Génesis 3: 8-15 Como volver al huerto con El.

Como volver al huerto con El, es el título que le he puesto a este artículo que nos ilustra como Adán y Eva desobedecieron y cuál fue su reacción posterior, el esconderse de Dios, y fueron sacados del huerto del Edén, pero hay promesas y hay esperanza.

Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.

Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?

10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.

11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?

12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.

13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.

14 Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.

15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Vuelve al huerto, junto a su presencia.

En tiempos de Adán y Eva, la biblia nos cuenta, que todos los días ellos conversaban con Dios en el huerto, todos los días eran visitados por el Señor.

Puedo imaginar la inocencia de ambos y sus rostros felices e inmaculados, no tenían falta de nada, hasta, que el pecado entro.

En el verso 8 nos describe esta escena que continuamente se repetía, pero esta vez algo había cambiado, algo había generado que ellos se escondieran de la presencia de Dios Padre.

Y esta bueno que hagamos una introspección a nuestra vida de creyentes, la tentación es algo que todos vivimos, incluso Jesús la vivió, la tentación de hecho no es pecado, caer en ella es pecado.

Por lo cual, ese día en el huerto, habían caído en la tentación y en las trampas de Satanás, como muchos o todos en algún momento hemos caído, y quizá tu que estés leyendo, te encuentres caído o luchando contra alguna tentación.

El pecado nos aleja de Dios.

Cuando caemos en ella, inmediatamente sabemos que hemos hecho mal, y la comunión que como hijos de Dios teníamos, y la sensación de que Papa Dios estaba agradado de nosotros, se esfuma y nuestra reacción posterior inmediata generalmente es la sensación de que no puedo orar, ya que la culpa se interpone entre Dios y yo.

No es porque Dios nos culpe, sino porque nuestra propia consciencia nos acusa, y el mismo enemigo lo hace también.

En este caso eso es lo que sucedió con ellos, se escondieron, y dice que Dios les pregunto, que es lo que sucedía, les pregunto cómo sabían que estaban desnudos.

Evidentemente Dios sabía que era lo que había sucedido, pero les estaba dando la oportunidad de hablarle, de confesarle, pero, ellos hicieron lo que todos hemos hecho alguna vez, justificarse y esconderse.

Es muy de nosotros, comenzar a buscar la justificación al porque hicimos, o caímos, o culpa de quien puede ser, para no admitir nuestra propia falta, y es un gran modo de también esconderse de la presencia de Dios.

Confiesale tus debilidades con un corazón humilde

Es fácil imaginar el rostro del Señor, oyendo nuestra gama de justificaciones, como cuando un padre terrenal oye las excusas de un hijo.

Que toca más el corazón de un padre? Sin duda alguna la confesión humilde. Cuando vemos un hijo en esa postura, nos duele el corazón, creo que a Dios le sucede igual.

Luego de esto podemos ver una serie de decisiones y una palabra dura del Señor con respecto a la serpiente, que de este modo le habla directamente a Satanás.

Viene posterior a esto en el verso 15, una promesa, que se cumpliría miles de años después, la promesa del hijo de Dios en la tierra pisando la cabeza del enemigo.

Volver al huerto.

Si tú has caído, si estas en un momento en el que sabes que fallaste, y no puedes acercarte a Dios, sientes culpa, sientes como que Dios no te oye o no quiere oírte, o sientes que hay como un bloqueo entre tú y el Señor, despiértate.

Hoy estoy aquí para decirte, vuelve al huerto, vuelve a los días felices con El.

El Señor disciplino a Adán y Eva, los saco del huerto, porque el pecado había entrado y ya nada sería igual, el mal había penetrado en los corazones, y de lo que antes no tenían consciencia ahora sí, Dios al que ama disciplina, y ellos fueron disciplinados.

Pero, El planeo la forma en la que un día, su propio Hijo redimiría al hombre de su pecado y esa relación con Dios seria restituida.

Conclusión:

Dios anhela oírte, no importa lo que hayas hecho, no creas la mentira del diablo, ni a tu propia culpa, El desea perdonarte, limpiarte, y restituirte, y lo hará, pero necesita que tú te acerques a Él.

Aunque tu carne no quiera, aunque tu alma este perezosa, aunque el enemigo te susurre al oído de que tú no sirves, Él te ama, y te dice, vuelve a mí, vuelve al huerto, vuelve al primer amor conmigo.

Si tu reconoces tu pecado delante de Él, y dejas de esconderte, si doblas tus rodillas y le dices “Padre he pecado”, Él lo sabe pero te da la oportunidad de confesarle, porque la confesión trae la libertad que el pecado te quita, entonces Dios te recibe, te limpia y te restaura, pídele perdón a Dios, y vuelve al huerto.

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Hechos 9: 3-6 No hay duro que no se ablande.

