que queremos huir de su voluntad y de su propósito.
Muchas veces la rebeldía nos hace ir navegando por aguas contrarias.
Y al igual que Jonás, por ejemplo nos aferramos a nuestra zona de confort, a lo conocido o a lo que no queremos soltar, a lo que nos es cómodo, aun cuando sabemos que hay sobre nosotros un llamado a servirlo y llevar su palabra.
Ríndete a El y busca su voluntad
El enemigo hace fiesta cuando nos encuentra en esa actitud, porque su plan es impedirnos hacer la voluntad de Dios, ya que sabe que a través de la obediencia es que recibiremos la bendición en nuestra vida.
A veces nos encontramos en un pozo tan profundo y al que no le encontramos salida, y en oportunidades es un pozo donde nosotros mismos caemos por nuestra propia rebeldía.
La tormenta es una oportunidad para que clames.
Hay tormentas que vienen a nuestra vida para que clamemos a Dios, ese marinero vino a Jonás y le dijo como puedes dormir? Ora a tu Dios!!
La situación que Jonás estaba viviendo y la que le tocaría vivir posteriormente, era por su mismo proceder, Dios levanto la tormenta para darle la oportunidad de clamar a Él.
Así hacemos muchas veces nosotros, cuando yo era muy joven, Dios me dio dirección y me advirtió que no pusiera mis ojos en alguien que se había presentado y que no hiciera yugo desigual, pero mi corazón rebelde como el de Jonás dijo, “yo lo puedo convertir” y me fui.
Y así me encontré navegando en aguas contrarias a las que Dios quería, y me fue muy mal, fueron años y años de terribles situaciones producto de mi mala decisión.
No por castigo de Dios, sino por mi propia mala decisión de desobedecer a Dios, como Jonás.
Conclusión:
Joven, si lees esto, atiende a la voz de Dios y a quienes Dios ha puesto para velar por ti, ora para que el Señor te haga encontrar a la persona que es para ti, busca la dirección, y obedece, pues te ahorraras mucho dolor y lágrimas.
El corazón es engañoso y solemos convencernos a nosotros mismos de que lo que sentimos es real y es tan fácil que el enemigo nos engañe cuando no es la palabra lo que rige nuestra vida sino nuestras propias opiniones.
No huyamos y nos expongamos a navegar en aguas contrarias, porque al igual que con Jonás, Dios tiene preparado un gran pez para nosotros….
Continúa leyendo en la segunda parte de esta charla.
Hay libertad en la alabanza de su pueblo, Pablo y Silas en la cárcel, nos enseñan que en medio de la peor prueba, Dios se manifiesta en medio de la alabanza
25 “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.
26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.
27 Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido.
28 Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí.
29 El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas;
30 y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
Hay promesa de Dios para tu vida
31 Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
32 Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.
33 Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos.
34 Y llevándolos a su casa, les puso la mesa; y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.
35 Cuando fue de día, los magistrados enviaron alguaciles a decir: Suelta a aquellos hombres.
36 Y el carcelero hizo saber estas palabras a Pablo: Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; así que ahora salid, y marchaos en paz»
Las cadenas se rompen en medio de la alabanza
Esta historia comienza con el apóstol Pablo y Silas entrando en la ciudad de Filipos, donde entre otras cosas Pablo ora por una joven que tenía un espíritu de adivinación, esta es libre, y los amos de esta joven al notar que acaban de perder la fuente de ganancias denuncian a Pablo y Silas.
En este marco injusto van a parar a un oscuro calabozo entre otros presos, y un carcelero que luego de azotarlos los encierra sujetando sus pies al cepo.
A medianoche aun sin poder dormir, imagino que por la incomodidad y el dolor después de haber recibido azotes, deciden que es tiempo de orar y adorar a Dios.
En medio de ese clamor y ese cantico donde toda los demás presos pueden oír su alabanza, nos cuenta la escritura que ocurre un terremoto y las cadenas se rompen, y las puertas se abren. Pero tan sabio es Dios que no permitió que ningún preso huyera, ese no era el plan.
Nos cuenta la escritura que el carcelero iba a matarse, porque en aquella época para quien se le escapaba un preso el castigo era muy muy severo, incluso podría pagarlo con su vida de la peor manera, y por esta razón prefería quitarse la vida.
Hasta que Pablo lo sorprende diciendo, no te hagas daño, todos estamos aquí.
Hay libertad en la alabanza.
La oración y la alabanza rompen las cadenas que nos oprimen, nos desata, El Señor responde cuando su pueblo le ora y cuando le adora.
Pero hay momentos que sus planes, como en este caso, no eran abrir las puertas para que sus hijos escaparan sino para que un hombre y posteriormente toda su familia fueran salvos.
El carcelero al ver la magnitud de lo que había pasado y que a pesar de eso, estos dos varones de Dios no habían escapado, su corazón es quebrantado y les pregunta cómo puede el también tener aquello que estos dos hombres tienen.
Cuando tu oras, cuando en el momento de angustia tu adoras al Señor, el desciende, y su presencia rompe toda atadura de tu vida, y los que están a tu alrededor verán la obra de Dios en ti.
No solo te liberta a ti, sino que los que te rodeen recibirán de Cristo también.
Pablo y Silas podían haber optado por la fácil y haber huido de allí, pero tenían la dirección del Espíritu Santo. Por la obediencia al final vemos como inmediatamente al siguiente día son liberados.
Pero este hombre y su familia reciben a Cristo, y son bautizados.
Hay poder y hay libertad en la alabanza
Es que toda circunstancia tiene su propósito, aunque a veces no podamos comprenderlas, y aunque creamos que nada bueno puede salir de determinada circunstancia, no hay nada que Dios no pueda usar para bendecirte a ti y a muchos a través de ti.
Conclusión:
Tu obediencia puede llevar a muchos a los pies de Cristo.
Ora en medio de tu aflicción, busca a Dios, y adórale. Adorar a Dios cuando todo está bien es muy sencillo, pero adórale también cuando hay aflicción porque la adoración es poderosa.
Pablo y Silas fueron liberados al siguiente día y siguieron viaje, aprendamos a ser esa clase de discípulos, de los que se lavan las heridas, se sacuden y vuelven al campo de batalla.
Hay libertad en la alabanza, cuando estés en medio de cualquier circunstancia, confunde al enemigo alabando a tu Señor, y ganaras la partida.
Si el hijo te hace libre, eres verdaderamente libre