Aliento de vida soplo el Señor sobre Adán en la creación, y aun hoy sopla aliento de vida sobre nosotros por el Espíritu Santo.
4 Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos,
5 y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra,
6 sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra.
7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
Somos Cuerpo, Alma y Espíritu.
El ser humano está compuesto por esas tres cosas, cuerpo, alma y espíritu, un cuerpo por sí mismo no puede hacer nada.
En este pasaje de Génesis nos describe como fue creado el hombre, del polvo de la tierra, pero sin el aliento de Dios, ese ser humano yacía inerte en el suelo.
El Señor soplo en la nariz de aquel cuerpo formado que yacía tendido a la espera de la vida, esa vida entro con el soplo de nuestro Dios.
Cuando decimos que esa vida entro, entendemos que el alma y el espíritu entraron y convirtieron a ese hombre en un ser viviente.
Hecho a imagen y semejanza de Dios Padre, y en eso nos diferenciamos de los animales que tienen un alma pero carecen del espíritu que nos hace ser semejantes a Dios.
Y no por ser semejantes somos “dioses”, sino creacion de Dios, dependientes de El.
Somos creados por el único Dios, que nos dio semejanza a Él, y que dependemos total y absolutamente de Dios, la vida entra cuando El sopla aliento de vida sobre nosotros.
Me gustaría hablar hoy acerca del Espíritu Santo, ese que cuando viene a nuestra vida, entonces nos hace revivir y todo lo muerto, y todo lo que estaba en oscuridad nace de nuevo.
Cuando el hombre peco, hubo un quiebre, una separación y el Espíritu Santo se fue, porque el Espíritu Santo no puede convivir con el pecado.
Por el pecado, tenían condiciones para que el Espíritu Santo fluyera.
Por lo tanto, toda aquella relación íntima y plena con Dios se había cortado, estaba rota, y luego vino mucho tiempo donde el Espíritu Santo, que es quien alimenta nuestra vida espiritual, venia en forma momentánea sobre algunas personas y siempre de modo condicionado.
Por ejemplo, Sansón, estaba condicionado a su cabello, con Abraham el Espíritu Santo se movía a través de sacrificios y muchos personajes que podríamos describir, pero ninguno de ellos podían gozar del Espíritu Santo como un regalo sino bajo ciertas condiciones.
Pero yendo mucho más adelante, al evangelio de Juan 20:19-22, nos encontramos con algo muy curioso luego de la resurrección de Jesús.
19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros.
20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.
21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
A través de Jesús lo que estaba quebrado se recompuso.
Cuando Jesús muere en esa cruz, ese quiebre, esa separación de Dios y lejanía del Espíritu Santo queda reconstruida para todos aquellos que aman a Dios y aceptan a Jesús.
Jesús soplo sobre sus discípulos y les dijo reciban al Espíritu Santo.
Mucho más adelante en el libro de los Hechos podemos encontrar como los discípulos, estaban reunidos y entonces el Espíritu descendió y algunos hablaban en otras lenguas y los que en algún momento eran cobardes como Pedro comenzaron a predicar.
Es que cuando el Espíritu Santo desciende sobre el ser humano, cuando Dios sopla aliento de vida todo lo que estaba muerto resucita.
Quizá puedes ver a tus costados y ves el mundo, y no todos tienen el Espíritu Santo, como te dije somos, cuerpo, alma y espíritu, pero solo cuando el Espíritu Santo toca nuestra alma es cuando recibimos la verdadera vida
Jesús murió en esa cruz para que seas redimido, perdonado y limpio de todo pecado y para que puedas tener otra vez la cercanía que fue ideada por Dios en el principio.
Acércate a recibir aliento de vida.
Solo tienes que acercarte a Jesús y entregarle tu vida si es que nunca lo hiciste para que tu alma sea renovada y para que ese mismo Espíritu que levanto a Jesús de entre los muertos, entre en tu vida.
Tú puedes tener dentro de ti, ese soplo de Dios, que es el que te infundirá fuerzas nuevas, un renuevo de tu alma.
Quizá no cambie la situación exterior, porque todos estamos en un mundo conflictivo, pero tu interior cambiara y cuando eso pasa, fuerzas nuevas vienen.
Como Pedro que es el claro ejemplo de lo que sucede cuando el Espíritu de Dios nos empodera.
El que negó a Jesús, lleno de temor, es el mismo que se levanta a predicar y ya no se esconde, sino que grita que Jesús es el Señor.
Es el mismo Espíritu que le dio valentía a Esteban, el primer mártir cristiano, que aunque lo estaban apedreando no dejo de alabar a Jesús.
No importando la circunstancia que estaba viviendo, sabía que su vida o su muerte estaba en manos de su creador.
Conclusión:
Mira hoy al cielo, decídete a cambiar, llenate de Él, es tan fácil como invocar el nombre de Jesús,pedirle perdón y el Señor en su misericordia soplara aliento de vida en ti.
Y si tú eres ya cristiano, pero te has enfriado o alejado, acércate al fuego de Dios, y rinde tu corazón para que el Espíritu Santo te llene nuevamente y lo que estaba apagado se encienda hoy nuevamente.
La misericordia de Dios esta intacta, y te abraza, dile conmigo:
“Señor Jesús, perdóname, límpiame, sopla aliento de vida en mi para que lo que estaba muerto, resucite, me pongo en tus manos, en el nombre de Jesús, Amen”.