No hay duro que no se ablande, y esto lo vemos más claro que en ningún lugar en el encuentro de Saulo de Tarso con Jesús en estos versículos

Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;

y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga?

Dios funde hasta lo mas duro.

Todos en algún momento hemos sido duros o soberbios, incluso algunos renegábamos de la fe, o puede que alguna vez hayas conocido las cosas de Dios y te alejaste.

También es muy común hoy día ver creyentes que oran y desean que sus seres amados conozcan a Jesús, pero los ven tan duros o incrédulos.

Miremos con los ojos de Jesus.

Cuando miramos con los ojos físicos y no pasamos ciertas cosas que vemos por el filtro de la fe, muy rápidamente solemos decir cosas como por ejemplo “este nunca va a dar el brazo a torcer” o “es muy duro”.

Saulo no solo era duro, era un asesino de cristianos, el azotaba a la iglesia y la perseguía. Él fue uno de los que aprobó por ejemplo la muerte de uno de los primeros mártires, hablo de Esteban.

Cuando este hombre iba por ese camino, iba enfurecido y dispuesto a dar muerte a cuanto cristiano se atravesara, pero, lo que él no sabía, es que ese encuentro en el camino a Damasco, cambiaría su vida para siempre.

Si continuas el pasaje, y lo vimos en alguna charla anterior, el queda ciego por unos días, pero luego un enviado del Señor ora por él, y recupera la vista, y comienza desde ese momento a predicar y se convierte de hecho en uno de los apóstoles más usados por Dios.

Jesus te intercepta en el camino.

Ese, al que quizás vemos duro o incrédulo, quizá sea un instrumento que Dios pueda usar en algún momento.

Hay un momento en la vida de todo ser humano, que es confrontado en su fe, y en algún momento o de algún modo Jesús se atraviesa en el camino.

Y cuando Jesús se atraviesa en tu camino, tú puedes ser el más duro de los duros, o el más incrédulo pero si Jesús te intercepta, vas a saber que es El, y tu vida no será la misma.

No hay duro que no se ablande y eso incluye a esa persona en la que quizás estás pensando en este momento mientras lees esto.

Cuando estamos de rodillas nos rendimos a El.

Cuando Jesús se atravesó en el camino de Saulo este cayo de rodillas, si iba a caballo, imagino que el caballo se frenó automáticamente.

En ese encuentro no hubo mucha charla, porque la presencia de Dios lo envolvió, lo bajo del caballo, le dijo quién era y a quien se estaba enfrentando y lo transformo.

Saulo tuvo un encuentro con Jesús ese día.

El mismo encuentro que hemos tenido nosotros, cuando Él se nos presenta, no hace falta que diga mucho más, es que tirarnos de rodillas es la reacción natural frente a la majestad de la presencia de Dios.

Su presencia rompe todo orgullo.

La presencia de Dios vivifica, transforma, nos deja sin argumentos, y cualquier orgullo, soberbia o dureza se rompe.

Si estas orando por tu esposo o esposa, o por tus hijos, y los ves duros, cree y batalla en el espíritu porque la presencia del Señor les saldrá al encuentro.

A la hora correcta, en el momento perfecto, allí mismo Él les saldrá al encuentro.

Y te aseguro que los argumentos, o la incredulidad se irán, y al igual que Saulo, ante el amor de Dios, la única pregunta que cabe es “Señor que quieres que haga”.

Conclusión:

Recordemos que alguna vez, muchos, por no decir todos nosotros, en algún momento fuimos duros, o rebeldes. Y el Señor a veces tuvo que recurrir a bajarnos del caballo y frenarnos.

Lo que Dios toca, transforma, cuando Dios te sale al encuentro el único resultado posible es una vida transformada.

Oremos por todos aquellos que aún no conocen de la palabra de Dios, por aquellos que viven aún por sus propios deseos para que el mismo Jesús que se atravesó en el camino de Saulo se atraviese en sus caminos.

Tus eres un instrumento de Dios en la tierra, Él te ha llamado para llevar su palabra hasta lo último de la tierra. Ponte en la brecha y oremos para que muchos Saulos sean interceptados por Jesús.

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Isaías 55:6-11 Busca a Dios.

Busca a Dios, el  está cerca de quienes lo buscan de corazón.

Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.

Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.

Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.

Sus pensamientos son mas altos.

Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,

11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envie.

La palabra de Dios es viva y eficaz.

El libro del profeta Isaías, lo encuentras en el antiguo testamento y es uno de los profetas que cientos de años antes de que Cristo viniera, profetizo acerca de la venida del Señor, de cómo nacería, hablo acerca de su padecimiento y acerca de su victoria, y acerca de lo que esta victoria y cruz significaría para nosotros.

Por lo cual te invito a pedirle al Espíritu Santo discernimiento y entendimiento para comprender este libro y a leerlo y conocer más acerca de la palabra de Dios.

En este pasaje, nos invita a buscar a Dios, mientras pueda ser hallado, El desea que lo busquemos, pero me pregunto, Dios se ha perdido?

No…, El sabe exactamente donde estas tú, y donde está El, y el está muy cerca de ti, aunque no te des cuenta.

Busca a Dios.

El desea que te acerques, con un corazón sincero y humilde, porque él no resiste a quien le busca de corazón.

Cuando un hijo se acerca a un padre con un corazón sincero y le habla desde el corazón , no hay buen padre que se resista, así es nuestro Dios.

El esta cerca de ti dispuesto a recibirte.

El está cerca de ti, más cerca de lo que crees, cuando estas solo y crees que nadie te ve, pues El está viendo, sabe de cada lagrima derramada, de cada dolor, lucha o tentación en tu vida.

Cuando nos convertimos, significa que nos volvemos de nuestros malos caminos, nos damos vuelta, eso quiere decir, por lo tanto, el Señor desea que dejes lo malo que estés haciendo, y que te vuelvas de tus malos deseos o de aquellas cosas que haces sabiendo que están mal y decidas hacer las cosas bien.

Aunque te cueste, aunque algunas veces falles, Él te fortalecerá para que puedas realmente afirmarte en las cosas de Dios.

Él te mira y piensa de ti con bendición.

Él no te juzgara por lo que has hecho, sino que te limpiara y restaurara, El no mira como nosotros miramos, ni piensa como nosotros que solemos mirar con juicio y pensar mal de otros.

El mira mas allá, busca a Dios, vuélvete de tu pecado, y tomate de su palabra, de sus promesas.

Su palabra, la biblia dice que es viva y eficaz, jamás vuelve vacía, si Él te ha prometido restauración, no dudes que lo hará, si te ha hablado y te ha dicho que eres un llamado, un escogido del Señor, pues eso será así, pase el tiempo que pase, porque el llamado no se revoca.

Él no dice una cosa hoy y otra mañana, lo que te ha dicho, lo mantiene, porque el Señor tiene palabra, eso que hoy en día, no sucede entre los humanos, que en tiempos antiguos la palabra tenía otro valor y que el ser humano ha perdido esa sana costumbre.

Dios no la ha perdido, su palabra sigue siendo la misma, ayer, hoy y por los siglos.

Conclusión:

Si Dios te ha dicho que serás salvo tú y toda tu casa, créele, obedécele y no te canses de luchar y permanecer en Cristo, porque esa promesa será hecha.

No pierdas más el tiempo, porque nada hay afuera para ti, no hay nada fuera de Él, donde podamos encontrar paz, amor, y vida eterna.

Existen muchas doctrinas humanas, pero ninguna te dará la garantía de salvación y la promesa de un Espíritu Santo que estará contigo todos los días de tu vida, y te llevara a la misma presencia de Dios.

Busca a Dios mientras puede ser hallado, este es el momento, si aún no lo conoces, haz una sencilla oración donde puedes entregarle tu corazón, dile “Señor entra en mi corazón, limpia y perdona mi pecado, cambia mi vida, te reconozco como mi Señor y Salvador. En el nombre de Jesús.  Amen”

Hoy es el momento de Dios para tu vida.

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Salmos 51:1-5 La misericordia de Dios

La Misericordia de Dios en este Salmo de David

“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.

Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.

Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenidopor puro en tu juicio”.

Dios entreno a David mientras pastoreaba ovejas

David era un hombre de Dios, de niño había sido formado por El, mientras cuidaba las ovejas de su padre, Dios lo había entrenado.

Se había convertido en un guerrero y luego en el segundo rey de Israel, era músico y amaba cantar y adorar a Dios, pero, era humano y como humano, tenía debilidades.

Algunas personas podrían creer que David no podría haber pecado así, pero, se la biblia nos cuenta que en cierta ocasión vio a una mujer hermosa bañándose, la deseo y se acostó con ella.

No conforme con eso, él sabe que esta mujer es casada, por lo cual utilizando sus influencias, manda al esposo al frente de batalla y muere, o sea, tenía todo planeado para poder quedarse con aquella mujer.

Dios es misericordioso.

Hasta que el arrepentimiento llego, David sabía que Dios es grande en misericordia.

Este salmo lo compone en medio de su sincero pedido de misericordia de Dios para su vida y la de su familia.

El pecado nos aleja de Dios, y hace que perdamos bendiciones que Él tiene para nuestras vidas, pero cuando nosotros pecamos no las alcanzamos o abrimos puertas para que las cosas vayan mal.

David sabía esto, y cuando cae en sí mismo, acerca de su pecado, compone este salmo que es un cantico de arrepentimiento y reconocimiento de pecado.

Es que reconocer es el primer paso para poder llegar al perdón.

Dios es movido a misericordia cuando nos presentamos delante de Él reconociendo nuestras faltas, sin justificarnos y cuando reconocemos que solo Él puede limpiarnos y rescatarnos.

No hay pecado que Dios no pueda perdonar, y no importa lo sucio que puedas sentirte o lo terrible que puedas haber hecho, si te acercas con verdadero corazón arrepentido, Él no te rechazara, la misericordia de Dios es grande.

Acercate a su misericordia.

El pecado de David también fue grande, aunque no podemos medir el pecado, pecado es pecado siempre, grande o pequeño, pero, a veces tendemos a creer y el enemigo nos convence que lo que hemos hecho es demasiado grave como para recibir misericordia o perdón.

Y si eso tienes en tu cabeza, Dios te dice, “Yo quiero y puedo perdonarte” no importa lo que hayas hecho.

La misericordia de Dios es grande y no hay nada que tú puedas hacer, que genere que Él te amé menos.

Quien podría haber pensado que un hombre como David podría haber hecho semejante cosa?

El que mato un gigante con una honda confiado en que Dios estaba con El, el que tocaba su música y el rey endemoniado se calmaba, el que servía a Dios con amor desde siempre.

Conclusión:

Es que todos luchamos cada día de nuestra vida contra el pecado, y Dios lo sabe.

Por eso Jesús vino, a vencer el pecado por nosotros. Tenemos un modelo a seguir.

Todos luchamos, y si caemos, Dios nos levanta si realmente hay arrepentimiento en tu corazón.

No olvides que Dios ve tu corazón y su palabra dice que El pesa los corazones, en otras palabras, reconoce perfectamente a alguien que se arrepiente con sinceridad y lucha para no caer, y reconoce a quien peca indiscriminadamente.

Si nos acercamos a Él como David lo hizo, arrepentidos, no hay pecado que Dios no pueda perdonar por terrible que sea.

Reconócelo en todos tus caminos, confiésale tu pecado y tus luchas y en medio de tu debilidad deja que Él sea tu fortaleza.

La misericordia de Dios te abraza hoy.

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Zacarías 4:6. Luchamos con su Espíritu

Luchamos con su Espíritu y Zacarías nos lo expresa así:  Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.

Los seres humanos nos encontramos cada día librando batallas de diversa índole, en cada área de nuestra vida, trabajo o familia.

Los creyentes y quienes hemos aceptado al Señor como nuestro Dios y salvador, muchas veces nos olvidamos este principio que debe estar grabado en nosotros.

Cuando batallamos en nuestras fuerzas, solemos sentirnos agotados o agobiados.

El Espíritu Santo nos guía.

Pero Dios es experto en hacernos recordar que no podemos ganar con nuestras fuerzas, que quien pelea nuestras batallas es El, a través del Espíritu Santo.

Debemos aprender a depender más de su dirección y de su Espíritu, Él nos guía a hablar lo que debemos cuando no sabemos que decir.

O cuando no sabemos cómo resolver determinadas situaciones, es el Espíritu Santo el que te guiara.

Miremos nuestro interior.

Examina hoy tu diario caminar, y pregúntate algo tan sencillo como ¿estoy peleando yo mis batallas o le doy lugar al Señor?

Recuerda que si estas hoy peleando por ganar a tus hijos o esposo/a para Cristo y lo haces en tus fuerzas, te desgastaras en el proceso.

No ganaras batallas, por tus grandes dones o habilidades, o por lo guapo o guapa que eres, o por lo inteligente que puedas ser ni por tus bienes.

Nada de eso tiene ningún valor si lo comparamos con el Dios de los ejércitos que tenemos de nuestro lado.

Las batallas de un creyente las peleamos en el espíritu y a través del Espíritu Santo,luchamos con su espíritu.

Cuantas veces nos olvidamos que tenemos un Dios grande y maravilloso, y ahí nos encontramos en la vida, batallando y quejándonos del cansancio que tenemos o de que las cosas no salen como esperamos.

Si te encuentras en el proceso de servir a Dios y estas predicando o liderando, examina como lo estás haciendo y recuerda que luchamos con su espíritu.

Busca a traves de su palabra llenarte de su espíritu.

No es en nuestra fuerza, es con su fuerza, no es en la carne, es en el espíritu.

Si realmente quieres ganar almas para Cristo, llénate de Él, y pelea de la mano del Espíritu Santo.

Aprende a oír su voz y a dejarte guiar y direccionar.

Él te dará instrucciones específicas y abrirá camino donde no lo hay.

Anímate a confiar ciegamente en el Dios que abre el mar en dos para que su pueblo pase al otro lado, anímate a confiar en el Dios que alimenta a su pueblo en un desierto por cuarenta años.

Conclusión:

Deja que El pelee por ti y te establezca como un siervo/a y use tu vida a favor de aquellos que aún no lo conocen, pero para eso tienes que aprender a usar la fe y ponerla por obra.

Confiar ciegamente, como lo hace un niño con su padre.

Luchamos con Su Espíritu, el mismo Espíritu que levanto a Jesús de entre los muertos es el que tú y yo tenemos con nosotros cada día.

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2 Corintios 6:14-16 “Yugo desigual”

Yugo desigual, muchas veces leemos este pasaje y la aplicamos solo para lo que tiene que ver con el matrimonio pero es aplicable para otras circunstancias de la vida, leamos el pasaje, y desarrollemos para poder entender lo que Dios tiene para decirnos.

14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?

15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el  incrédulo?

16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:
    Habitaré y andaré entre ellos,
    Y seré su Dios,
    Y ellos serán mi pueblo.

Que significa el concepto de “yugo disigual”?

El yugo era un objeto de madera que se utilizaba antiguamente para sujetar a los animales al arado para que cumplieran su función y mantenerlos sujetos.

El yugo mantiene al animal sujeto al otro para trabajar

Entendiendo esto como base, comprendemos mejor lo que significa unirnos en yugo desigual, o en otras palabras, atarnos o sujetarnos a alguien que no comparte nuestra fe, nuestras creencias o valores.

Es un mensaje importante que estaría muy bueno que nuestros jóvenes pudieran entender el significado y la importancia de encontrar a alguien con quien compartir la vida que sea alguien que esté en el mismo sentir que nosotros y con nuestra fe.

Ese es el fundamento o los cimientos para que cualquier relación funcione.

Lamentablemente muchos, entre los cuales me incluyo hemos desobedecido y en nuestra rebelde juventud creíamos que esto era algo que posterior a establecernos como pareja podíamos solucionar, decíamos algo como “luego le predico y lo convierto a Jesús”.

Ten cuidado si piensas eso, porque la realidad nos ha mostrado a todos aquellos que hemos actuado así, que eso no es así, y nos ha ido mal.

Busca en su palabra, su voluntad.

Es que es un principio de Dios, y no podemos ir contra los principios que ya están establecidos.

Busca la voluntad de Dios para tu vida.

Si tu estas anhelando una pareja, casarte y tener hijos, y eres un hijo o una hija de Dios, busca su voluntad, ora, ponte de acuerdo con quienes te lideran, tus padres, tus pastores o líderes y busca la dirección del Señor.

Él quiere lo mejor para tu vida, y tiene un plan y un propósito con cada uno de nosotros, y con nuestra desobediencia y rebeldía o con una mala decisión podemos perder aquello que Dios tiene preparado para cada uno de nosotros.

Dios es un Dios de oportunidades y si te has equivocado en el pasado, el escribe una historia nueva en tu vida en cuanto vuelves tu mirada a Él, y entiendes que solo en su voluntad encontraras paz y felicidad para tu vida.

Las emociones o el estado de enamoramiento muchas veces nos hacen perder de vista el objetivo real, y nos nubla la vista para poder ver como Cristo ve.

Necesitamos sabiduría.

Pídele sabiduría y dominio propio al Espíritu Santo, muchas veces el enemigo te presentara una gama de opciones tentadoras, y tu dirás “es bueno/a, bella y parece una gran persona”.

No olvides que si no tiene a Cristo, el envase podrá ser muy bonito y en apariencia su forma de ser también, pero, no comparte y seguramente no compartirá tu objetivo de seguir a Jesús.

Luego vemos familias separadas, hijos sin conocer a Dios, y personas tristes o solitarias, pero la buena noticia es que siempre el Padre nos recibe y para Él no es imposible nada, El borra tus errores si los tuviste y escribe una historia nueva para ti.

Pon tu mirada en las cosas del cielo, y busca la voluntad de Dios para tu vida, y El cumplirá el propósito que tiene contigo.

Pon tu mirada en las cosas del cielo.

Aquel o aquella que viene de parte de Dios te respetara, y no te presionara en ninguna manera, incluso en tu área sexual, algo que hoy por hoy es un común denominador, por aquello de “probar antes”.

Cuida tu cuerpo que es templo del Espíritu Santo, y guárdate para aquella persona que Dios tiene para ti, seas hombre o mujer, eres morada de Dios, respétate y hazte respetar, guárdate, esta no es una costumbre antigua, es una costumbre sana y ejemplar.

Conclusión:

Guarda tu corazón de desviarse, guarda tu cuerpo y guarda tu mente, y Dios te guiara, fortalecerá y lo que vendrá será mejor que lo que podrías tener si te apuras.

Atiende a la palabra de Dios, atiende a los consejos de aquellos que de algún modo hemos errado en el pasado y aquellos que te lideran que quieren que puedas alcanzar la bendición en tu vida futuro.

No te unas en yugo desigual, busca alguien con tu misma fe y tu vida será llevada al propósito y bendición que esta reservada para tu vida.

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Marcos 5:25-34 La Fe de una mujer.

La fe de una mujer que toca a Jesús entre una multitud es parte de la historia del caminar de Cristo en la tierra y que nos deja una gran enseñanza.

“25 Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre,

26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,

27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.

28 Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.

29 Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.

La fe trae a tu vida el milagro.

La fe mueve la mano de Dios a tu favor.

30 Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?

31 Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?

32 Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto.

33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.

34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.”

Venia Jesús de liberar un endemoniado y de predicar del otro lado del mar de Galilea, y al llegar al otro lado luego de navegar, hay una gran multitud esperándolo.

Es que las noticias corren rápido, y Jesús es en todas partes conocido por los milagros que hacía, por el amor que entregaba y muchísimas personas querían ver y tocar al maestro.

La fe viene por oir la palabra de Dios, oye y lée

Entre ellos había una mujer, luchando con una enfermedad por años, que para aquella época la mantenía aislada y mal anímicamente ya que había visitado médicos y nadie había podido ayudarla.

Lee con atención la historia, y mira como ella fue sana, pero principalmente que cosas hizo para recibir su milagro.

Ella fue a Jesús, lo busco, entre la multitud, no le importó esperar, abrirse paso, busco desesperadamente llegar a Él.

Me pongo a pensar y si había una gran multitud, era porque todos buscaban milagros, pero no todos los recibían, quizá no tengamos registros de todos, solo tenemos algunos, como el de esta mujer.

También creo que es porque muchos buscan a Jesús pero realmente no tienen lo que es necesario para recibir de Él, y es nada más ni nada menos que Fe.

Conquistas la victoria cuando pones en marcha tu Fe.

Todos lo tocaban, era imposible que no lo hicieran, y de pronto Él dice “quien me toco? a lo que sus discípulos, me imagino que hasta con sonrisas le dijeron maestro todos te están tocando.

Pero Jesús les dijo, no, alguien me toco con fe, porque poder salió de Mi.

Es que la fe, mueve, si o si, el poder de Dios en tu vida.

En ese momento ella se adelantó y asumió que ella había sido, se postro delante de Él, y me imagino a Jesús con su amor y su misericordia infinita consolando a esta mujer y le dice tu fe te ha hecho salva y sana.

O sea que no solo fue sanada, sino que ha sido salvada.

Acerquémonos a Jesús con esa fe, que genera el poder de Dios en nuestras vidas, conoce al Señor en estas historias, mira cómo se mueve, como habla y como esta de interesado en nosotros.

Amor demostrado en esa cruz

Es que su amor es tan grande que El busca que tú lo busques, porque quiere bendecir tu vida, sanarte y salvarte.

Quizá hayas buscado tu milagro en otros lugares, en médicos, psicólogos o tarot o vaya a saber dónde has ido en busca de ayuda.

Esto no quiere decir que no debamos ir al médico, todo lo contrario, los médicos están puestos por Dios para ayudarnos y debemos seguir sus instrucciones y ser obedientes en nuestros tratamientos, pero a la misma vez sabemos que tenemos el medico de los médicos.

Conclusión:

Así que busca tocar el manto de Jesús, esta mujer sabía que no hacía falta que Jesús le impusiera manos, ni siquiera que tuvieran una charla, ella sabía que con solo tocarlo bastaba.

A veces pensamos que si no hablamos con un pastor, o que si el pastor ora entonces recibiré más rápido, pero esto es un error, lo único que tenemos que hacer es acercarnos y tocar el manto del  Señor con fe, en oración.

Él nos oye, a cada uno de nosotros, y sabe cuándo hay fe en nuestros corazones.

Por la fe de una mujer, en este caso recibió su bendición, lucha por tu bendición a través de tu fe en El.

Arrebata tu bendición para tu vida, acércate al dador de la vida, al alfa y la omega, el principio y el fin.

Dobla tus rodillas, humíllate bajo la poderosa mano de Dios, toca su manto y recibe tu milagro.

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1 Samuel 17:41-47 Siendo entrenados por Dios.

Siendo entrenados por Dios es la mejor manera de pelear todas nuestras batallas, confiados que tenemos el mejor de los maestros. David lo tuvo.

41 Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero delante de él.

42 Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer.

43 Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus dioses.

44 Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo.

David sabia quien lo respaldaba.

45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.

46 Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.

47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.

Cuando leemos este pasaje podemos imaginarnos a un David, jovencito, de mediano porte y de hermoso parecer según se nos cuenta, y podemos imaginar a un Goliat que ya su aspecto intimidaba.

Dios nos entrena para enfrentar todos los retos.

Como es que este pequeño joven se había atrevido a ofrecerse a ir a pelear con este filisteo que prometía derrotar a quien se pusiera adelante?

Que me responderías si te preguntara cual es el gigante que tienes delante de ti hoy que te intimida y al que crees que no puedes vencer?

Si leemos la historia completa de cómo David derrota a Goliat, vemos que antes de este enfrentamiento él debe ir y convencer al rey Saúl, que le permita enfrentarse a él.

Siendo entrenados por Dios.

Allí David le expone que él se ha dedicado desde siempre a cuidar las ovejas de su padre, y que por las noches cuando los leones, o los osos han querido llevarse a alguna de sus ovejas, el mismo las ha rescatado de sus fauces y ha acabado con estas fieras con sus propias manos.

Es que cuando Dios quiere prepararnos para gigantes grandes, primero nos va entrenando con pruebas de menor porte.

El Señor había preparado a David en esas noches, así como nos prepara a cada uno de nosotros para pelear contra nuestros gigantes, en la enseñanza de la vida diaria cuando nos encontramos librando batallas cotidianas.

Pero David no peleaba solo, y no peleaba en sus fuerzas. Dios peleaba por él.

A lo largo de la vida todos pasamos por diferentes pruebas en las cuales, cuando peleamos solos terminamos cansados o heridos, pero cuando peleamos en el espíritu, la victoria es nuestra.

David le dijo “tu vienes a mí con espada y jabalina, pero yo vengo a ti en nombre de Jehová de los ejércitos, la batalla es de Él y Él te entregara en mi mano”

El sabía que así como había derrotado a las fieras del campo, del mismo modo Dios estaba delante de él como un escudo y derrotaría al enemigo.

La palabra de Dios,espada del espíritu.

Si tú te encuentras delante de un gigante, toma la armadura de la fe, y pon al Señor como escudo, ora, y Dios te librara de la mano del enemigo.

No pelees solo, ve a la batalla de la mano de tu Dios.

Conclusión:

Tenemos un guía que nos enseña y nos entrena y es el Espíritu Santo, aprende a oírlo.

El Espíritu Santo es quien nos va guiando día a día y en cada prueba que se nos presenta, si aprendemos a oírlo, como lo hacen los jugadores de un equipo de futbol que oyen y se dejan guiar por su entrenador, del mismo modo nosotros tenemos al mejor.

Y corremos con una gran ventaja, Cristo ya conquisto la victoria para nosotros, o sea que solo tenemos que arrebatarla, vamos a la batalla sabiendo de antemano que ya está ganada para nosotros.

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Éxodo 16:2-15 Dios nos provee cada día.

Dios nos provee y eso es algo que veremos en este pasaje de Éxodo.

2” Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto;

y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.

El no nos abandona a nuestra suerte.

Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no.

Mas en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día.

Entonces dijeron Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel: En la tarde sabréis que Jehová os ha sacado de la tierra de Egipto

En el desierto Dios provee

Israel había salido de la esclavitud de Egipto siguiendo a Moisés quien los estaba guiando hacia una tierra nueva,  habían visto delante de ellos el poder de Dios abriendo el Mar por donde pudieron pasar.

Y llegaron al desierto donde a veces todos llegamos en momentos de transición y cambios, donde a veces la incertidumbre de lo que tenemos adelante nos hace tambalear.

Vivimos momentos mundiales a través de esta pandemia del Covid, que nos plantan en un lugar de cambios, donde todo como lo vivíamos antes ya no puede ser igual y tenemos por delante una nueva normalidad.

Así se encontraba Israel, en un momento de cambio, donde acababan de ser libres de la tiranía y la esclavitud de Egipto, pero aun así la queja venía a ellos.

No vuelvas atrás.

De pronto se encontraron añorando lo de atrás, porque lo veían más seguro a pesar de la libertad obtenida.

Y cuantas veces como cristianos, en este camino donde aprendemos a andar por fe y no por vista, nos hemos desanimado y hemos dicho “si yo volviera a hacer aquello que hacía antes, entonces ganaría dinero o tendría alguna seguridad”

Pero hay seguridades que son falsas seguridades y solo nos suplen el momento y luego nos dejan un vacío imposible de llenar.

Dios nos provee.

La misericordia de Dios es tan grande, a pesar de nuestras quejas o de nuestras fallas Él nos entiende y siempre Dios nos provee.

En el caso de Israel, mientras ese pueblo estaba en ese desierto, Moisés fue a hablar con El Señor como siempre lo hacía, y Dios le dice que iba a proveer alimento del cielo cada día.

Y así lo hizo por cuarenta años mientras ellos habitaron ese desierto.

Creo que si el corazón de Israel hubiera sido más dócil y enseñable, hubieran salido de allí mucho tiempo antes, pero aun así, en su gran misericordia Dios les provee para cada día su alimento a través del Maná.

Mana es una palabra que viene de la expresión de los Israelitas cuando se levantan esa mañana y ven luego de que la capa de roció se evaporara, ese alimento del cielo y ellos utilizan la palabra “Man Hu” que significa “que es esto?”.

Dios provee, nunca te faltará lo que necesites.

Durante esos cuarenta años Dios les provee y dice que cada día ellos debían salir y recoger su alimento, te invito a leer el capítulo completo en tu biblia, pero esto era algo de cada día, por lo que no podían acumular para que no se pudriera.

Y podríamos relacionar esto con lo que todos los días debemos nosotros estar buscando de Dios, su búsqueda es para cada día, todos los días acércate al trono de la gracia para buscar su presencia y su favor.

Dios nos provee en toda circunstancia, El no abandona a sus hijos a su suerte.

Su enorme misericordia nos abraza y nos da la seguridad basada en la confianza y en la fe hacia Él.

El ejercicio de la Fe es algo diario, como cristianos debemos aprender a revestirnos del escudo de la fe.

Como dice Efesios 6:16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”.

Conclusión:

Si te encuentras atravesando un desierto toma el escudo de la fe, y no temas, cree porque El mismo Dios que alimento a su pueblo en ese desierto.

Es el mismo Dios, que abrió el mar en dos, y es el mismo que hoy está vivo y aquí para ayudarte.

Dios nos sostiene de nuestra mano derecha dice su palabra, e imagínate que Su mano es poderosa y tiene el mismo poder ayer, hoy y por los siglos.

No temas al cambio, que no te tiente el enemigo con volver atrás, la bendición esta delante de ti, no detrás.

A pesar de lo que vean tus ojos o te diga el enemigo, pelea la buena batalla y déjate enseñar por Dios en el desierto y cree que en ese desierto, El está contigo.

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Efesios 6:12-17. Ejercito de Dios

Ejercito de Dios, eso somos, y aquellos que somos llamados a su camino somos soldados de Cristo.

12 “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes

14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,

15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”

La mejor armadura es la de su palabra

Somos el ejército de Dios, eso somos tu y yo.

Para ganar en medio de una guerrahay que saber cuál es nuestro enemigo y prepararse para dar batalla.

El apóstol Pablo nos enseña a través de esta carta a la iglesia de Éfeso, como debemos batallar y cuál es el verdadero enemigo de nuestras vidas.

Tu enemigo no es tu familia, ni tu esposo o esposa, ni tus hijos, y tampoco tus compañeros de trabajo.

Nuestros verdaderos enemigos son espirituales, y nuestra lucha no es contra carne o sangre sino que nuestra lucha es espiritual.

Las batallas espirituales se ganan en el espíritu.

Pero tenemos buenas noticias, la victoria fue ganada por Cristo en la cruz del Calvario, solo debemos alcanzar la bendición para nuestra vida.

Santiago 4:7 dice” Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros”.

Son 2 pasos, que nos dice Santiago que es muy importante, Someterse a Dios, y luego de eso, resistir al diablo. Y la consecuencia de estas dos acciones, será que huira de nosotros.

Es palabra de Dios, es instrucción para nuestra vida.

Así como nos levantamos a la mañana, desayunamos y nos vestimos, del mismo modo, no podemos salir a la calle sin habernos llenado y vestido de la armadura de Dios.

La armadura de Dios no es una armadura como la que usaban los antiguos soldados, sino que se está refiriendo a la armadura de la fe y su palabra.

La Palabra de Dios es la Espada del Espíritu

Cuando nos vestimos con toda la armadura de Dios, nos tomamos de la verdad, de la justicia, nos tomamos del evangelio, ponemos el escudo de la fe por delante, y tomamos Su palabra que es la espada del espíritu, entonces, no hay hueste espiritual que pueda hacernos frente.

Pelee sus batallas en el espíritu y no con su carne.

El creyente pelea primero de rodillas, y se levanta con la autoridad de Cristo sobre su vida, que le da el poder para vencer cualquier embate del enemigo.

Si hay miseria en tu hogar, si hay contienda o división, si hay tristeza o si te sientes abatido, vístete con la armadura de Dios y toma autoridad en el nombre de Jesús.

No pelees con tus fuerzas porque pronto te cansaras, pelea en el espíritu y Dios es quien ganara la batalla por ti.

Esta es una promesa de Dios para su pueblo. Él es Jehová de los ejércitos, y nosotros somos su ejército en la tierra.

Un soldado no se la pasa durmiendo, y muchas veces las cosas no son fáciles, pero un soldado da pelea.

Que el enemigo no te encuentre dormido, sino despierto en el espíritu y peleando la buena batalla.

Que bendición saber que peleamos una batalla que ya fue ganada, el enemigo alardea de poder pisotearnos pero, si tomamos conciencia de que la victoria nos pertenece y aprendemos a pelear con las armas espirituales que tenemos, la victoria ya la tenemos.

Conclusión:

Echa fuera el temor, la división en tu casa o la apatía.

Levántate y vístete con la armadura que es tuya, y derrota a tu enemigo.

Cuando el ve que te pones de rodillas y buscas la presencia del Dios vivo, cuando ve que te sometes a su Señorío y lo resistes no le queda otra más que huir de ti.

Es promesa de Dios para tu vida.

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